Garrigós carga contra la Corte. Berni carga contra Frederic y Rodríguez. Y Fernández deja hacer.
A Alberto Fernández le cuesta cada vez más hacer creer que manda. El último ejemplo lo dio la interventora del Servicio Penitenciario Federal, o sea la nueva jefa de los guardiacárceles, que de la nada salió a denunciar que la Corte Suprema “no funciona como debería” y “parece del siglo pasado”. Y más: dijo que “nos merecemos otra Corte”.
Se llama María Garrigós y es una jueza jubilada fundadora de la agrupación cristinista Justicia Legítima. Si ya es grave que una funcionaria de segundo orden hable de ese modo de cosas que no tienen nada que ver con su cargo, más grave es lo que dijo: ni el ministro de Justicia puede abaratar tanto el papel de la Corte, que por si no se recuerda es un poder del Estado y un poder independiente.
Todos sabemos que Garrigós habla en nombre de Cristina y circula con chapa de Cristina, empezando por Fernández. Y también sabemos que si Fernández le contestara a cada uno de los voceros que Cristina tiene en su gobierno, se la pasaría replicando todo el tiempo. Prueba dos cosas: que ha entregado el manejo de la justicia y que por eso seguirá pagando costos. Una de dos o dos en una: deja hacer porque no está en desacuerdo o porque no puede evitar que Cristina haga.
Otra polémica abierta que golpea al Presidente es la que sostiene el ministro de Seguridad de la Provincia Sergio Berni con el Ministerio de Seguridad nacional.
-¿Consigue apoyo de la Nación?, le preguntó a Berni el periodista Luis Novaresio.
-Nada.
-Reformulo la pregunta: si le pide a Frederic (la ministra) que lo asista, ¿lo asiste?
-Vuelvo a repetir: nada.
La pregunta que faltó fue: ¿Y qué tal si le pide a Fernández? No se sabe que habría contestado. Sí se sabe lo que Berni ha dicho con todas las letras: su jefa es Cristina Kirchner, no Fernández.
Acá hay una pelea dentro de otra pelea y esta vez dentro del campo de Cristina: la de Berni con Frederic y con la jefa de gabinete de Frederic, Cecilia Rodríguez. Rodríguez es politóloga y a propuesta de Berni fue ministra de Seguridad de Cristina entre 2013 y 2015. Berni era secretario de Seguridad y aunque no lo parecía y probablemente no lo fuera de verdad, ella era su jefa. Berni era el que pesaba y aparecía por todas partes, como apareció hablando sin parar con Cristina en el departamento de Nisman la madrugada de su muerte.
Berni es el que se ve y el que él quiere que se note: un hombre de acción y una especie de adalid de la seguridad que sale armado como Rambo a buscar al asesino de un gendarme. Es lo más parecido a un cristinista de derecha que le cae bien a sectores medios y sueña con ser gobernador. Rodríguez viene de Nuevo Encuentro, ala izquierda del cristinismo con dirigentes cercanos al partido Comunista. Antes de estar con Frederic, fue secretaria de Seguridad de la municipalidad de Avellaneda, un bastión del cristinismo.
Los dos tienen trato cercano y frecuente con Cristina y los dos enfrentan ahora un problema que la pandemia redujo al mínimo: la delincuencia. La cuarentena también acható la curva de los delitos: bajaron muy fuerte asesinatos, robos y hurtos. Pero la situación ha empezado a darse vuelta, sobre todo en el Conurbano. El telón de fondo es la profundidad de la crisis social, con una pobreza que va camino del 50%. Hay riesgo que la inseguridad escale a los picos del 2002 y del 2014. Evidente: Berni, Frederic y Rodríguez eligieron el peor momento para guerrear su interna.
Comentá la nota