Andrea Frigerio: "No me gusta el clima de tensión que se vive en Argentina

Andrea Frigerio:

"Me angustia no poder dejarles a mis hijos y nietos un mejor país del que recibí yo", dice esta consagrada modelo, actriz, conductora y empresaria, en una charla con Infobae en la que habla de los celos, las drogas, de su adolescencia durante la dictadura y de la actualidad

¿En qué momento te diste cuenta de lo linda que sos?

Vengo de una familia donde el tema de la belleza no era cotidiano. Se subrayaban otros temas, que tenían más que ver con la parte humana o el desarrollo intelectual. Me enteré por el afuera, porque mis compañeros de colegio me lo decían, pero para mí no era un valor.

-¿Cuesta más cuando se es linda demostrar que además se es inteligente, trabajadora y otro montón de cosas?

Jamás me hice cargo de la mirada ajena. Soy y trato de ser lo mejor que puedo. La competencia la tengo conmigo misma. Me encanta generar proyectos y cumplirlos. No he tenido mala suerte y no me he sentido estigmatizada en ningún medio, todo lo contrario.

"EL TEATRO ES MUY SACRIFICADO PERO ES MUY MÁGICO LO QUE PASA"

-Antes de que empezáramos la nota me contaste que si tenés que elegir un lugar como actriz, es el teatro. ¿No es también el más sacrificado?

Es súper sacrificado porque es itinerante. Vas a contramano de todo el mundo, de miércoles a domingos estás sobre el escenario de noche, comés tarde, te acostás tarde, estás a destiempo con respecto a la familia. Yo tengo una familia, tengo dos hijos, dos nietos, un marido, muchas hermanas y cuñadas. Hay cumpleaños y festejos permanentemente y soy siempre la que llega tarde, a la que le preparan el plato de comida y me lo dejan reservado. Es un sacrificio, pero de verdad, es muy mágico lo que pasa.

-¿Te arrepentís de algo que hayas hecho profesionalmente?

No, nada, absolutamente. Yo voy por lo que quiero y a veces tengo que hacer cosas que no son exactamente las que me gustan, pero esas me van a dar la posibilidad de hacer otras, así que no.

-Cuando llega una propuesta, ¿de qué depende que la aceptes?

De muchas cosas, de las ganas, del tiempo, de conseguir el consenso de mi familia, de que me guste el libro, de que me guste el elenco, de que me paguen lo que quiero...

-¿La propuesta económica cuánto pesa?

Bastante. Salvo que sea algo que yo esté soñando hace mucho tiempo hacer. A la hora de elegir cómo destinar mi tiempo por supuesto que me importa. De todas maneras, ser una artista hoy en Argentina no significa tener grandes entradas de plata. Uno no se hace millonario si hace una obra de teatro.

-El imaginario colectivo fantasea que si alguien sale en la tele, gana muchísimo dinero. ¿No es así?

No. Hay algunos que sí, que tienen esa suerte y que han trabajado y han tenido mucho éxito, pero son los menos. Todos los demás trabajamos muchísimo para ganar lo mismo que gana un gerente de una empresa.

"EL CINE ERA UN ESPACIO QUE SE ME NEGABA; SE HABÍA HECHO DESEAR"

-Hiciste tu primera experiencia en cine con Pasaje de vida, que ya se estrenó. Después vino Ciudadano ilustre y en breve empezás a filmar Rosa azul.

Era un espacio que se me negaba muchísimo. Había tenido muchas propuestas, pero por una cuestión o por otra se caían... Se había hecho desear.

-¿Te sentiste cómoda?

Muchísimo. Me han tocado directores increíbles. Diego Corsini en Pasaje de vida me confesó después de haberme visto que se sorprendió porque no sabía que iba a poder dar el tono dramático que di. Contar ese cuento me encantó, porque es parte de la historia argentina.

-Para quien no la haya visto, expliquemos que tiene que ver con la dictadura y toca el vínculo de los padres con los hijos.

Me impactó muchísimo, porque es una historia contada desde el lado de los jóvenes que, románticamente, se entregaban a la lucha por sus ideales y después se veían atrapados por otros intereses que nada tenían que ver con sus ideales y terminaron mal.

-Tu adolescencia durante esa época, ¿cómo fue?

Yo estudiaba en un colegio de monjas y si bien tengo un padre que está al tanto de los hechos políticos, es un señor muy informado, pero jamás ha traído cuestiones políticas a la mesa familiar. Sí nos ha inculcado leer el diario y estar al tanto de la coyuntura. En esa época yo iba al colegio y, más que lo que se conversaba a lo lejos, no tenía mucha idea de lo que estaba pasando. Después entré a la Universidad de Buenos Aires y estaba bastante politizada. Ya en ese momento estaban los militares, pero había como movimientos subterráneos y mi padre me acuerdo que me insistía muchísimo: "Andrea, vos vas a la facultad a estudiar, si se te acercan y quieren conversar con vos de otros temas que no sean los temas académicos, te pido por favor...". Y yo le hacía caso.

-¿Qué mirada tenés de la política de derechos humanos del Gobierno?

Han hecho un trabajo interesante en ese aspecto. Se han ocupado de generar espacios para que mucha gente que estaba relegada o se sentía fuera del sistema tenga presencia, voz y voto.

"EL ESTADO DE BIENESTAR QUE DEBERÍA PROPORCIONAR LA DIRIGENCIA NO ESTÁ SIENDO TAL"

 

-¿Y en otros aspectos?

En muchos otros aspectos tengo muchas cosas con las que no estoy de acuerdo. Soy una ciudadana argentina que no integra ningún partido. Tengo la libertad de poder opinar, porque pago mis impuestos, porque trabajo, porque soy honesta, porque tengo una familia que también tiene un ritmo de vida fuera de la política, pero que ejerce como ciudadana. Siento que en los últimos cuatro años la economía del país ha declinado muchísimo. Se vive un clima de tensión en la calle entre la gente, el Estado de bienestar que debería proporcionar la dirigencia no está siendo tal. Hay un clima enrarecido, gente que se enfrenta en las mismas familias, entre amigos. No me gusta lo que se vive en general respecto de los antagonismos y de los enfrentamientos que se ven, no solo en los medios de comunicación, sino también en temas cotidianos. No me gusta el clima que se vive en Argentina y creo que eso viene por derrame. Cuando en las altas esferas se propone una vida de combate permanente, la gente recoge el guante y combate. "Siembra viento y recogerás tempestades".

-En esta costumbre que te ha inculcado tu papá de leer el diario todos los días, ¿qué es lo que más te enoja o te angustia?

Como no manejo la economía ni ninguna otra cuestión y no puedo torcer el destino, lo que más me angustia es no poder dejarles a mis hijos y a mis nietos un mejor país del que recibí yo, que tampoco fue gran cosa. Siempre tuve muchas ilusiones, y las voy a seguir teniendo, de ver una Argentina grande, una Argentina que pueda desarrollar su potencial. Tenemos un país riquísimo, con gente extraordinaria en todos los aspectos y en todos los rubros. Pero hay algo que está fallando, y no llegamos a poder ver cumplido el sueño. Yo aposté siempre. Aposté con la democracia. Siempre creí. Soy el argentino medio, al que le pasaron todas las cosas. Me he sentido defraudada muchas veces, en este último tiempo y antes también.

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