Responde a Santilli y, desde diciembre, ocupa una banca en la Legislatura, donde aportará su experiencia en medio ambiente y espacio público. Fanático de River, participó de la campaña de D'Onofrio.
Sin embargo, otro 50 por ciento de la carrera de Forchieri pertenece a un territorio extrapolítico. O, tal vez, no tanto. Hincha apasionado de River desde que respira (igual que su jefe político), participó activamente de la campaña que llevó al triunfo a Rodolfo D’Onofrio, flamante presidente electo del club de Núñez, que se impuso por un amplio margen en las últimas elecciones. Forchieri –como Santilli, claro está– forma parte de ese nuevo ciclo que empezó en River, y no solo desde la dirigencia. El cambio de aire provocó un subidón anímico de sus hinchas. “Es que terminaron doce años de malaria, con todo lo que sufrimos y después de habernos ido a la B”, dramatizó el joven macrista, quien, a la vez, es vicepresidente de la Agrupación Nuevos Dirigentes, el espacio que impulsó a D’Onofrio y que dirige Darío, el hermano del nuevo senador de Macri.
“La filosofía de D’Onofrio es la de Pro. Y es más: la campaña que hicimos en River fue al estilo Pro, estando cerca de los socios. Porque si algo aprendí en estos años es que lo único que le importa a la gente es que le resuelvan sus problemas.”
–¿Por qué el fútbol está tan entroncado con la política? ¿Se puede hacer política sin influir en un club de fútbol?
–No veo cuál es la incompatibilidad. A mí me apasiona el fútbol desde que tengo 6 años y milito desde los 16. Mauricio Macri fue presidente de un club y allí demostró que podía hacer cosas. Luego pasó a la política. Y te confieso algo, me duele decirlo y sobre todo recordarlo: como fanático de River, cuando Mauricio era presidente de Boca, yo deseaba que le fuera mal porque no paraban de ganar.
–No me refiero al fútbol en sí, como deporte, sino a los barras. Todo sugiere –incluso investigaciones académicas– que la violencia no desaparece porque la política es parte del problema y no de la solución. Por ejemplo, en Gran Bretaña fue sencillo terminar con la violencia de los barras porque la política no está metida en el medio.
–Yo no estoy a favor de los barras y condeno la violencia en el fútbol. Y realmente creo que puede haber una convivencia sana entre política y fútbol. Insisto: la gente quiere que los dirigentes estén cerca y que se ocupen de sus problemas. Y eso vale tanto para la política como para el fútbol.
–¿Cómo evalúa el liderazgo de Massa, que le viene a disputar electorado a Macri?
–Massa es un muy buen dirigente que aglutina a distintos sectores, mientras Mauricio es un líder que está al frente de una fuerza propia y nueva, y que fue capaz de generar distintas figuras en otros distritos más allá de Capital. Baldassi en Córdoba; Miguel del Sel en Santa Fe; De Angeli en Entre Ríos; Mac Allister en La Pampa; Eduardo Cáceres hizo una excelente actuación en San Juan. Pro viene construyendo una fuerza política novedosa, y representa un cambio verdadero para 2015. Massa, en cambio, fue el jefe de Gabinete de Cristina Kirchner.
–¿Qué expertise va a aportar en la nueva Legislatura?
–Mi expertise ha sido, en estos últimos años, estar en la calle con la gente. Ahora, en la Legislatura, voy a dedicarme a lo que sé: espacio público y medio ambiente.
–¿Y cómo evalúa el paso de Santilli por el ministerio?
–Diego ha generado un cambio importante en el área que le tocó liderar, con la contenerización (NdR: Se refiere a la colocación de contenedores metálicos en los barrios porteños) y la iluminación, entre otras cosas. Y estoy seguro de que Edgardo Cenzón, su sucesor, continuará ese trabajo e incluso lo mejorará.
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