Hacen cálculos para ver cuántos congresales tiene cada sector; temen un escándalo político
"Muchachos, ¿estamos seguros de a quién responden los congresales?", sembró la duda el histórico Hugo Curto, ex intendente de Tres de Febrero, anteanoche, antes de que se desencadenara una acalorada discusión en la sede del PJ. Pragmático, llevó a los dirigentes bonaerenses al terreno fino de la matemática. Y expuso una preocupación compartida: a qué tropa reportan los más de 900 "soldados" convocados para el encuentro en Obras Sanitarias, primer paso hacia a la renovación de la jefatura del peronismo.
Entre tanta división y desconfianzas mutuas, el sondeo al que se lanzaron gobernadores, intendentes y referentes K no es menor. Con sólo un tercio alcanza para sesionar y aprobar el temario -la conformación de la junta electoral y la reforma de la carta orgánica- pero algunos temen que, sin acuerdo previo, la reunión termine en una puja por imponerse o, directamente, en escándalo.
¿Cuál es la importancia del congreso partidario del próximo miércoles? Ninguna en lo formal, ya que la presentación de listas es en abril y la elección interna está convocada para mayo, pero es el puntapié inicial para poner en marcha el proceso de recambio del sello, que está bajo amenaza de intervención judicial. Como hecho simbólico, en cambio, será una prueba de fuego para peronistas tradicionales y cristinistas estar bajo un mismo techo discutiendo sobre lo que viene.
Si bien ninguno de los sectores quiere embarcarse en una elección interna con varios candidatos, el dilema es acordar una lista de consenso que conforme a todos. La carta favorita, por ahora, es José Luis Gioja, un cacique que fue gobernador, senador y ahora diputado, y pactó la paz con La Cámpora. Ese hecho quedó plasmado en que, a diferencia de un grupo que se escindió del bloque del Frente para la Victoria, él permaneció.
Ayer, en una cita con el gremio de Smata, los peronistas "rebeldes" al liderazgo de Cristina Kirchner se juntaron para cerrar una estrategia conjunta. Allí estuvo el anfitrión, Omar Romero, del sindicato de mecánicos y jefe de la flamante bancada justicialista, y un puñado de mandatarios; entre ellos, el salteño Juan Manuel Urtubey y el riojano Sergio Casas. Diego Bossio, que fue principal blanco de los dardos kirchneristas, activó la convocatoria, a la que se incorporó José "Pepe" Scioli, hermano del ex candidato presidencial.
La evaluación de ese grupo pasaba por la conveniencia de ir o no a un congreso donde podría haber agresiones por haber promovido la ruptura legislativa. Se comprometieron a ir, pedirán que nada se defina por "imposición" y promoverán llenar casilleros con dirigentes de "trayectoria".
En otras orillas, se olfateaba paranoia: "¿Y si están contando los porotos para un Plan B?", se preguntó un kirchnerista bonaerense que sospecha, sin datos, de charlas por lo bajo de ese pelotón "rupturista" con Sergio Massa. El tigrense ya avisó que no se meterá en la pelea por el PJ, pero algunos aliados, como José Manuel de la Sota, cuentan con cierta estructura. De hecho, de un centenar de congresales cordobeses, unos 85 le responden. El ex gobernador es, además, cercano al mandatario pampeano Carlos Verna, también con peso en la interna partidaria.
Para peor, el ex presidente Eduardo Duhalde presentaría hoy un documento ante la Cámara Nacional Electoral para reclamar que el partido se "abstenga" de avanzar en la reorganización.
Comentá la nota