Alberto Fernández le regala un veranito a Javier Milei: el político subvalorado, el economista sobrevalorado

Alberto Fernández le regala un veranito a Javier Milei: el político subvalorado, el economista sobrevalorado

El Presidente vuelve a demostrar, como en el caso Venezuela, que es más rápido de reflejos que el resto de la dirigencia. Respuestas libertarias más efectistas que ciertas. El PJ infiere que el barro llega al cuello. La economía, no obstante, sigue dando dolores de cabeza.

Por Ariel Basile.

En este mundo todos quieren lo que no tienen. Como en una vieja publicidad de un banco, donde el oficinista quería un empleo al aire libre, sin encierros; y el que estaba al aire libre anhelaba los trabajos de oficina, con climatización y enchufes. El escándalo de Alberto Fernández, quien termina despedazado por sus incalculables errores y presuntos delitos, se expande en la política criolla como una mancha de aceite. Y más allá del ocaso del expresidente (triste, solitario y final, como aquella novela de Osvaldo Soriano), hay vencedores y vencidos.

En ese tablero, Javier Milei vuelve a acertar. Se muestra como un político rápido de reflejos, capitaliza al vuelo los tiros en el pie que se pegan sus rivales. Como había ocurrido hace nada con las elecciones de Venezuela. Aunque el Presidente se desvive por ser reconocido como un economista de fuste, la economía no le funciona. Pero sí hace valer con gran pericia el timing de la política. Tal vez, Milei sea un político subvalorado y un economista sobrevalorado. Todos quieren lo que no tienen.

Javier Milei se enteró de la viralización del video de Alberto Fernández y su beboteo patético (¡Ay, Alberto!) subiendo a un avión, en Chile. Un show del que disfruta gustoso el Presidente, pochoclos en mano. La saga, se cree, seguirá con más evidencias. Pero antes de eso, ya con las denuncias conocidas de Fabiola Yáñez, salió de inmediato a calificar a sus antecesores por la “hipocresía progresista”. Cuestionó una vez más el Ministerio de la Mujer y la impostura del gobierno de Fernández en sus políticas de género. Dio en el blanco. Al final, Alberto le tiró una bomba a peleas legítimas del movimiento feminista, que tendrá que recomponer desde allí.

En espejo con Venezuela, cuando no tardó en llamar “dictador” a Nicolás Maduro. Le ganó días a quienes analizaron cómo pararse frente a la situación. Todos, más tarde, tomaron un camino similar, con más o menos ahínco. Como dice el refrán: el que pega primero, pega dos veces.

Más aún, esta semana el Gobierno dispuso la venta del edificio donde funcionó el Ministerio de la Mujer, que será recordado por su inoperancia. “Luego de disponer el cierre definitivo de este organismo creado y utilizado por la administración anterior con fines político-partidarios para propagar e imponer una agenda ideológica, y sin obtener resultados objetivos de mejora en ningún indicador; el Gobierno nacional decidió poner a la venta el edificio tasado en más de 12,5 millones de dólares”, comunicaron desde jefatura de Gabinete el miércoles. Definiciones que fortalecen a los libertarios, que se realizaron todavía sin los chats de Alberto y las fotos de Fabiola golpeada, reenviándose de teléfono en teléfono.

En cuanto a las pillerías de Alberto, también resulta que en el país del “la sabe lunga”, todos sabían (valga la redundancia). Periodistas acreditados, no acreditados, empresarios, funcionarios, legisladores oficialistas y opositores, personas de a pie que fatigan ferias con una bolsa en la mano, tanteando tomates y duraznos. Todos sabían. Lo cual, agrava el caso. Si todos sabían, ¿por todos qué callaron? O, quizás, no era tan así, pero nadie quiere quedar afuera. Mejor subirse el precio. Como el millón de personas que dice haber asistido al debut de Diego Maradona en aquel Argentinos – Talleres de octubre de 1976 en un estadio para 20 mil. Idiosincrasia argentina.

Los buenos, los malos y los menos malos

Los actos inmorales de Alberto Fernández dejan mejor parado a Javier Milei frente al peronismo, que recibe las esquirlas en el conjunto, pese a tratarse de un caso particular. El león libertario se postula, de mínima, como el menos malo en el concierto desafinado de la dirigencia de estas pampas. Esa caracterización por la negativa fue condición de posibilidad para su ascenso a la Presidencia de la Nación. Pero también habrá que reconocer que Milei logró tocar fibras en vastos sectores, vincularse de un modo diferente y enlazar sus propuestas con las demandas de una sociedad hastiada. De nuevo, el político subvalorado.

