Los mercados se mantienen optimistas a pesar de la fuerte resistencia política que enfrenta el Gobierno. La reactivación económica pasó a ser clave para la estrategia de Milei, pero podría demorarse, al igual que el desarme del cepo cambiario.
Por: Pablo Wende.
Con la inflación en baja, el dólar tranquilo y la fuerte acumulación de reservas del Banco Central, la preocupación ahora pasó a ser la evolución de la actividad económica. Javier Milei volvió ayer a pedir “paciencia” ante una situación crítica, que incluye un durísimo golpe a los ingresos de las familias, junto a un derrumbe de las ventas y de la producción industrial.
Quienes hablaban hace un mes de una recuperación con forma de “V” ahora reconocen que lo más probable es que esto no ocurra. El motivo principal es que aún no se ha tocado fondo. Pero además todo indica que el despegue tardará bastante en suceder. En el mejor de los casos, el Gobierno podría aspirar a una mejora parecida a una “U”, es decir que no será tan fácil para la economía salir del piso de la crisis para comenzar la recuperación.
La mejor opción para el Gobierno en este caso es que la economía toque fondo entre mayo y junio para apostar una mejora más visible para el público en el segundo semestre. Algo parecido le había sucedido a Mauricio Macri. Cuando empezó a gobernar se encontró con una economía en franco declive, también en el medio de un fuerte salto de la inflación ante la necesidad de recomponer las tarifas y un salto inicial del dólar tras la salida del cepo.
La mayoría de los analistas coincide que el bajón económico fue mucho más duro del que vaticinaban cuando asumió Milei. Los salarios perdieron más de 20% en un trimestre y volvieron a niveles del año 2004. La caída de ventas en muchos rubros remite a los peores momentos de la pandemia y el crédito cayó a mínimos históricos.
El bajón económico fue mucho mayor al que se pronosticaba para el primer trimestre del año y condiciona una recuperación más vigorosa. La economía todavía no tocó fondo y el Gobierno deberá explicar las causas de un posible repunte inflacionario en marzo, que aumentaría la impaciencia de la sociedad
A pesar de este contexto negativo, los sondeos de opinión muestran que la gente está más optimista respecto al futuro de la economía. Cerca de la mitad opina que la actividad mejorará en los próximos seis meses, aún cuando la mayoría reconoce estar peor.
Inflación en descenso
La baja de la inflación a 13,2% marcó una tendencia favorable en la estrategia del Gobierno, pero al mismo tiempo marcó también un desafío. Es probable que en marzo se detenga la baja, porque las estimaciones indican que podría ubicarse en un rango de 13% a 15 por ciento. Pero aún así lo más probable es que se retome el descenso a partir de abril. Incluso no sería una locura que ya a partir del mes próximo la inflación vuelva a niveles de un dígito mensual.
Los ingresos quedaron muy lejos del avance de los precios REUTERS/Agustin Marcarian
Los mercados siguen en modo confianza y no se vieron afectados por un nuevo revés político que sufrió el Gobierno, esta vez por la decisión del Senado de frenar el DNU de fin de año. Los bonos continuaron en alza, al igual que las acciones que cotizan en Wall Street, mientras que los dólares financieros apenas se movieron.
Los inversores siguen privilegiando casi exclusivamente los números fiscales. No fue casualidad que Luis “Toto” Caputo haya adelantado que febrero también terminó con superávit financiero el día después del traspié legislativo. La del ministro de Economía fue una movida casi idéntica a la de enero, cuando se trabó en el Congreso el tratamiento de la ley Bases.
El ministro de Economía apeló a la misma fórmula que le dio buenos resultados hace poco más de un mes. Ante un nuevo traspié político del Gobierno, en este caso el rechazo del Senado del DNU, “Toto” Caputo adelantó los números del superávit financiero de febrero. Y los mercados respondieron positivamente
En breve arrancarán las discusiones con el FMI para llegar a un nuevo acuerdo. El Presidente reconoció que podrían pedirle al organismo ayuda para juntar los USD 15.000 millones que -según su apreciación- precisaría la Argentina para salir del cepo cambiario.
Estos comentarios generaron ciertas dudas sobre los tiempos que se manejan para levantar las restricciones cambiarias. Tanto Milei como Caputo consideran que es riesgoso hacerlo en las actuales condiciones, porque subsiste el riesgo de una disparada de los dólares financieros.
Mientras tanto, se mantienen prácticamente todas las regulaciones que dejó el anterior Gobierno. Esto incluye que nadie que haya comprado dólares oficiales (en particular los importadores) puede acceder al MEP ni al contado con liquidación.
“Lo lógico sería que lentamente se vayan flexibilizando estas trabas, para que el mercado vuelva a funcionar con cierta normalidad”, indicó uno de los principales ejecutivos de una Alyc. Se trata de una opinión generalizada hoy en el mercado bursátil.
Blend cambiario
El Gobierno tampoco modifica el “blend” para exportadores, por el cual las empresas están autorizadas a liquidar el 20% a través del “contado con liqui”. Esto asegura una mayor oferta de dólares en el mercado financiero y le pone un tope a una eventual disparada del tipo de cambio.
Pese a la estabilidad de los dólares financieros y la caída de la brecha cambiaria, no parece haber mayor apuro ni de Milei ni de Caputo en avanzar con la eliminación del cepo. Lo más probable es que las restricciones se vayan eliminando gradualmente y que el proceso se demore más allá de mediados de año
Eso explica, además, por qué la fuerte baja de tasas que definió el Banco Central tuvo un mínimo impacto en los dólares financieros y mantuvo la brecha en torno al 20 por ciento.
La idea de un rebote rápido se disipa y la expectativa se desplaza hacia el segundo semestre EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo
La principal incógnita a develar es cómo se dará el proceso de reactivación que precisan las empresas, la gente y también el Gobierno para terminar de convalidar el nuevo rumbo. Es casi obligado que este repunte se dé a partir de una recuperación del mercado interno. Ni las exportaciones ni la inversión traccionan lo suficiente como para sacar vigorosamente a la economía de la crisis.
Por supuesto que ayuda y mucho la próxima cosecha gruesa, que ya empezó a generar mayor movimiento en el campo. Esos dólares deberían derramar en los próximos meses tanto en el consumo como en otros sectores como el inmobiliario, histórico refugio de valor.
Pero es la caída de la inflación y la recuperación de los salarios reales lo que daría lugar al inicio de un círculo virtuoso. La baja de la tasas de interés y una recuperación del crédito debería ayudar a complementar esa mejora de la demanda interna.
Romper la “maldición” del segundo semestre es el enorme desafío que enfrenta Milei y es lo que le permitirá fortalecerse políticamente, en medio de un Congreso que resiste con uñas y dientes el cambio.
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