Alberto Fernández culmina su semana con mayor carga de hostilidades

Alberto Fernández culmina su semana con mayor carga de hostilidades

El Gobierno cierra una semana cargada de hostilidades, una de las más ásperas en lo que lleva de gestión. El debate por la reforma judicial fijó un punto de no retorno con Juntos por el Cambio y, sobre eso, Alberto Fernández tomó otras medidas que generaron el rechazo de la oposición y subió al ring a Mauricio Macri

. El corolario de ese endurecimiento fue un anuncio de medidas sanitarias que rompió la tradición de los anuncios conjuntos con Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, la única escena de concordia que sobrevivía al devenir político.

La relación de pragmatismo que cultivaron Fernández y Rodríguez Larreta en torno a la pandemia -y que le reditúa a ambos en términos políticos y de gestión- no se rompió, insistían ayer tanto en Nación como en Ciudad. Pero el anuncio de la cuarentena desacoplado, con un video en redes del Presidente y una conferencia de prensa del jefe de gobierno porteño en Parque Patricios, resultó conveniente para todos, en un momento de fuerte tensión entre el oficialismo y la oposición.

 

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"Cada tanto deben hacer guiños a los sectores que pertenecen. Hay momentos donde cada uno debe darle de comer a los leones", reflexionó un importante funcionario de la Ciudad. Leyó en esa sintonía los dichos de Fernández sobre la "opulencia" de la Capital Federal. Al escenario político polarizado se sumó el desacuerdo por el regreso a las escuelas porteñas de 6000 chicos que no tuvieron contacto con sus maestros. La negativa de Nación indigna a Rodríguez Larreta, que igual insistirá por las buenas.

Cerca de Fernández niegan que el Presidente haya abandonado la senda de la moderación que propuso cuando asumió. "Alberto es un moderado y dialoguista por naturaleza, pero como todo ser humano a veces tiene derecho a enojarse", dijo a LA NACION un funcionario que lo conoce de cerca para explicar el momento que transita el Presidente.

 

La reunión de Fernández, Kicillof y Rodríguez Larreta Fuente: LA NACION

 

La oposición leyó en Fernández una señal de radicalización cuando anunció, a última hora del viernes de la semana pasada, el DNU para regular los precios de los servicios de telecomunicación. El Presidente encargó la redacción de la norma a la secretaria de Innovación Pública, Micaela Sánchez Malcolm y al segundo del Enacom, Gustavo López, un referente de Forja e identificado con el kirchnerismo y exsubsecretario general de Presidencia de Cristina Kirchner. En el Gobierno aseguran que la medida se venía elaborando en las últimas semanas porque que las compañías no aceptaban diferir los aumentos de los servicios.

"Obviamente que si una de las empresas más importantes del rubro es el Grupo Clarín no esperábamos que algunos medios celebraran la medida", reconoció un portavoz oficial. En la Casa Rosada se quejan del tratamiento mediático que tiene la gestión de Fernández.

Macri, al ring

Fernández cargó fuerte contra Macri esta semana, una reacción tardía por la celebración que hizo el expresidente del banderazo contra el Gobierno del 17 de agosto. Primero, el Presidente dijo que "a la Argentina le fue mejor con el coronavirus que con el gobierno de Macri" y luego compartió en redes un gráfico y aseguró que "entre enero y mayo de 2020 la variación interanual de los salarios reales cayó la mitad que en el mismo período de 2019 cuando la pandemia no existía y gobernaba Cambiemos".

 

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Después, Fernández trajo a colación la conversación que había tenido con el expresidente al inicio de la cuarentena, cinco meses atrás. Dijo que Macri había rechazado en aquel momento las medidas de confinamiento que preparaba la Casa Rosada por el daño que iban a causar en la economía y citó una supuesta frase: "Que mueran los tengan que morirse". Macri le respondió con una carta en la que tildó de "falsa" esa versión de los hechos.

Un colaborador estrecho de Fernández justificó la reacción: "Alberto se estuvo callando todo este tiempo. Pero le dio bronca que alguien que le dijo eso ahora convoque a marchar contra el Gobierno desde Europa. El que primero jugó sucio fue Macri".

Otro portavoz oficial acotó: "A veces no se puede callar. Estamos en menos veinte pero hay que decir que arrancamos menos quince, no se la pueden llevar siempre de arriba". Hubo, sin embargo, otros colaboradores de Fernández que esta semana cuestionaron la estrategia política de endurecer la polarización con el expresidente.

En el horizonte político también asoma el escenario electoral que tendrá lugar dentro de un año. "Nosotros siempre somos los sucios, feos y malos. Pero muchos en Juntos por el Cambio no se quieren hacer cargo de Macri", dijo un asesor de la Casa Rosada esta semana. El intento por abrir una cuña en Juntos por el Cambio es una constante del Presidente, que siempre busca diferenciar "a los opositores que gobiernan" de los que "opinan por Twitter".

Ayer, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, imitó ese movimiento cuando rechazó una "tensión política" con Rodríguez Larreta pero cargó las tintas sobre la herencia económica de Macri.

 

Fernández hizo un anuncio unipersonal de las medidas sanitarias

 

Un estrecho colaborador de Fernández apuntó con cierta picardía: "Alberto en los hechos dialoga ¿Si no por qué invitaría a Martín Lousteau a almorzar?". Ese encuentro había irritado a algunos referentes del espacio opositor. Otros líderes parlamentarios de Juntos por el Cambio aseguran que, desde la fallida invitación a la presentación de la reforma judicial, no hubo mayores contactos con Olivos.

Un importante referente de la oposición dijo a LA NACION: "Cristina ocupa casilleros y le imprime velocidad a su agenda judicial, pero hubo muchos episodios de tensión política que fueron inaugurados por Alberto, como Vicentin, el DNU que amplió el presupuesto, el artículo Cristobal López de la moratoria y la comisión Beraldi. A veces me pregunto si hay que seguir tratando a Alberto como si estuviéramos rescatando al soldado Ryan".

El Gobierno se concentrará la semana próxima en temas menos espinosos, vinculados a la reactivación económica y la seguridad. Se verá si el cambio de agenda traerá un cese de las hostilidades.

 

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