El jefe de Gobierno pensaba llevar sus críticas a Olivos para la reunión que se suspendió. Duda con las primarias en el Interior.
Si no daba positivo, hubiera convenido inventarlo
Nunca un positivo fue más oportuno. Sirvió esta vez para desbaratar la cita que tenían este sábado Alberto Fernández con Horacio Rodríguez Larreta. Fatigado por los sombrerazos de cumpleaños, el Presidente se enteró del ánimo con el que Larreta quería entrar, y especialmente salir, del encuentro:
1) Exhibir que Alberto lo había llamado a él porque necesita de su prestigio para lustrar la carrocería abollada por las encuestas ("¿Ahora nos piden reunirnos, después de que nos cortaron los fondos?").
2) Larreta condicionó el encuentro a que se asegurasen que no habría fotos de los dos, ni de los tres (si aparecía Axel Kicillof).
3) Iba a plantear que están discriminando a la CABA en la distribución de las vacunas.
Con este cuadro, Alberto debe haber festejado el positivo más que su cumpleaños. La dureza del jefe porteño responde a una nueva etapa de su estrategia. Le han explicado que su posición dentro de la coalición opositora lo ha convertido en un vocero que no puede estar ausente de definiciones fuertes, como las que hacen otros dirigentes de Juntos por el Cambio. También ha visto encuestas que confirman que sigue al tope de las adhesiones, pero que en la CABA ha crecido el pesimismo. En el cualitativo de esos sondeos aumentó el porcentaje de quienes creen que las cosas no mejorarán mucho en el futuro.
La tarea pastoral de los gobernantes también incluye ocuparse de interpretar, contener y a veces manipular el humor colectivo. De ahí que lleve un mes opinando sobre cuestiones que antes eludía. También porque las necesidades de la peste le alcanzan a él. En las horas previas a la cita que nunca ocurrió, su gabinete hirvió en un debate sobre si endurecer o no el cierre de actividades.
Fernán Quirós advirtió que la nueva ola puede llegar a forzar la limitación de las clases en las escuelas o la apertura de los comercios. Se cruzó con Soledad Acuña, ministra de Educación, que rechazó esa posibilidad. La misma posición formuló el radical José Luis Giusti, a cargo del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción. El debate sirvió para redondear la minuta que iba a llevar Larreta a Olivos y que la video charla, un tach-an-gó de 15 minutos en reemplazo del encuentro, impidió desarrollar.
Dedicaron todo el tiempo disponible a reperfilar el método de control del bicho. Ahora exige sintonía fina, por ejemplo, de la disponibilidad de camas de terapia intensiva. En Capital ha aumentado la ocupación, pero los expertos dicen que es porque se han retomado terapias postergadas en el primer año. Es un síntoma de normalidad que afecta más a los hospitales y clínicas privadas, pero que preocupa por si aumentan las internaciones de enfermos críticos por el Covid.
La peste no deja en paz a Olivos, en donde siguen los ajustes de cuentas. La mansedumbre del diálogo por radio de Alberto con el vacunado/vacunador prueba que la trama del vacunatorio VIP se trató de una “cama” para voltearlo a Ginés del ministerio a la que no fue ajeno el Presidente. No va a quedar ahí.
Si postergan las PASO nacionales, ¿cómo quedan las provincias que adelantaron?
La peste lo desbarata todo, pero también lo ordena. Ordena esta semana a la oposición que funciona como un "shadow cabinet" (gabinete en las sombra) a la usanza británica. Una novedad para el estilo criollo, y es posible porque la coalición se aferra, como el Gobierno, a su principal activo, que es la unidad. Entran en estado deliberativo entre este lunes y martes para enmadejar asuntos graves.
Este martes se juntan los radicales y por la tarde los caciques de Juntos por el Cambio nacional. Tienen que encontrar una réplica creativa y low cost al proyecto de postergar las PASO a septiembre y las elecciones a noviembre. Acuerdan con el Gobierno en el fondo, pero no en la forma, que está cargada de preguntas sin respuestas. La más importante: si se postergan las legislativas nacionales, ¿no es razonable, si se trata de gastar menos y de protegerse del bicho, que también se posterguen las elecciones locales en provincias que ya han anunciado el adelantamiento como Misiones, Jujuy y Salta?
Un corolario: las elecciones provinciales convocan a la urnas a votantes que muchas veces vienen de otros distritos, o del exterior -en provincias limítrofes-. Si se adelantan, ¿habrá libre circulación? ¿Cómo se les asegura eso con votantes argentinos que vienen del Uruguay, Paraguay, Bolivia a votar en sus provincias de origen? Si no hay liberad de circulación, se estará formalizado, en ese caso, un entorpecimiento del derecho al voto. Es el problema más serio que plantea la hipótesis de la postergación.
