La reunión para relanzar la relación bilateral entre Argentina y el país vecino se extendió por casi una hora en Brasilia
Por Eduardo Menegazzi
El presidente argentino Alberto Fernández mantuvo esta mañana una reunión bilateral -durante casi una hora- en el Palacio de Itaramaty de Brasilia con su par brasileño Luiz Inacio “Lula” da Silva, un día después de su asunción para iniciar su tercer mandato.
En un breve contacto con los periodistas luego de ese encuentro, Alberto Fernández dijo que había sido “una reunión extraordinaria” y aseguró que estaba feliz de estar presente en este acontecimiento en el que “el pueblo de Brasil le dio a Lula la reivindicación que merecía”.
En cuanto al diálogo que mantuvieron, el jefe de Estado argentino resaltó: “En lo institucional fue también una gran reunión en la que hemos decidido poner en marcha el vínculo con toda la fuerza, que en los últimos 4 años se hizo mucho más difícil”.
“Los dos estamos convencidos de la importancia y la trascendencia de este vínculo. Estamos esperando a Lula el 23 de enero y esperamos poder avanzar en todo lo que hemos hablado hoy. Tomando decisiones con acciones concretas y sostener el vínculo que Argentina y Brasil deben tener. Son países indisolublemente unidos”, agregó.
En esa breve exposición de poco más de 4 minutos, Fernández no quiso dar demasiados detalles de las conversaciones: “Hablamos de la región, coincidimos en que el mundo ha cambiado. Las regiones tienen un nuevo rol. Ayer escuché con atención su discurso, que fue muy realista y comprensivo de la lo que es realmente la realidad mundial. Comparto el deseo de volver a unir a America Latina en un espacio común. Advertimos que La CELAC ha venido a cumplir eso, pero no ha logrado la institucionalidad necesaria. Lula es un líder regional y le dará un impulso muy importante a América Latina, será la vuelta de Brasil a todos los foros internacionales. No puede estar ausente. Mi alegría porque Lula vuelve a ser presidente”.
Por último, el presidente argentino expresó: “Lo espero a Lula con los brazos abiertos. Los dos estamos en la misma senda y buscando el mismo destino para los dos países”.
La delegación argentina llegó a la sede de la Cancillería brasileña a las 11.20 pero debió aguardar en una antesala. El encuentro estaba estipulado para que comience a las 10.30 pero hubo un retraso porque las reuniones anteriores se estiraron más de la cuenta. Recién comenzó apenas unos minutos después del mediodía. Acompañaron al mandatario argentino el canciller Santiago Cafiero, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, quien había manifestado en declaraciones periodísticas antes del encuentro que “desde ahora veremos el renacer de la relación entre Argentina y Brasil” y la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti. Por el lado brasileño asistieron el flamante canciller Mauro Vieira y el experimentado Celso Amorim (Asesor Asuntos Internacionales).
La relación entre ambos países había sufrido un deterioro importante durante la gestión de Jair Bolsonaro, por las diferencias ideológicas que lo separaban de Fernández. Y ahora se intentará recomponer el vínculo en dos aspectos básicos, la integración financiera y la energética. Argentina pretende que el flujo de exportaciones no se detenga debido a la necesidad argentina de divisas que fortalezcan las reservas del Banco Central.
El encuentro entre Alberto Fernández y Lula se retrasó por otras bilaterales que mantuvo Lula con el rey de España, Felipe VI y con el presidente de Bolivia, Luis Arce. También el líder del Partido de los Trabajadores tendrá reuniones durante este lunes con los mandatarios de Ecuador, Guillermo Lasso; de Chile, Gabriel Boric; de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza y de Colombia, Gustavo Petro, entre otros.
La delegación oficial que participó de la asunción presidencial del líder del PT pensaba regresar el domingo por la noche a Buenos Aires, pero Lula da Silva le propuso al jefe de Estado un encuentro en la Cancillería del Brasil para iniciar la recuperación de un diálogo bilateral que se había deteriorado durante la gestión de Bolsonaro.
En el cónclave ambos mandatarios ajustaron la agenda que Lula cumplirá durante su visita oficial a Buenos Aires, que está prevista para el 23 de enero y que será la primera que realice al exterior. Un día más tarde, el martes 24, Alberto Fernández presidirá una cumbre de la CELAC donde buscará el consenso para renovar su presidencia pro témpore en este nuevo año, y allí el mandatario brasileño hará su reingreso en la arena regional. Hasta el momento eran 32 los países que participaban de este bloque regional del que Bolsonaro había decidido mantenerse al margen.
Uno de los objetivos de la CELAC es participar de forma activa en la transición democrática en Venezuela. Y Brasil podría robustecer el proceso que ya empezó a diagramarse en Ciudad de México para la sucesión de Nicolás Maduro.
Alberto Fernández y Bolsonaro mantuvieron en los últimos años diferencias acerca del Mercosur, el Cambio Climático, el Acuerdo con la Unión Europea que está pendiente, la CELAC y la paridad de género, una agenda global que ahora será revertida por la mirada común que comparte con Lula da Silva.
Lula da Silva tiene una agenda doméstica cargada pero el presidente de Brasil y su colega argentino ya exhiben coincidencias ideológicas y comparten idéntica mirada sobre la importancia del Mercosur, el tratado de Cambio Climático y el acuerdo demorado con la Unión Europea.
En este contexto, Alberto Fernández y Da Silva saben que los temas que no se profundicen en el cónclave de hoy se podrán avanzar durante la visita que el presidente brasileño hará a Buenos Aires. En esa agenda bilateral se sumará la intención de la Argentina de integrar los BRICS, y la estrategia de Alberto Fernández de convertir a América Latina en un importante proveedor de alimentos y energía frente al desabastecimiento causado por la guerra entre Rusia y Ucrania.
Da Silva coincide con los temas que propone Alberto Fernández y queda esperar cómo se establecerá el orden de importancia. Al tope de la lista se encuentra la relación bilateral y el Mercosur, que sufre una crisis estructural causada por la decisión de Uruguay de cerrar acuerdos unilaterales con China y la Alianza del Pacífico.
Brasil no comparte esta hoja de ruta trazada por Luis Lacalle Pou y hará todos sus esfuerzos para contener a Uruguay, mientras define una propuesta de actualización institucional del Mercosur para evitar los remezones internos y colocar al foro regional en una posición de ventaja ante las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania.
Comentá la nota