Se trata de Luis Bellando, un diplomático de carrera que antes estuvo en Angola y en Cuba. Firmarán la designación de inmediato ya que la intención del Presidente es mantener una relación directa con el sumo pontífice para evitar intermediarios políticos.
Por Martín Dinatale.
El presidente Alberto Fernández definió que su relación con el papa Francisco estará atada al trato directo que ambos tienen desde hace varios años ya que en las próximas horas designará a Luis Bellando, un diplomático de carrera, ajeno a la vida política doméstica, en la embajada argentina ante el Vaticano.
Según confiaron a Infobae fuentes calificadas de la Casa Rosada, el decreto para designar a Bellando ya está en la Secretaría Legal y Técnica, a cargo de Vilma Ibarra, para que el Presidente lo firme en estas horas.
De esta manera, la decisión del Presidente es mantener una línea directa con el Papa y evitar la presencia de un embajador político en el Vaticano. En el Gobierno creen que poner a un funcionario relacionado con la política doméstica “hará ruido” en la relación de la Iglesia con el Presidente. Por ello, apuestan a un embajador de carrera como Bellando, que se encargará de las cuestiones protocolares y administrativas de las relaciones bilaterales entre la Santa Sede y la Argentina. Pero los temas más políticos y urticantes, según fuentes gubernamentales, quedarán en manos de Francisco y Alberto Fernández de manera directa y sin intermediarios.
Por la noche, anticipó que a fin de mes viajará a Europa y que en esa oportunidad le gustaría reunirse con el papa Francisco. “A fin de mes voy a estar viajando a Europa. Y me gustaría mucho verlo al Papa. Creo que el Papa debe ser resistente a venir a la Argentina por temor a que lo dejen en uno de los bandos. Es un hombre que cumple su tarea de pastor en forma tan cabal que debería admirarnos a nosotros, no someterlo a la disputa interna”, afirmó el Presidente durante una entrevista con C5N.
En la última reunión que el Presidente mantuvo en la Casa Rosada con la cúpula de la Iglesia, liderada por el presidente de la Comisión Episcopal, monseñor Oscar Ojea, se abordó el espinoso tema del aborto, ya que Fernández había adelantado que quería enviar al Congreso una ley para despenalizarlo. También despertó una airada reacción de la Iglesia la decisión del ministro de Salud, Ginés González García, de avanzar con el protocolo de salud que autoriza a que las adolescentes de entre 13 y 16 años puedan realizar una interrupción legal del embarazo sin necesidad de presentar la autorización de sus padres. Este tema generó una reacción inmediata de la Iglesia, que difundió luego un comunicado cuestionando duramente la postura del Gobierno.
No obstante, más allá de este espinoso tema, la Casa Rosada mantiene buenas relaciones con el Vaticano y desde la Iglesia trabajan con el Ministerio de Desarrollo Social en la asistencia a sectores pobres para la atención social. De hecho, el Presidente pasó la noche de Navidad en la iglesia San Cayetano con un grupo de curas villeros que tiene relación directa con el Papa.
Al parecer, la decisión del Presidente de poner a Bellando como embajador en el Vaticano llegó de la mano del secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, quien tiene aceitados vínculos con la Iglesia y es uno de los hombres del Gobierno más consultados por la Santa Sede.
“Nunca fui de frecuentar la ruta Revlon, lo mío es más sacrificado”, suele repetir Bellando ante sus amigos en referencia a los destinos más buscados por la Cancillería como son París, Nueva York o Madrid. De hecho, en su carrera diplomática Bellando nunca fue a esos destinos. En cambio, estuvo en Angola como embajador, fue encargado de negocios en Cuba y anteriormente fue cónsul en Río de Janeiro, Brasil.
Su último destino fue Angola durante la gestión de Mauricio Macri. Hijo del fallecido periodista Ovidio Bellando, el designado embajador en la Santa Sede tendrá como principal objetivo coordinar una eventual visita del presidente Alberto Fernández a Roma. La idea por ahora está muy verde, aunque en la Casa Rosada ya evalúan que si en marzo el Presidente viaja a Francia para visitar al presidente Emmanuel Macron, también aprovecharía el viaje para ir al Vaticano. Aunque nada está cerrado aún.
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