Los romanos eligieron en junio a Virginia Raggi, del Movimiento Cinco Estrellas, que prometió grandes cambios bajo la bandera de la honestidad y la transparencia. Pero nombró en puestos clave a personas que están bajo investigación por corrupción.
Todo parecía nuevo y estimulante hace tres meses, cuando la primera mujer y primera representante del anticonformista Movimiento Cinco Estrellas (M5S), liderado por el cómico Beppe Grillo, se hizo cargo del municipio de Roma. Virginia Raggi, joven, bonita y decidida, prometía cambios rápidos y contundentes en la maravillosa Ciudad Eterna acosada, entre muchas cosas, por un pésimo sistema de recolección de basura y de transportes públicos dependientes del municipio. Pero su accionar y su autoridad como intendenta empezaron a tambalear después de una serie de errores ligados precisamente a la transparencia de algunas personas que eligió como sus asesores. Honestidad y transparencia han sido dos de las principales banderas que el M5S ha levantado desde el principio contra los partidos políticos tradicionales.
Raggi fue elegida en una segunda vuelta electoral en junio, contra el candidato del Partido Democrático (centroizquierda), por más del doble de los votos (67 por ciento) que obtuvo su contrincante Roberto Giachetti. Todo el mundo esperaba grandes cambios y más bien inmediatos. Pero las cosas comenzaron no muy bien porque después de 10 días, Raggi todavía estaba decidiendo sobre las personas que serían sus asesores, cosa que normalmente se decide antes para poder comenzar a trabajar rápidamente. Pero las cosas no terminaron ahí. En los tres meses de su gobierno ha cancelado los nombramientos o hecho renunciar a casi diez personas que ella misma había designado, lo que ha provocado no poca indignación en las mismas filas del M5S y obviamente en otros partidos, que han aprovechado para lanzarle todo tipo de críticas a través de la prensa.
Los dos casos más escandalosos fueron los de Paola Muraro, asesora en materia de Ambiente nombrada por Raggi en junio por su larga experiencia como consultora de la empresa municipal Ama, que es la encargada de la recolección y reciclado de la basura. Recientemente salió a relucir que Muraro está siendo investigada judicialmente –por presunto abuso de poder y por presunta violación de las normas ambientales–, desde abril, es decir antes de ser nombrada por Raggi. La intendenta dijo primero que no lo sabía, lo mismo que varios dirigentes del M5S. Después reconocieron que lo sabían pero dijeron que no le habían dado importancia porque no habían recibido ninguna comunicación oficial. Muraro es sospechosa de haber favorecido algunas empresas, en detrimento de Ama, y también por unas consultorías por las que habría recibido una consistente cifra de dinero. Sus contactos con un mafioso de Roma ligado al grupo conocido como “mafia capital”, que explotaba sobre todo el negocio de los inmigrantes, le complica todavía más el panorama.
Varios asesores de la junta municipal, nombrados por Raggi, renunciaron a su cargo por diferencias con otros miembros de la junta o con el M5S. Entre otros la intendenta nombró como asesor del Balance, a cargo de controlar las cuentas del municipio, a Raffaele De Dominicis, ex procurador general de la Corte dei Conti –órgano constitucional que controla las cuentas del estado– de la región Lacio. Pero poco después resultó también que De Dominicis está siendo investigado en la Justicia por abuso de poder. El nombramiento duró 24 horas. La intendenta está buscando un sustituto. En cambio Muraro sigue en su lugar, sin que la alcaldesa tome ninguna medida.
Muchos se preguntan por qué el M5S, que dice luchar contra la corrupción, ha podido elegir personas que están siendo investigadas por la Justicia, es decir no completamente transparentes. Después de todos estos dimes y diretes, el “mini directorio”, un organismo creado por Raggi con miembros de su partido para que controlaran su accionar, fue disuelto y las relaciones de Raggi con Beppe Grillo y algunos miembros de la dirección del M5S no serían del todo fáciles, según comentarios de la prensa italiana. La última gota que colmó el vaso fue el no rotundo de Beppe Grillo a la candidatura de Roma para las Olimpíadas del 2024. Sobre eso la intendenta no se ha pronunciado, pero Grillo ha recibido las críticas más rotundas de los partidos políticos, especialmente del primer ministro Matteo Renzi.
Las preocupaciones por el caos administrativo en el que se encuentra Roma –que además de problemas de basura y de medios de transporte, tiene cientos de calles llenas de baches y de raíces de árboles que han roto el pavimento– han llegado incluso al Vaticano. En un año, la Santa Sede ha traído a la capital del cristianismo más de 15 millones de fieles que han querido conmemorar así el Año Santo o Jubileo de la Misericordia instituido por el papa Francisco, con todos los beneficios económicos que eso significa para la ciudad. “La situación en Roma no crea el ambiente de serenidad que permite trabajar a favor de la gente. Es esto lo que deben hacer los políticos: los administradores”, comentó el cardenal secretario de Estado vaticano –virtual primer ministro– Pietro Parolin.
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