Por Mariano Cuparo Ortiz

 

 

La pobreza y la indigencia dieron saltos históricos en el primer semestre, a causa del efecto de la megadevaluación de diciembre sobre el ingreso de los hogares. De esa forma, en la primera mitad del año, el 52,9% de las personas fue considerada pobre, lo que significó un salto de 11,2 puntos contra los niveles del segundo semestre del 2023. La indigencia, por su parte, llegó al 18,1%, es decir 6,2 puntos más que al cierre del año pasado. Otro dato sensible rompió el amperímetro: el 66,1% de los niños de entre 0 y 14 años fue considerado pobre, bien por arriba del 58,4% que había marcado el cierre del año pasado.

El Indec publicó en la tarde del jueves el informe de Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos correspondiente al primer semestre, que se realiza a partir de los datos de la EPH. En esos 31 aglomerados, la cantidad de pobres llegó a 15.685.603 personas, de las cuales además 5.379.588 son indigentes. Eso implicó que en el primer semestre del 2024 se sumaron 3.385.122 personas a la pobreza y 1.859.414 a la indigencia. Proyectado al total de la población, la cantidad de pobres llegó a las 25.000.000 de personas. Y la cantidad de indigentes a las 8.500.000 personas.

Tanto la pobreza como la indigencia llegaron a niveles que no se veían desde el 2004, a la salida de la anterior devaluación histórica, al final de la convertibilidad. En el primer semestre de aquel año la indigencia había llegado a ser del 19,5% y la pobreza del 56,8%. Pasaron exactamente 20 años hasta alcanzar niveles similares.

El investigador del Cedlas-Unlp Leopoldo Tornarolli detalló que, según sus estimaciones, la pobreza llegó a ser del 55% en el primer trimestre, gracias al aguinaldo. Sin ello, afirmó, habría llegado a ser del 58,2%. En el segundo trimestre, ya sin ese ingreso extra, pero con los salarios registrados recuperando parcialmente su nivel real, fue de alrededor del 49%. 

El director de Análisis Macroeconómico de la consultora Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina realizó un ejercicio a través del cual aisló la variable del aguinaldo y observó, sin ella, un 58,6% para la pobreza en el primer trimestre (vale recordar, además, que el Indec solo publica el número del semestre, sin desagregarlo) y un 50,8% para el segundo trimestre. Y afirmó: “En el primer semestre la pobreza afectó a casi 53% de la población y la indigencia a poco más del 18%. Lo único positivo es que lo peor ya habría pasado: tanto la pobreza como la indigencia (excluyendo el aguinaldo) bajaron en el segundo trimestre frente al primer trimestre (aunque no frente al cuarto trimestre del 2023)”.

La devaluación de diciembre, que hizo que el precio del dólar se disparara un 118% y llevó a la inflación a un nivel histórico e inédito desde la hiperinflación, se conjugó con el ajuste fiscal y conspiraron para el salto de la pobreza. Desde el Gobierno culparon a la pesada herencia. El vocero presidencial Manuel Adorni afirmó que el dato refleja “la cruda realidad que está atravesando la sociedad argentina”.

Y agregó: “Es consecuencia del populismo que ha sometido al país a tantos años de desgracias y devastación. El Gobierno heredó una situación desastrosa, la peor herencia que recibió un gobierno en democracia, probablemente de la historia argentina. En diciembre la inflación corría al 25,5% mensual y la mayorista al 54%, datos que refrescamos de manera seguida, un número que anualizado en diciembre nos marcaba que estábamos entrando en una hiperinflación. Cuando hablamos de haber evitado una hiperinflación, la pobreza se hubiese llevado cerca del 40% a cerca del 95%, hubiéramos entrado en un mar de pobreza absoluta si no se evitaba la hiperinflación”.