En México hay 16 mil plantas de agua embotellada registradas, pero existen 40 por ciento más que operan sin regulación.
Nancy Rodríguez compra un garrafón de 20 litros de agua a la semana, lo hace en una de las embotelladoras de su barrio, en la colonia Santa Martha Acatitla, en la Alcaldía Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México.
“Tengo desconfianza de que en mi familia tomemos la que sale de la llave, pues regularmente llega sucia”, señaló. Prefiere rellenar su garrafón, pues gasta 15 pesos por los 20 litros, mientras que el de marcas como Bonafont cuesta 45 pesos.
Tres factores llevan al consumo de agua embotellada en el país: la costumbre que se quedó tras el sismo de 1985, luego de que se rompió la tubería de agua potable en la ciudad; la desconfianza por tomar agua sucia y la falta de abasto en algunas zonas del país, señaló Jorge Alberto Arriaga, coordinador ejecutivo de la Red del Agua de la UNAM.
Agregó que 84 por ciento de la población consume agua embotellada en México y de ese total, 85 por ciento compra el garrafón con 20 litros en embotelladoras que no tienen autorización, regulación ni vigilancia de la calidad del agua.
De acuerdo con el estudio Bottled Water 2019: slower but notable growth, México ocupó en 2019 el tercer lugar a nivel mundial en consumo de agua embotellada, sólo después de China y Estados Unidos y en 2019 registró el consumo de nueve mil 747 millones de galones de agua (36 mil 896 millones de litros).
AUTOEVALUACIÓN
Por la demanda de agua potable, en los últimos años ha crecido la cantidad de pequeños locales que rellenan los garrafones de agua.
De 2014 a 2019, el consumo del agua embotellada en el país creció a un ritmo anual de 4 por ciento, indicó la International Bottled Water Association; esto aún y cuando la cobertura de agua potable en las zonas urbanas, es decir, localidades mayores a dos mil 500 habitantes, es de 97.2 por ciento, esto es, 89.4 millones de habitantes cuentan con el servicio, indican datos del Inegi.
“Mucho del alto consumo tiene que ver con la cobertura que hacen los distintos gobiernos, que incluye la cantidad y calidad del servicio, ya que sólo 14 por ciento de la población en México tiene agua las 24 horas del día y los siete días de la semana”, señaló Arriaga.
Gabriel Alcalá, director general de la Asociación Nacional de Productores y Distribuidores de Agua Purificada (Anpdapac), estimó que en el país hay 16 mil plantas purificadoras de agua embotellada registradas ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitario (Cofepris), sin embargo, dijo, hay unas seis mil 400 plantas que opera sin control, 40 por ciento de las registradas.
Alcalá comentó que el gobierno debe intensificar las medidas para que estas empresas garanticen la calidad del agua, pues se puede generar un problema de salud entre la población.
En 2005, la Cofepris y la Anpdapac firmaron un acuerdo para vigilar la calidad del agua, sin embargo, el criterio que aplica es la autoevaluación.
“La Cofepris emite un formato, tipo checklist, para que la planta anote cómo va cumpliendo de acuerdo con la normatividad”, explicó Alcalá. “Hemos visto problemas en algunos casos, en donde no hay una verificación exhaustiva y falta un control”, señaló.
“Estamos en un círculo vicioso, la población desconfía del servicio y no paga el agua; las instituciones quieren mejorar, pero tienen menor presupuesto para hacerlo. Prácticamente todos los sistemas de agua trabajan con números en rojo”, puntualizó Arriaga
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