Al menos 133 mil millones de litros de agua son utilizados por la industria de comida ultraprocesada que además de provocar enfermedades crónicas ocasiona un grave daño al medio ambiente en México.
Ciudad de México, 6 de febrero (POPLAB).– Coca-Cola, Pepsi, Danone, Nestlé, Bimbo, Aga y otras empresas de productos chatarra extraen anualmente 133 mil millones de litros de agua para producir comida y bebida que no sólo afectan la salud de los consumidores sino que además provocan serios daños ambientales en México.
Pero esta cifra podría ser superior debido a que la Comisión Nacional del Agua no suele supervisar de manera rigurosa la extracción incumpliendo con su capacidad fiscalizadora, según han denunciado activistas y expertos del tema.
El total del agua que utilizan las empresas alcanzaría para llenar 16 mil 862 veces el Lago de Chapala, el más grande de México, en un país donde el 24 por ciento de los hogares no tienen agua todos los días, ubicándolo en el segundo lugar en Latinoamérica por estrés hídrico – es decir, que la demanda es más alta que la cantidad disponible- . Pero no sólo es lo que consumen, también cuenta lo que desechan: 119 mil millones de litros de agua sucia que después de los procesos industriales regresa a cuencas y acuíferos.
La producción de refrescos tiene un impacto ambiental muy alto. Coca-Cola Holanda reveló en un informe que se necesitan 35.4 litros de agua para producir medio litro de refresco; 28 litros se utilizan para cultivar betabel para endulzar, siete litros para fabricar la botella de plástico y 0,4 litros de “agua operativa”, que es la que se utiliza en las plantas de embotellado.
El consumo de agua embotellada también es un problema, según la International Bottled Water Association, México compra el 8.7 por ciento del volumen total mundial, es decir 32 mil 864 millones de litros anuales, lo que representa ingresos de más de 66 mil millones al año a Danone, Coca Cola y Pepsi, reportó Fortune.
Según estimaciones, el 90 por ciento del costo del agua embotellada se debe a la botella y el líquido puede llegar a venderse hasta 10 mil veces su valor. En el Informe sobre violaciones a los derechos humanos al agua potable y al saneamiento en México publicado en 2018, se señala que Coca Cola Femsa pagó 2 mil 600 pesos al año por cada una de sus concesiones. “Esta falta de proporción entre el pago por derechos de explotación y las utilidades de la empresa revela como el sector público privilegia los intereses del sector privado por encima de los derechos fundamentales cuando el pago adecuado de estos volúmenes podría financiar la cobertura de agua potable a poblaciones que no tienen aún acceso a ella”.
COCA-COLA CONSUME EL AGUA DE MÉXICO
La refresquera más grande del mundo, Coca Cola, no sólo lleva a todos los rincones de México sus productos, sino que consume el agua en cada uno de los 32 estados del país de dónde extrae más de 55 mil millones de litros de agua al año.
En Toluca se encuentra la planta de Coca Cola más grande de América Latina, que produce más de 300 millones de cajas al año. En dicha ciudad la refresquera tiene permitido extraer más de 3 mil millones de litros anuales pese al extremadamente alto estrés hídrico en la zona.
De acuerdo con Marcos Arana Cedeño, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, solo “el volumen de agua que extrajo Coca-Cola Femsa de los mantos acuíferos de San Cristóbal de las Casas, Chiapas en los primeros 20 años de concesión equivale a una columna que tuviera 10 veces las dimensiones del Estadio Azteca”.
En ese estado, Coca Cola no solo ha instalado una “estrategia de venta sumamente agresiva” ofreciendo precios más reducidos a las comunidades indígenas para garantizar su lealtad como consumidores y utilizando los hogares como puntos de distribución, sino que el agua que explota está por encima de lo que le permite Conagua, indica el académico.
La refresquera ha extendido su crecimiento en el sureste, Yucatán es el tercer estado con más concesiones de agua para chatarra, en Mérida hay 17 pozos de Coca Cola con una autorización para extraer 4 mil 400 millones de litros de agua.
En algunas de las comunidades indígenas mayas en la Reserva de Cuxtal en esa ciudad, “el abastecimiento no es continuo y solo se prende la bomba dos o tres veces al día”, dijo Rodrigo Migoya von Bertrab, director general de la asociación Niños y Crías A.C. en una región como la Península de Yucatán donde hay sobreexplotación del acuífero por parte de la industria, incluida la de bebidas azucaradas.
