El español, que la semana próxima jugará el Argentina Open, perdió en semis con síntomas de calambres. Le ganó el italiano Fognini, que hoy definirá el torneo con Ferrer.
Hubo sorpresa ayer en tierras cariocas y el Abierto de Río Janeiro (1.548.755 dólares; polvo de ladrillo) tendrá un nuevo campeón. El español Rafael Nadal, máximo favorito, no podrá defender hoy el título del torneo brasileño luego de perder por 1-6, 6-2 y 7-5 ante el italiano Fabio Fognini (4°) en uno de los duelos de las semifinales. Pero no sólo la chance de volver a levantar el trofeo perdió el mallorquín. Porque desde mañana dejará de ser el tercero del mundo -lo superará el escocés Andy Murray- y se ubicará, por primera vez desde agosto de 2013, fuera del top 3.
Nadie esperaba semejante desenlace después del primer set en el que Nadal dominó el juego a su antojo. Pero al perdedor le faltó regularidad desde el 2-0 y Fognini aprovechó los baches en el juego de su rival para nivelar el encuentro y llevarse el segundo parcial.
En un último set parejo, con muchos altibajos en el juego de los dos, Nadal pareció luchar además con algunos problemas físicos. Es que cuando sacó en el segundo match point, hizo gestos de estar acalambrado. Sin embargo, logró ganar el punto. Aunque le duró poco la alegría porque Fognini no dejó pasar otra oportunidad y selló la sorpresiva victoria en la tercera chance que tuvo.
El ganador -que en cuartos había vencido por 6-4, 6-7 (10-12) y 7-6 (11-9) a Federico Delbonis- buscará el título ante David Ferrer (2°), que derrotó por 7-5 y 6-1 al austríaco Andreas Haider Maurer.
Para Nadal fue la 25ª derrota de su carrera sobre polvo de ladrillo, una superficie en la que es el jugador con el mejor record de triunfos y derrotas (318-25). La última vez que había perdido un partido en canchas lentas había sido en mayo en la final del Masters 1000 de Roma ante el serbio Novak Djokovic.
Tal vez le pasó factura el cansancio por el duelo de cuartos del viernes ante el uruguayo Pablo Cuevas, que ganó por 4-6, 7-5 y 6-0 y que terminó cerca de las 3.30. Lo cierto es que en la cancha no se vio la mejor versión de Nadal. Y eso encendió el alerta en Buenos Aires -¿cuántas velas habrá encendido Martín Jaite, director del Abierto de Argentina, mirando el partido por TV?-, que espera disfrutar al crack en todo su esplendor.
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