Las Abuelas y el secretario de Derechos Humanos contaron que el hijo de Ana Rubel y Hugo Castro ya conoció a sus familiares. Críticas al jefe de Gobierno porteño.
“Es un milagro que estos bebés que fueron torturados hayan sobrevivido con la integridad de ser herederos de su mamá y papá”, dijo la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, en una conferencia de prensa convocada ayer para dar detalles del encuentro del hijo de Ana Rubel y Hugo Castro, el último nieto en recuperar su identidad. El joven, que nació en la ESMA, fue un bebé prematuro que pesó dos kilos y al que los represores dejaron en el hospital Pedro Elizalde, donde un médico lo anotó como su hijo. “Esto demuestra que los derechos humanos en la Argentina no son un curro, sino que le cambian la calidad de vida todos los días a la gente”, dijo el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, que acompañó a las Abuelas. El funcionario hizo alusión así a una frase del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, en la misma línea que lo haría poco después la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su discurso en Morón (ver página 5). Carlotto también habló del jefe del PRO sin nombrarlo: “Brindo por un 2015 en armonía y entendimiento y con lectura de lo que dice cada quien, que para ganar votos quiere clausurar la memoria”.
Además de Carlotto y Fresneda, estuvieron en la Casa de las Abuelas la presidenta de la Conadi (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad), las Abuelas Rosa Roisinblit y Buscarita Roa, Lita Boitano (de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas), el diputado Remo Carlotto y muchos nietos recuperados. Carlotto contó que fue una investigación de la Conadi, en la que trabajaron sus hijos Claudia y Remo y Graciela Ojeda, la que permitió en parte que el nuevo nieto pudiera recuperar su identidad. Es que la familia de Ana Rubel desconocía que estuviera embarazada y por lo tanto no había aportado su ADN para el Banco Nacional de Datos Genéticos. Los Castro, en cambio, sabían que Hugo iba a ser padre, pero no conocían el apellido de Ana. La investigación de la Conadi permitió unir las historias. La otra acción que posibilitó el encuentro del nuevo nieto fue que una persona cercana a la familia que lo crió le dijera que no era hijo de quienes lo anotaron como sus padres. “Es el efecto Guido”, había dicho Carlotto al enterarse de la noticia mientras estaba en México, en alusión a la cantidad de llamados que recibieron en la institución luego de la repercusión que tuvo el hallazgo de su propio nieto, Ignacio Guido Montoya Carlotto. Al hijo de Ana Rubel y Hugo Castro, la aparición del nieto de la presidenta de Abuelas no le despertó dudas, pero sí sirvió para que alguien le contara que no era hijo de quienes lo habían criado y eso hizo que se presentara en el organismo de derechos humanos.
“Fue un deseo del nieto que se cumpliera con este rito de la conferencia de prensa. Esperamos de corazón que impulse a personas que tengan datos sobre otros casos porque, lejos de causarles un daño, los hace libres”, dijo Carlotto, ayer, quien definió el hecho como una “nueva historia alumbrada por la verdad”. La presidenta de Abuelas contó además que el joven recibió la noticia con “alegría y tranquilidad” y que es un “chico alegre y generoso”. “Cuando lo conozcan van a ver que no son palabras de una abuela que está obnubilada por la alegría y el amor, sino que la forma en la que lo describo es verdad”, dijo. “Nosotros encontramos a los nietos para liberarlos y respetarles sus tiempos y sus maneras”, manifestó la titular de Abuelas. Claudia Carlotto dijo que al joven lo esperan dos tíos: Rubén, de parte de su padre, y Perla, de la parte materna, y contó que ya estuvo con algunos familiares, con quienes “pudo conversar y se llevaron muy bien”.
Fresneda destacó que este año cuatro hijos de desaparecidos recuperaron su identidad. “Le decimos al nuevo nieto que existe una Argentina que lo estaba esperando”, señaló el funcionario, quien en ese momento informó que el represor de La Perla Ernesto “Nabo” Barreiro estaba declarando y aportando información ante el tribunal que tiene a su cargo la causa sobre los crímenes en los centros clandestinos cordobeses La Perla y La Ribera (ver página 3). “Se sabía que Luciano Benjamín Menéndez tenía su propio Auschwitz”, dijo el funcionario, quien fue abogado querellante en las causas sobre crímenes de lesa humanidad en Córdoba.
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