El 49 por ciento de los meridanos tienen diabetes, esto no sorprende, Yucatán es una de las entidades donde más se consume refresco, con un promedio de 240 litros al año por yucateco, según reconoció Juan Luis Mac Grégor, director de comercialización de Bepensa, embotelladora de Coca Cola, que extrae al año 9 mil 500 millones de litros, siendo así la compañía de productos chatarra que más agua extrae en el país.
Aún cuando el estrés hídrico en la zona es medio, se requiere que se administre el uso del agua para no ponerla en riesgo en un futuro.”El problema más grande que tiene el Acuífero de Yucatán es la contaminación”, comenta Migoya von Bertrab, promotor de Agua para todos.
En la Península de Yucatán el mal uso de los recursos hídricos por parte de las refresqueras se extiende al estado de Quintana Roo. “Sé que el agua que luego utilizan las refresqueras se bombea hacia abajo, a muchos metros hacia abajo, pero es agua contaminada”, agrega Migoya.
Decenas de tiendas que publicitan a Coca Cola pueden apreciarse en Mérida y los pueblos cercanos. Foto: Kennia Velázquez.
Además de los 3 mil millones de litros de agua que CONAGUA le permite extraer a Coca Cola en tierras quintanarroenses, tiene autorizaciones para el desecho de aguas residuales en 19 puntos de descarga dentro de siete municipios distintos: Benito Juárez, Cozumel, Solidaridad, Othón P. Blanco, Felipe Carrillo, José María Morelos y Tulum.
La embotelladora de Coca-Cola en León es otro ejemplo de cómo Conagua no supervisa, aún cuando la zona padece un elevado estrés hídrico, lo cual ha llevado a la ciudad a buscar agua en municipios vecinos. Mientras esta planta produce 728 millones de litros de refresco al año, los permisos de extracción que refleja el Registro Público de Derechos del Agua son por 690 millones de litros anuales, reportando así mayor producción de líquido del que obtiene del acuífero.
En el estado más violento de México, Guanajuato, los padecimientos relacionados a la mala alimentación superan a los homicidios como causas de muerte: en el 2020 murieron por enfermedades del corazón 9 mil 115 y de diabetes 7 mil 805 personas; fueron asesinados 4 mil 158 guanajuatenses. En la entidad se compra el 5.3 por ciento de la producción nacional de refrescos que asciende a más de 5 mil millones de pesos, según la Asociación Nacional de Productores de Refresco y Aguas Carbonatadas.
“Ese es parte del problema: que si una empresa o un ciudadano tiene autorizado 80 mil metros cúbicos de agua al año no hay quien garantice que extrajo los 80 mil o más. Pues aunque la tecnología existe y hay mecanismos en la ley, no hay suficiente presupuesto como para que desplieguen operativos que permitan vigilar que no se pasen del volumen autorizado”, dice al respecto Gustavo Lozano, representante de la organización Acción Colectiva Socioambiental.
Según Coca-Cola Femsa, junto con otros organismos han dotado a 25,924 personas con infraestructura de agua y saneamiento en el estado Guanajuato. El gobierno estatal informó que las comisiones estatal y nacional del agua “aportan la infraestructura que ya tienen considerada construir dentro del programa de obras anuales en diversas localidades del estado, el valor agregado que brinda este proyecto, es que se pone en marcha actividades del enfoque Arte Social para el Cambio de Comportamiento”. Mientras que Femsa se compromete a “convertir la información en conocimiento para los tomadores de decisiones” y en “mejorar la cultura del aprovechamiento eficiente del agua”.
LOS OTROS EXTRACTORES DE AGUA
Coca-Cola no es la única empresa de productos chatarra que extrae agua. En la lista aparece en segundo lugar Pepsi, que tiene permitido extraer 32 mil millones de litros anuales para sus refrescos y botanas. Además están Aga, Danone, Nestlé, Bimbo y otras empresas refresqueras, productoras de frituras, pastelillos y diversos productos poco nutritivos que consumen al menos 30 mil millones de agua en concesiones solicitadas con diversas razones sociales con la intención de diluir el rastro de su huella hídrica.
ECOLOGISTAS PARA LA FOTO
El consumo de alimentos chatarra está asociado no sólo a problemas de salud sino a daños al medio ambiente, aún cuando las empresas de productos ultraprocesados hacen grandes esfuerzos publicitarios y crean fundaciones para mostrarse como ecológicos y socialmente responsables hay evidencia de que bloquean iniciativas gubernamentales para evitar hacerse cargo de la contaminación que provocan sus empaques.
Según la Industria Mexicana de Coca Cola están haciendo grandes esfuerzos por reciclar sus botellas, pero en junio de 2019 una de las embotelladoras interpuso un amparo en contra de la ley en Oaxaca que prohíbe el uso, distribución y venta de PET de un solo uso y, aunque le fue negada la suspensión, la empresa continúa litigando para frenar la medida.