Este lunes Larreta reúne a los partidos de Juntos por el Cambio en un almuerzo en el palacio de Gobierno de Uspallata. Trata de unificar a los socios para que respalden la agenda de las tres semanas que vienen de emergencia sanitaria. La índole del armado larretista necesita un permanente calafateado. Por ejemplo, ante las críticas de Jorge Macri a socios como Emilio Monzó, que huele fuerte a letra de Mauricio Macri.
El primo intendente fue anfitrión de una reunión del llamado grupo Dorrego en Vicente López con intendentes que creyeron recibir dos mensajes:
1) Que Jorge está dispuesto a pelearle a quien sea la candidatura a gobernador de Buenos Aires, sea María Eugenia Vidal, Joaquín de la Torre, Diego Santilli, Cristian Ritondo, Maxi Abad o Gustavo Posse.
2) Que Macri lo apoya en un gesto que no sólo le sirve a Jorge, sino que lo pone a Mauricio en la carrera de largada para algo en el futuro. Esta señal llegó de inmediato a Larreta y exige una revisión de motores.
“Call me Tony…”
Otra videoconferencia le quitó también jugo a un encuentro virtual entre dos funcionarios, que se merecían una presencial para semblantearse en vivo y en directo: Felipe Solá y Antony Blinken, canciller de Joe Biden. Felipe es un producto fino de la dirigencia política criolla, que viene de abuelos conservadores y es hijo de un juez. Está en el cuadro de honor para siempre por haber traído al país la soja transgénica, el yuyito que nos cambió la vida. Su rostro va a estar alguna vez en las estampillas, suponiendo que se las siga haciendo en el futuro.
Blinken se crió con el marido de su madre, Samuel Pisar, abogado de Rita Hayworth y Liz Taylor y contertulio de John Kennedy. Felipe empata: trabajó en "Los hijos de Fierro", de Pino Solanas cuando tenía 22 años (fue extra, pero compartió casting con Julio Troxler, otro mito peronista). Dos productos para tener una presencial imperdible; integran en la burocracia de sus repúblicas el equivalente a la nobleza en un monarquía. Más allá de las anécdotas, que son la sal de la vida, el resultado garpa:
1) Blinken no mencionó la palabra Venezuela; tampoco Irán, país con el cual Biden está ya charlando otro acuerdo nuclear.
2) Le dijo que no sabe cuándo podrán recibir a Fernández. Será cuando amaine la peste; el primero en la lista de los invitados a la Casa Blanca es el premier de Japón. "Y si su presidente no puede viajar lo espero a usted por allá". Redobló: "A partir de ahora llámeme Tony. Y hábleme cuando quiera", le dijo este seductor que se crió en París y que es guitarreo y cantor, como Alberto. El Caballero Audaz -mote con el cual se solía describir Solá entre sus amigos- agradeció la gentileza de este canciller al que llaman “el afrancesado”.
3) Sí se interesó "Tony" sobre las relaciones con China, seguramente porque sabe que Alberto tiene en vista una visita a ese país en mayo próximo. Fue directo al grano: "¿Habrá una base china en Ushuaia?". Respuesta directa: "No habrá ninguna base militar o estratégica extranjera en ningún lugar de nuestro territorio mientras seamos gobierno." Ni para chinos ni para ustedes, le faltó decir.
4) ¿Para cuándo el embajador?, preguntaron los de acá. Washington está paralizado por la peste y no hay idea de cuándo vendrá un embajador a Buenos Aires. "Manden uno bueno por favor", dice Felipe. Respuesta de Tony: "Trataremos".
Absolutistas vs. republicanos
Los absolutistas siempre sospecharon de la libertad de expresión. El barbijo, en esas conciencias, queda confundido con la mordaza. Se va a notar si prospera en la Corte el tratamiento del recurso extraordinario de Juntos por el Cambio –en adelante los republicanos– sobre la legalidad de aquella sesión de Diputados del 1° de setiembre del año pasado, en la que se dio voz y voto a los ausentes, y se les negó a los presentes.
Sergio Massa la presidió sin protocolo aprobado. Pasó ese desliz como un escandalete del momento, pero el oficialismo lo justificó por el clima de pánico que se vivía, que todo lo justificaba. Un año más tarde, Massa deberá justificar las razones legales y no le ayuda el contexto crítico que hay hoy sobre los controles a la libertad ajena. Más allá de cómo termine, hiere la prolijidad que él busca para su perfil.
