Un complejo presente vive el Municipio de San Vicente. Una crisis heredada y que se profundiza con las nuevas autoriades.
Por Mariana Correa
Mauricio Gómez inició su mandato municipal en San Vicente con obstáculos que adjudicó a la “pesada herencia” del gobierno de Daniel Di Sabatino, a quien derrotó en las elecciones de 2015. En gran parte, esa afirmación es cierta; sin embargo, hoy debe afrontar conflictos que exceden consecuencias de administraciones anteriores, con el agravante de que Cambiemos tiene minoría en el Concejo Deliberante.
Entre las dificultades que atraviesa en este momento el gobierno local están las protestas constantes de los vecinos, por un lado para que interceda ante la empresa Edesur por los reiterados cortes de energía eléctrica, y por otro lado para que avance en la concreción de obras públicas.
En cuanto al servicio eléctrico, se trata de un problema que aún no se resuelve, pese a haber recibido el Municipio de parte de Nación (a través del ex ministro Julio De Vido) un subsidio de 289 millones de pesos para la realización de 14 obras del plan “Más Cerca Eléctrico” que incluyen ampliación de las redes, cambios de cableados de media tensión, entre otras. A eso se suma la muchas veces anunciada Subestación Eléctrica, que aún no se inició.
El 21 de febrero último hubo en San Vicente una tormenta de viento que voló techos, derribó ramas, postes de luz de madera que tenían la base podrida y cables viejísimos. Lo que se dejó nuevamente al descubierto con un hecho natural de este tipo fue que la compañía no hizo inversiones en el distrito ni siquiera cuando estaba subsidiada, y que ahora tampoco las hace aunque se beneficie con subas de tarifas exorbitantes.
Aquí está, en parte, la respuesta de por qué miles de vecinos de las tres localidades del distrito (San Vicente, Alejandro Korn y Domselaar) se quedan sin suministro durante varios días en reiteradas oportunidades y, en consecuencia, también sin agua corriente, porque de la energía eléctrica depende que funcionen las bombas.
En ese marco, los cortes de calles y vías fueron en los últimos días una postal común, complejizada por las altas temperaturas, electrodomésticos rotos, mercadería perecedera descartada y enojos de vecinos contra vecinos por las complicaciones al querer circular.
Si bien los vecinos saben que la responsable directa es Edesur, también apuntan a la quietud del Municipio al no intervenir concretamente. Otros municipios de la región ya accionaron judicialmente contra la empresa, como Lanús, Lomas de Zamora, Almirante Brown o Esteban Echeverría. El sanvicentino, en cambio, se limitó a aplicarle multas el año pasado que no superaban los cuatro mil pesos y a convocar a una conferencia de prensa el viernes último para enumerar los trabajos en proceso y los planificados.
Al respecto, el concejal del bloque Progresista, Carlos Laguzzi, opinó que el Municipio “es muy tibio o ingenuo, no se puede apostar a que de una buena relación con Edesur se obtendrá un cambio en la calidad del servicio eléctrico”, y sostuvo que la empresa “debe tener controles, debe tener sanciones, y obviamente dentro de un marco de una respetuosa relación”. También indicó que Edesur, “como toda empresa capitalista, tiene un objetivo de máximo, que es obtener la mayor ganancia en el menor tiempo posible, además de que existen registros de que fugó divisas”.
Más duro con el Ejecutivo municipal, el ex intendente y actual presidente del PJ local, Daniel Di Sabatino, argumentó: “Esto que está pasando hoy en San Vicente habría sido mucho menor si hubiera continuado en tiempo y forma con la obra que nosotros empezamos y que ellos ahora continúan, nada más que para hacer un 30 o un 40 por ciento menos de cosas porque los valores han cambiado sustancialmente”. Lo cierto es que con su gobierno tampoco hubo avances.
¿Obras y servicios?
Por otra parte, además de la presión que recibe la Comuna en materia eléctrica, están las quejas por la escasez (o falta) de obras y servicios públicos: recolección de residuos, atención en el hospital municipal Ramón Carrillo, refacción y equipamiento de escuelas, construcción de aulas, limpieza de la Laguna del Ojo, mejoramiento de calles, arreglo y colocación de más luminarias, control del tránsito, la dificultad de los productores locales y de los chicos que asisten a escuelas rurales para transitar por los caminos de esa zona, que se encuentran en estado deplorable.
En este sentido, quienes dicen sentirse más relegados son los vecinos de Domselaar, debido a que, por lo general, cuando hay trabajos, se realizan en barrios de San Vicente y Alejandro Korn, que registran un gran crecimiento poblacional.
Esta tarea, en un principio fue difícil concretar a causa de la escasez de máquinas viales, que se hallaron todas rotas y abandonadas por descuido del disabatinismo. Pronto el Municipio comunicó que se estaban reparando y luego empezó a recibir algunas nuevas. Sin embargo, ya pasó más de un año de gestión, y los trabajos y servicios que generan mayor calidad de vida aún no se llevan a cabo. Las ordenanzas aprobadas que así lo establecen están a la espera de su aplicación.
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