Un estudio revela que el 77% de los consultados está a favor de bajar el límite. Los especialistas dicen que no es útil una norma tan restrictiva.
Una encuesta demostró que tres de cada cuatro porteños se manifestó a favor de bajar a cero la alcoholemia permitida para los conductores particulares. Sin embargo, pese a que ya hubo varios intentos de sancionar leyes en este sentido, tanto el Gobierno porteño como varios especialistas en tránsito se oponen a una norma tan restrictiva, y la polémica sigue abierta.
El relevamiento fue realizado por el Centro de Estudios Nuevo Milenio. Lo hicieron entre 500 vecinos del Microcentro y barrios como Belgrano, Villa Devoto y Caballito. De acuerdo a ese trabajo, el 77% de los encuestados se mostró a favor de una ley de alcoholemia cero. En tanto, el 39% reconoció no saber los límites actuales que marca la ley, y el 78% afirmó que no toma alcohol antes de manejar.
De acuerdo a la ley nacional de tránsito N° 24.449, los conductores particulares pueden tener hasta 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre al momento del control. En cambio, los motociclistas tienen un tope de 0,2, mientras que para los conductores profesionales la tolerancia es cero.
Pero en los últimos años hubo varios avances de la postura de directamente prohibir el consumo de alcohol al volante. Las provincias de Córdoba y Salta ya lo sancionaron, lo mismo que la ciudad de Posadas, entre otros distritos. Sin embargo, a nivel de la Capital Federal y del Congreso Nacional las iniciativas no prosperaron, ni siquiera un proyecto de ley que impulsó Florencio Randazzo cuando era ministro del Interior y Transporte: la norma fue aprobada por el Senado pero no por Diputados. En la provincia de Buenos Aires, un proyecto del diputado Mauricio D'Alessandro también quedó trunco.
"Todavía no hay real conciencia en la clase dirigente acerca del peligro de tomar alcohol antes de manejar, y por eso falta decisión para avanzar con los proyectos", afirmó Daniel Amoroso, director de Nuevo Milenio y ex legislador porteño que impulsó un proyecto de alcoholemia cero que también quedó en la nada. En 2012, por ejemplo, otra iniciativa proponía cero alcoholemia para todos los jóvenes de hasta 20 años. Sin embargo, se la terminó aprobando sólo para los conductores principiantes.
El problema es que no todos están convencidos de que este paso sea el correcto. "En primer lugar, los alcoholímetros que se usan en los controles tienen un 3% de margen de error. Además, algunas personas diabéticas o que toman determinados medicamentos pueden dar positivo de alcoholemia pero sin haber bebido nada. El problema no es la tolerancia cero sino en primer lugar que haya controles serios, y en segundo lugar que se sancione con fuerza a quienes manejan con más de 1 gramo, por ejemplo, sobre todo si producen accidentes. En el Reino Unido se permite hasta 0,8 gramos, pero si matás al volante estando alcoholizado te pueden caber hasta 14 años de prisión", aseguró Fabián Pons, presidente del Observatorio Vial Latinoamericano. En cambio, este especialista sí se mostró de acuerdo con bajar a 0,3 el límite a los conductores particulares.
En la Ciudad afirman que el porcentaje de positivos en los controles se mantiene estable. "Tanto la Organización Mundial de la Salud como la Asamblea Médica Mundial sugieren que los niveles de alcohol en sangre inferiores a los 0,5 gramos por litro no afectan la capacidad del conductor. Actualmente trabajamos para que la movilidad en la Ciudad sea cada vez más segura, con controles todos los días, capacitaciones a conductores profesionales y campañas para que los jóvenes tomen conciencia sobre su responsabilidad al volante", aseguró Juan José Méndez, secretario de Tránsito y Transporte de la Ciudad.
En otros países tampoco existe la tolerancia cero. Brasil tiene 0,1, Colombia 0,2 y Chile 0,3. En Estados Unidos o Irlanda, por ejemplo, es de 0,8. El tema es que sí tienen duros castigos para quienes provocan accidentes manejando alcoholizados. En Chile, por ejemplo, hay penas de hasta cinco años de cárcel e inhabilitación para conducir de por vida a quién genere un accidente con heridos.
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