También han dicho que para 2025 esperan dotar de agua a medio millón de personas y aseguran que “le devolvemos a la naturaleza toda el agua que utilizamos en nuestros productos a través de diferentes programas, como, por ejemplo, el de reforestación”, declaró Joan Prats, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Comunicación de Coca-Cola México. Pero investigaciones periodísticas muestran que eso está lejos de ser verdad.
Para el representante de la Red Internacional de Acción en Alimentos para Niños, Marcos Arana, lo que en realidad ha pasado, es que FEMSA “financia algunos grupos para hacer acciones de reforestación y viveros. Las reporta como acciones propias, además de que con esto trata de justificar su presencia y produce también una gran división”.
Con este tipo de prácticas, Coca-Cola “deduce impuestos y le permiten un lavado de imagen”, vendiéndose como ecologistas, señala el investigador.
En lo que respecta a la multinacional que ocupa el segundo lugar en mayor extracción de agua para chatarra, Pepsi asegura que ha donado 13 millones de dólares en América Latina para compensar su huella hídrica, un aporte mínimo si se considera que solo en 2019 reportó ingresos provenientes de la región superiores a 7 mil 500 millones de dólares. El resto de las compañías tampoco se salvan. Nestlé y Mondelez han sido denunciadas por comprar productos a empresas que provocan incendios en selvas alrededor del mundo. Coca Cola, Danone, Pepsi, Mondelez, Nestlé y Pepsi, han sido señaladas por retrasar, distraer e impedir cualquier medida que regule el uso de plásticos en el mundo. Por ello, cada vez más voces de expertos hablan de la urgente necesidad de no sólo contar con alimentos más saludables, sino de sistemas alimentarios sostenibles como un derecho humano. Consideran, además, a la obesidad, la desnutrición y el cambio climático como una sindemia que se ha agravado con la llegada de COVID-19.
CONAGUA ABRE FRONTERA DE EXPLOTACIÓN
El problema detrás de todo, a juicio de los expertos consultados, es que la CONAGUA incumple con su obligación constitucional de regular la extracción de aguas subterráneas y supervisar el respeto a cabalidad de los volúmenes de agua que se explotan mediante los títulos de concesión que otorga a las empresas.
De acuerdo con Francisco Cuéllar Hernández, consultor independiente en materia de concesiones de agua, “a la Conagua no le importa” si los poseedores de títulos solicitan o no prórroga para sus concesiones y tampoco hay pleno conocimiento de su vigencia o volumen de extracción. Existen, por ejemplo, “títulos que tienen un volumen de 5 mil metros cúbicos y con base en la profundidad autorizada sacan 300 mil metros cúbicos”.
La ineficiencia de la CONAGUA incluye también su imposibilidad de conocer la disponibilidad real del líquido que hay en los acuíferos del país. No conoce ni el volumen de agua en existencia, ni la cantidad de los recursos hídricos que se explotan, ni tiene la capacidad de supervisión del uso que se le da. “Tiene la facultad fiscalizadora, pero no tienen la capacidad para cumplir con esa facultad. Ese es un problema”, dice Lozano de Acción Colectiva Socioambiental.
“Y tendría que empezar a hacer una revisión de las concesiones que ya entregó para ver cuáles están siendo mal usadas, cuáles no se usan y retirarlas. Porque es un derecho de la autoridad cancelar una concesión cuando no se está haciendo un uso adecuado o cuando el aprovechamiento del agua no tiene el destino que dijeron que iba a tener”, añade el abogado en materia ambiental.
Coinciden los especialistas en que el Estado Mexicano contribuye a la violación del derecho humano al agua al permitir que empresas como las de la comida y bebidas chatarra tengan un acceso indiscriminado a los recursos hídricos del país, mientras que existen poblaciones sin este bien común garantizado.
En cientos de poblados se consumen refrescos porque no tienen agua potable confiable para beber, “y hay que apuntar a las responsabilidades tanto del Estado, como de FEMSA, quien hace un negocio enorme que ha causado bastante daño a la población”, concluye Marcos Arana Cedeño.
Si bien las autoridades federales han implementado políticas públicas para desincentivar el consumo de comida y bebida chatarra, ahora toca que tomen medidas para poner al alcance de toda la población agua potable para consumo humano.
La fiscalización y la transparencia en el consumo de agua de estas grandes empresas es un tema de interés nacional, por el estrés hídrico del país, las repercusiones socio ambientales y las afectaciones a la salud pública de sus productos.
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