Mantiene reuniones privadas con su círculo íntimo y se enfoca en la vía diplomática para seguir la situación de los rehenes argentinos que fueron capturados por el grupo terrorista Hamas durante el ataque a Israel
Por Eduardo Menegazzi
Desde hace tiempo su figura perdió centralidad. La exposición pública del presidente Alberto Fernández es cada vez menor. Le queda apenas un mes para la entrega del mando. Mientras espera con ansiedad el resultado de las elecciones del 19 de noviembre pasa los días ocupado en monitorear la situación internacional que se desarrolla en Medio Oriente y también mantiene contacto fluido con los principales miembros de su círculo íntimo como el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y la portavoz Gabriela Cerruti.
Alterna sus actividades entre la Casa Rosada, donde pasa ahora menos tiempo que antes, y la residencia de Olivos. “Está con reuniones privadas”, suelen decir en su entorno. El jueves de esta semana, por ejemplo, tenía previsto visitar la Universidad de Morón para recorrer obras de mejoras edilicias en ese centro educativo. Pero un encuentro de último momento en la residencia ubicada al norte del conurbano bonaerense provocó la suspensión. Otro día de esta semana estuvo un rato en la Rosada y luego salió con rumbo desconocido para volver un par de horas después.
No se informa a la prensa la agenda diaria del primer mandatario desde fines de agosto. Fue una decisión que se tomó desde el equipo de comunicación en el tramo decisivo camino a los comicios. Fue el candidato oficialista Sergio Massa el que empezó a acaparar protagonismo en cada acto de gobierno. Por eso resultó extraño que el lunes 6, el acto principal de la Semana de la Policía Federal, haya sido encabezado por el ministro de Economía junto a Aníbal Fernández, el responsable de la cartera de Seguridad.
Alberto Fernández se “corrió” ese día. Con el ministro con el que más tiempo comparte es con Santiago Cafiero, uno de los que se mantiene en el “elenco estable” desde diciembre de 2019, aunque ahora desde otra función, la de canciller, después de haber sido su jefe de Gabinete.
El movimiento en la Casa de Gobierno mermó considerablemente. Son muy esporádicas las visitas de los ministros a Balcarce 50. Cafiero, un incondicional de la primera hora de Fernández, debido al conflicto bélico que atraviesa Israel, con 21 argentinos rehenes de la organización terrorista palestina Hamas, es uno de los que ve al Presidente asiduamente. El titular del Palacio San Martín participó el viernes pasado de la reunión con organizaciones judías en el despacho presidencial y también lo ayudó a confeccionar la solicitada pidiendo la liberación de los capturados que se publicó en diferentes medios internacionales.
Cafiero se comunica varias veces por día para comunicarle las novedades sobre ese conflicto, que preocupa mucho al primer mandatario. Este viernes se espera que el Presidente reciba en Olivos a familiares argentinos de los rehenes en la Franja de Gaza.
No hay reuniones de Gabinete. La costumbre que había adoptado el tucumano Juan Manzur ni bien empezó a coordinar las distintas áreas de gobierno se fueron diluyendo lentamente. Cuando Agustín Rossi dejó la AFI para desembarcar en las oficinas del primer piso pegadas al despacho del jefe de Estado dejó en claro que su estilo no iba a ser el mismo que el de su antecesor.
El ex titular de Defensa, que asumió ese rol en febrero cuando el gobernador de Tucumán regresó a su provincia para ocuparse de la campaña local, se inclinó por las reuniones individuales con cada integrante del Gabinete de ministros. Solamente hubo un cónclave grupal de ese tipo el 28 de junio cuando todavía estaba fresca la decisión de ungir a Massa como el candidato de la “unidad” del espacio oficialista con el objetivo de evidenciar una imagen de unidad.
Ahora Rossi, además de atender los asuntos inherentes a su función, está enfrascado en la competencia electoral. Por eso recorrió varias provincias como parte de la campaña proselitista y debatió en la señal Todo Noticias con Victoria Villarruel, la postulante a la vicepresidencia por La Libertad Avanza, la fuerza del libertario Javier Milei, en el balotaje. En el medio hubo un acto en el Museo del Bicentenario donde se habló de las Políticas de Cuidado (estuvieron las ministras de Mujeres, Ayelén Mazzina, y la de Trabajo, Kelly Olmos) y otro anterior en el Salón de los Pueblos Originarios.
Con Gabriel Katopodis, otro de los ministros más cercanos, Alberto Fernández se mostró el miércoles 1 de noviembre, cuando juntos recorrieron la obra de entubamiento del arroyo Jiménez en la localidad de Florencio Varela, en el sudeste del Conurbano bonaerense. No hubo discursos en esa ocasión. Fue acompañado por el diputado Julio Pereyra y por el intendente del municipio Andrés Watson.
La obra pública se transformó en uno de los estandartes de su gestión y por eso Katopodis, que abreva en las distintas terminales de la coalición gobernante, aparece con cierta continuidad en alguna actividad compartida.
El martes 7 se produjo su última aparición fuera de la Rosada. Estuvo en el Salón Dorado de la Legislatura porteña para homenajear a Víctor “Tito” Pandolfi, un ex dirigente peronista que fue el último en presidir el Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. A 17 años de su muerte el encuentro lo organizó el legislador porteño Claudio Ferreño, muy amigo del jefe de Estado. Allí, en su discurso, Fernández aseguró que “en estos tiempos, donde irónicamente cumplimos 40 años, vuelve a estar en juego la democracia” y convocó a la militancia a que salga a la calle a “convencer a los argentinos porque la verdadera disputa es la democracia o el autoritarismo y 40 años de democracia no se pueden perder detrás de un autoritarista”.
Además de permanecer alejado de los grandes actos de la campaña, el Presidente ya está pensando en la mudanza para cuando deba abandonar la residencia de Olivos. Todavía no se sabe donde vivirá junto a su pareja Fabiola Yáñez y su hijo más pequeño, Francisco. Quienes lo conocen aseguran que es difícil que retorne al departamento que ocupaba en Puerto Madero, en el piso 12, propiedad de su amigo Enrique “Pepe” Albistur. Hay quienes especulan también con un posible ofrecimiento de un cargo en el exterior en caso de que el peronismo se mantenga en el poder.
Comentá la nota