A diferencia de Cristina y Alberto, trabaja para el público que demanda corrección política. Trata de no meterse el dedo en la nariz, y si lo hace gira la cabeza. Si no, ya le hubiera respondido a la demanda de Mónica Frade y de Fernando Iglesias –martillos de herejes– sobre si se vacunó o no. Los absolutistas del cristinismo basan sus acciones en la adoración de la jefa, una dama canonizable que los ha convencido de que tiene una claridad doctrinaria y estratégica infalible. Pero también indemostrable, porque no le sirve para sacarse de encima las cadenas que arrastra desde hace más de una década y que la tienen embargada, procesada, retenida en el país salvo que la autorice un juez, y en un cargo de contrafrente como es la vicepresidencia. Solo puede sacarse ese corsé con el auxilio especial del Altísimo.
El peronismo no la dejó ser candidata a presidente y la Justicia la atiende desde que ella era gobierno. Sólo atina a acusar a los jueces, a la oposición y a los medios de sus desgracias. Si estos agentes tuvieran el poder que ella les atribuye, les iría mejor a ellos en la vida. A los jueces no les habrían quitado las ventajas de sus jubilaciones y de no pagar impuestos, ni los estarían amenazando con despidos, traslados o auditorías indiscretas en sus cuentas personales. La oposición sería oficialismo y los medios no padecerían persecución.
El retorno de los "batatas"
El caso "puff" fue una advertencia a los fueros de la libertad de expresión, que debió mover a los legisladores a intervenir con algún proyecto que blindase ese fuero, que no es el de quienes ejercen el oficio del teclado y el micrófono. Es de todos, de su público, que son los lectores, o sea de los políticos. En ese caso, un juez, el Ramos Padilla que ahora es magistrado electoral en La Plata, mandó a analizar las notas del colega Daniel Santoro a una "Comisión de la Verdad" que está amparada por el Estado, para que determinase si esos escritos eran del género de la "Acción Psicológica". Un disparate por donde se lo vea.
Primero, porque la AP es una acción descripta en los códigos del espionaje criollo y de otros regímenes totalitarios. Busca incriminar a quien alza la voz, busca castigar sus efectos en el público, que son lógicos, anatómicos y también psicológicos. Todo acto humano es acción psicológica. Lo son escribir y leer, como lo es respirar. El extremo de ese uso capcioso de las fuentes es la insultadera incalificable al colega Joaquín Morales Solá.
El ataque que recibió de un diputado “batata” –para evocar a los menemistas violentos de la Rural en 1993-, que tiene fueros de protección y de impunidad, es más grave que haberle homenajeado el tetamen a una amiga en medio de una sesión. En todo caso fue un acto de amor, y no de odio. Pero le costó la cabeza al libidinoso Juan Emilio Ameri. Le pregunté a la diputada Graciela Camaño si podía aportar algo de jurisprudencia sobre esta agresión, y la del neuquino Carlos Vivero al diputado Iglesias.
Resignó opinar; cree estar incluida en las generales de la ley después de la mano que le puso a Carlos Kunkel en plena sesión, cuando éste se metió con ella con una referencia a su marido. "Mano de Piedra" Camaño ha diagnosticado que fue un gesto aleccionador: "Cambió mucho Kunkel desde entonces". Superó en estilo al cachetazo de la recordada Mari Sánchez a Jorge Matzkin en 1992 y ha sido elogiada por Elisa Carrió, que es una mentora de la no violencia, como "una bofetada perfecta, divina".
Novedades en escraches: exhibir tus llamados por teléfono (Argentina Presidencia)
Ahora se configura otra intimidación hacia la prensa, que es la divulgación de listados de llamadas telefónicas entre funcionarios con periodistas y de estos con sus amigos, hijos, amantes, masajistas, etc. Son pruebas judiciales recogidas seguramente al amparo de la legalidad, pero que se divulgan en los medios de acción militante con la misma desfachatez con la que se publicaban las escuchas del pelotudo predilecto de Cristina.
El uso de los listados de llamados del ex asesor presidencial Fabián Rodríguez Simón se usan con intención intimidante, y la propia Justicia que las autorizó deberá actuar para cese ese uso. La publicación es una forma del escrache, mostrar que un periodista habló con el Papa o con Frankenstein y deducir de ahí conductas reprochables. Los absolutistas del cristinismo buscan que, en todo caso, nadie hable con nadie.
Intentó durante el año de la peste que toda la acción del Estado quedase encapsulada en la virtualidad. Que ningún legislador hablase con nadie, salvo a través de las controladas redes de la virtualidad, que ahora la Corte tiene la oportunidad, revisando el caso de la sesión massista de Diputados de setiembre pasado, de voltear definitivamente. Ese caso sirve para configurar una nueva presunción de ilegalidad, que es el delito telefónico, así como en Estados Unidos existe el delito postal, que es un agravante de otros delitos difíciles de demostrar. Se usa para agravar las penas de quien, además de robar, usa para delinquir las facilidades del correo, que se funda en la fe pública.
