Debido a las escasas nevadas en la cordillera, se estima que el próximo año hidrológico será “peor que el actual”. Durante la corta se realizaron mejoras.
Finalizó el período de corta en la cuenca del río Mendoza, que había comenzado el 27 de mayo y que se utilizó para la realización de obras tendientes a mejorar el sistema de riego agrícola y la limpieza de los cauces.
Desde las 6 de la mañana, ayer el dique Potrerillos comenzó a erogar aproximadamente 35 m3/segundo, de los cuales llegaron al dique Cipolletti unos 26,5 m3/segundo que están destinados al riego agrícola y 7 m3/segundo al abastecimiento poblacional. La diferencia entre los caudales se debe a pérdidas por infiltración en el largo trayecto entre Potrerillos y Cipolletti.
Alrededor de las 9.30, las compuertas del dique comenzaron a liberar líquido al principal receptor, el canal Cacique Guaymallén, y de esa forma se inicia otra vez el turnado de riego en ese gran cauce y sus derivados, que abarcan unas 42.000 hectáreas sembradas.
El Guaymallén, que atraviesa el Gran Mendoza y termina en Lavalle, estará dotado durante 4 días y luego el agua pasará a otro curso estratégico, el canal San Martín, que se extiende hasta Nueva California.
El regreso del líquido a los cauces fue presenciado por funcionarios, técnicos y regantes, y tuvo un correlato en un pequeño show de promoción aérea, cuando a la misma hora en que la corriente entraba a los cauces, un parapente motorizado sobrevolaba la zona del dique y sus alrededores con la palabra agua inscripta en sus alas.
Por debajo
De todos modos, además de la noticia en sí del retorno a la normalidad del regadío tras el lapso de clausura, no hay un panorama muy alentador para adelante.
El superintendente de Irrigación, José Luis Álvarez, comentó que debido a los bajos registros de precipitación nívea en la alta cordillera, el año hidrológico seguirá con pronóstico pobre para los ríos mendocinos.
“Todo indica que los volúmenes a escurrir se encuentran por debajo de las medias históricas y el próximo año tal vez sea peor que el actual”, acotó el funcionario. El dato oficial surgirá del pronóstico que la repartición dará a conocer en octubre.
El regreso del agua a los cauces mendocinos fue distinto en las diferentes cuencas de Mendoza. Comenzó el 21 de julio para el río Tunuyán inferior; el 28 de julio para el Tunuyán superior, el 5 de agosto en el río Diamante, y ayer en la cuenca del río Mendoza y Malargüe, mientras que el 26 culminará en el río Atuel. La cuenca del Mendoza abarca a 85 mil hectáreas cultivadas.
Durante este período en que no corrió el agua por canales e hijuelas, se invirtieron $ 54 millones en diferentes tareas para mejorar el sistema hídrico. Pero en el cuadro general, la inversión anual de trabajos es de $ 110 millones, según los números del Departamento General de Irrigación (DGI).
Las realizaciones que se catalogaron como más importantes son la construcción e impermeabilización de nuevos tramos, la aplicación de tecnología a la medición de caudales, el entubado de canales y la participación de las inspecciones de cauce en la ejecución de obras por su propia cuenta.
Asimismo se realizaron tareas de mantenimiento de las estructuras fijas y electromecánicas de los diferentes diques; y se limpiaron cupos, que posibilita el libre escurrimiento del agua hacia las fincas.
Personal técnico del DGI realizó también pruebas hidráulicas en las compuertas.
A modo de celebración por la llegada del agua a los cauces hasta se organizó un pequeño show aéreo, con la participación de un parapente a motor tripulado que sobrevoló la zona de Cipolletti y parte de la cuenca. Este vuelo coincidió con el momento exacto en el que el agua volvía al sistema.
El titular de Irrigación puso en valor el trabajo que se ha realizado en el contexto de crisis hídrica que transita Mendoza, señalando que “se han invertido recursos presupuestarios y humanos” para la puesta a punto de las operaciones. Agregó que durante el período de corta, junto a las obras en infraestructura, se comenzó a instalar puntos de medición de caudales, que indicarán en tiempo real el volumen de agua que recorre los 11 mil kilómetros de canales primarios y secundarios.
Esa información estará en internet y podrá ser examinada por cada regante. El objetivo es que haya transparencia en la distribución, precisaron los técnicos. Son 100 los sitios de ubicación de estos implementos de medición y ya se han colocado 57.
Pero, sigue siendo una deuda pendiente la impermeabilización de cursos de riego, ya que sobre 11 mil kilómetros, están revestidos un poco más de 2.000 kilómetros.
El turnado
Con el regreso del agua a los canales de Mendoza, comenzó a reponerse el sistema de turnado, que consiste en la asignación de un tiempo y un caudal determinado en las cabeceras de los canales. Este turnado se define desde las áreas técnicas de las distintas subdelegaciones y se acuerda con los regantes de la provincia.
La tarea de levantar o cerrar las compuertas de canales e hijuelas es una de las tareas de los tomeros. Uno de esos repartidores de agua, Oscar Jurado (63), contó que hace tres décadas que cumple esa misión y está ubicado en Los Álamos, Fray Luis Beltrán.
“Dentro de la escasez de agua que tenemos, hemos mantenido los cauces lo más limpios posibles para llegar con menos pérdidas a destino. Ahora llegó un cupo más o menos interesante para regar los frutales, que están floreciendo en mi zona y en Rodeo del Medio”, apuntó.
En tanto, el productor de camote y zapallos Oscar Sánchez y sus colegas de Colonia Molina (Guaymallén) están expectantes. “Nuestros turnos comienzan en octubre, veremos cómo nos va; el que tiene pozo ‘zafa’ medianamente, pero el que no lo tiene a veces hasta riega surco por medio”, señaló el agricultor.
Cuatro generaciones al servicio del Cipolletti
Don Roberto Vargas (63) es el operario más antiguo que Irrigación tiene en el dique Cipolletti. Se desempeña como encargado del movimiento del agua, para lo cual realiza maniobras de apertura de compuertas cuando los ingenieros le indican.
Ya cumplió 45 años en la repartición. “En mis comienzos por aquí tabajaba mucha gente, éramos como 40 obreros; las jubilaciones del personal y las automatizaciones de algunas operaciones redujeron los planteles. Nosotros regábamos el predio a balde y hacíamos guardias”, recuerda don Roberto.
Su padre (Roberto) y su abuelo (Ramón Wenceslao) también integraron en el pasado el plantel de Irrigación, en el mismo lugar, Cipolletti. Y hace un tiempo fue incorporado su hijo Daniel, completando así cuatro generaciones en la administración y control del agua.
Comentá la nota