Francisco Durañona y Carlos Regazzoni están en veredas políticas opuestas pero mantienen con buena salud una amistad de décadas. Los secretos para no caer en la trampa de la grieta.
A Francisco Durañona, senador bonaerense y dos veces intendente de San Antonio de Areco, se lo suele tildar de “ultra K”. Carlos Regazzoni es dirigente del PRO y ocupó un sillón clave -la dirección del PAMI- durante el gobierno de Macri. Ambos cultivan una amistad sincera y llena de anécdotas, y cuentan cómo la sostienen en tiempos de grieta y odio.
Regazzoni y Durañona se saludan con gestos efusivos y no demoran un minuto en ponerse al día, mientras se ultiman los detalles técnicos de la charla con INFOCIELO a través de la plataforma Zoom. “Somos amigos, confirmadísimo”, dirá Regazzoni apenas comience la charla. Durañona admitirá más: “amigos de muchas aventuras inolvidables”.
Para Durañona, Regazzoni es “el Tano” y “un señor”, compañero de aventuras que incluyen la puesta en marcha de una unidad básica que rescataba el nombre de Evita cuando no estaba de moda. “Lo quiero muchísimo y lo admiro profundamente; además de ser uno de los mejores profesionales de la medicina, es muy generoso y, a pesar de sus responsabilidades, que han sido muy grandes, nunca dejó de ser un militante y un amigo”, asegura, emocionado.
Para Regazzoni, Durañona es “Paco”, un “doctorazo del derecho” y un “toro salvaje”, el socio ideal para montar una sala de teatro, con cantina incluida, en los viejos talleres que su padre, artista de renombre internacional, abandonaba cuando pasaba temporadas en Europa. “En medio de discusiones que eran disparates, Paco se ponía a hablar de la constitucion como un verdadero hijo de esta tierra”, recuerda.
El vínculo entre ambos data de varias décadas y se originó en amistades en común y cercanías familiares, en Temperley, zona sur del Gran Buenos Aires. Más tarde se infló con aires porteños, en los tiempos en los que se forjaban ideas políticas que perduran, y que propiciaron algunas aventuras memorables. De esa época data la militancia en común dentro de una agrupación que podría ser el germen de “Arraigo”, el proyecto político de Durañona, y que se llamaba “Horizonte Federal”.
En tiempos de grieta, en los que el “otro” puede llevar la propia sangre, mantener una amistad viva y con buena salud puede llegar a ser un desafío. Sobran testimonios de familias o grupos de amigos divididos por opiniones políticas. Para Paco y para el Tano, esto es impensable. “Yo lo veo como un grave error de la Argentina; nuestra idea política uno es que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, opina Regazzoni.
La mirada es compartida por Durañona y encuentra una síntesis en la frase “nos conmueve la gente que dio todo por su pais”. “Nos hemos cruzado sin saberlo en programas de televisión, nos dirvertimos muchisimo, salimos airosos incluso dando alguna discusion, pero es tan fuerte la amistad que nos une y las miradas que compartimos que nunca debimos hablalo previamente”, agrega Paco.
¿Será la seguridad que da el cariño? ¿La “impunidad” que ofrece saber que de lotro lado hay una amistad incondicional? Es eso y un poco más. “Hemos podido del modo discutir muy fuertemente cuestiones políticas (…) la propia discusión que se da cuando tomaste unos vinos, hay confianza de muchos años y te permitís expresarte; pero jamás hemos tenido una situación que haya generado un distanciamiento o una ruptura”, dice Durañona.
También el humor es una clave. “Nos reimos incansablemente, ha sido un hábito construir esto, parte de muchos años de discusión política”, agrega.
Regazzoni remata con una razón filosófica muy argentina: “La mirada de tu amigo te está enseñanado. Tu amigo te ayuda a ver otra faceta y eso es crecimiento”, opina. Es que, en definitiva, asegura, “la amistad es sagrada: sino estamos con los amigos por encima de todo no estamos con nadie”.
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