Aunque se trata, sobre todo, de un fenómeno personal. Una cosa es la imagen de Milei y lo que representa para su electorado, y otra la construcción política de La Libertad Avanza, que sigue siendo débil. Este fin de semana, sin ir más lejos, se ventilaron las peleas en estilo programa de chimentos entre diputadas del bloque de LLA. Marcela Pagano, Lilia Lemoine, Lourdes Arrieta se fustigaron vía redes, sin tapar las internas. Pero también hay otras: Luis Caputo vs Federico Sturzenegger y la más estelar: Javier Milei vs Victoria Villarruel. O Villarruel vs Karina-Santiago Caputo. Se postulan a cielo abierto, pero el peronismo no puede sacarle provecho, tapado como está de sus propias miserias.

El PJ tardó en articular una respuesta sobre el caso Alberto, pese a que ya estaba corrido de todos los lugares de opinión y de decisión, sólo por los resultados flojos de su administración. Fue obligado hasta a tomarse licencia en la conducción del PJ Nacional. Incómodo, como con Venezuela, el Justicialismo dio un argumento válido: es un caso particular, no puede achacarse la responsabilidad a todo un partido. No obstante, saben en el PJ que el barro le llegó al cuello. Muchos dirigentes suponen que dinamita chances para 2025. Aunque analistas políticos consultados por este medio son menos agoreros: en el dinamismo y la vorágine de este tiempo, la mancha se irá diluyendo para los dirigentes peronista (menos en Alberto, claro está). Falta un siglo para la segunda mitad del año que viene.

También es claro que parte de la respuesta de LLA es efectista, antes que cierta. Se juega con la idea de que como la política de género del FdT fue falaz, es el movimiento libertario de repente el defensor de la integridad de las mujeres. “Siempre sostuvimos lo mismo y, como fuimos los únicos en denunciar esta estafa, todos ellos nos acusaron, sin ninguna prueba, de ser machistas, violentos y misóginos”, dice el tuit de Milei. Pero no se trata de cuestiones excluyentes. Alberto Malo no significa Milei Bueno. ¿Hubo hipocresía en el Frente de Todos en levantar banderas de género? Sí, claro. ¿Eso convierte a La Libertad Avanza en los buenos de la película? Y… dudoso, por lo menos.

Lo mismo ocurre con el “Maduro dictador”. No es LLA un canto a la defensa de los derechos humanos. La reciente visita de diputados a genocidas y la reinstauración de la teoría de los dos demonios relativizan posiciones.

Alberto le dio un veranito a Milei. A las internas de su espacio se suma que los resultados económicos no aparecen. A hoy, no pareciese que fuera a recibir en Estocolmo el Nóbel de Economía, como sueña. Se aleja la posibilidad, como se alejan los dólares.

La caída de reservas asoma como un horizonte natural, en especial por los pagos de deuda. La brecha entre el dólar oficial y el paralelo se mantiene elevada. El costo de vida sigue subiendo y seguirá subiendo por aumentos de tarifas. El desempleo gana lugares en la tabla de preocupaciones de los argentinos. Hay más pobres e indigentes, en una sociedad que ya tenía demasiadas carencias. Ningún economista, del espectro que sea, ve un escenario sin devaluación antes de fin de año, un hecho que impactaría en el principal caballito de batalla de Milei: la baja de la inflación. El riesgo del loop.

Todo esto, claro, obliga a un relato de éxitos que en la realidad no se vislumbran. Un ejemplo: el vocero presidencial Manuel Adorni aseguró el viernes, sin ponerse colorado, que los patentamientos de autos crecieron 38,7% en julio, cuando en verdad cayeron 2,8%. La picardía fue comparar las ventas de julio contra las de junio, cuando, como bien sabe Adorni por su pasado de analista económico, los patentamientos se cotejan contra el mismo mes del año anterior. Porque hay dinámicas estacionales; y, además, en este caso particular, sería comparar contra el propio quiebre en el consumo interno generado por el gobierno libertario. El contraste debe hacerse en términos interanuales, siempre. Y, ahí, el dato es duro: en lo que va de este año la caída en la venta de 0 KM fue del 19%, medido contra un 2023 modesto, acorde a la gestión de Fernández. Se encamina el mercado automotor a un año con volúmenes similares a los de 2003, cuando además de haber menos población en el país la economía registraba aún los magullones de la crisis de 2001, luego superados.

Pero, a Milei i, a falta de resultados económicos, le queda su agudeza para moverse en la arena política. En su perfil de Twitter, Milei no se define como Presidente. Dice, apenas, “Economista”. Quizás, debería reemplazarse: “Político”.

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