La CABA y Córdoba no son Formosa
Esta presunción hay que analizarla en relación con el avasallamiento de libertades que se denuncian en Formosa. La Corte ya interviene en estos atropellos, como pedirle a un vecino de Clorinda tres PCR con una diferencia de menos de 12 horas para recorrer el resto de la provincia. La mordaza sanitaria refresca la consigna de los absolutistas: "La dichosa libertad de la imprenta es un azote de Dios, y un castigo de nuestros pecados" (Cádiz, novela). Menos mal que la prensa encuentra refugios para sus fueros en comarcas en las que se ha buscado resguardar estos derechos.
En la CABA, que es donde radica la mayoría de los medios nacionales, sigue vigente la ley que reglamenta la libertad de prensa en el distrito. Si este cronista fuera uno de los periodistas expuestos accionaría ante el Tribunal Superior de Justicia de la CABA por la ley 4565. Esa norma protege la tarea en la CABA desde su sanción por la Legislatura en 2013, y la replicó José Manuel de la Sota en Córdoba. La inspiró el mismo Rodríguez Simón y Macri, como gobernador de la CABA, firmó el proyecto como un paraguas para las amenazas del gobierno de Cristina a una intervención del grupo Clarín («Régimen de Defensa de la Libertad de Expresión en la CABA).
En diciembre de 2012 el Congreso había modificado la Ley del Mercado de Capitales, y uno de sus artículos abría la posibilidad de intervenir empresas con acciones del Estado. Elisa Carrió llegó a decir que, si había intervención, ella se encadenaría con otros dirigentes en las instalaciones de las empresas. Para el gobierno de Cristina esa ley de la CABA significó una derrota política, porque demostraba que su oposición comenzaba a tener dominio sobre ciertos territorios, algo en lo cual el peronismo presumía de ser mayoría. Fue una señal que anticipó el resultado electoral de ese año en las legislativas, y que consagró al disidente Sergio Massa como ganador en la provincia de Buenos Aires ante el peronismo de Daniel Scioli.
También escraches para despachar internas
Estos escraches mediante la exhibición de las llamadas se usan en el oficialismo para atacar a adversarios internos como Juan Grabois. Los medios hegemónicos del cristinismo se dijeron sorprendidos por los llamados del dirigente de la CTEP a Rodríguez Simón, cuando la relación entre ellos es pública y ha sido informada desde hace años. Los proyectos sobre economía popular que este gobierno ha hecho suyos, nacieron antes de 2019 por la buena relación que Grabois tuvo con el exasesor presidencial y otros funcionarios de gabinete macrista, como Mario Quintana y Carolina Stanley, y en la CABA con Larreta (que continúan). Se plasmaron en la ley de emergencia social de 2016 -programa trianual que creó el salario complementario para pobres-, el censo de barrios populares para el ReNaBaP y la ley de expropiación de lotes en las villas para dárselas a sus ocupantes.
Los enemigos de Grabois se escandalizan ahora por algo que todos conocen, tanto que el 15% de lo que se recaude por el impuesto a los recontra ricos irá a financiar esas expropiaciones, que se convirtieron en ley con el voto unánime de oficialismo y oposición en 2018, según un proyecto que inspiraron Rodríguez Simón, Grabois y Quintana. El proyecto además se benefició de la gerencia celestial del papa Francisco -que aseguró el voto masivo en las dos cámaras del Congreso- y lo firmaron Mario Negri, Elisa Carrió y Nicolás Massot.
Demonizar, por internismo, ese logro bipartisano en la Argentina de la intolerancia, es llevar las inquinas al borde la racionalidad. Más grave es aparentar ignorancia, como si aquellos acuerdos fueran secretos. En este diario se informó detalladamente el trámite de aquel proyecto, que ahora motiva cohetazos que debían ir a la luna pero que se disparan contra "Pepín" y Grabois, a quien un sector del cristinismo tiene en la mira desde hace años. Los coheteros que hacen el escrache rematan su parte de inteligencia así: "Compañeros de militancia consultados se horrorizan: nunca supieron que existía una relación de naturaleza tan estrecha con la Casa Rosada”.
El cuento es viejo, querido: está en la columna "Avant Première: Historia secreta de una ley secreta, fruto de Macri, Cristina, el Papa y Durán Barba" en Clarín del 8 de julio de 2018. Más detalles se pueden leer en "El pacto final Macri-Francisco: la revolución en las villas", Cap. 46 de El Papa peronista (Ed. Ariel, 2019; en las mejores librerías, y en la peores también). Los libros no muerden, la prensa tampoco, pero sí aterran a los absolutistas.
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