Las agroexportadoras presionan por un "dólar libre" en el acuerdo con el FMI

Las agroexportadoras presionan por un

Desde el complejo agroexportador advierten que tienen la expectativa de que el acuerdo con el Fondo genere el fin del dólar blend a través de una unificación cambiaria.

Por

JAVIER SLUCKI

 

Mientras el mercado espera que el nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se conozca de manera inminente, los sectores agroexportadores del campo ya salen a pedir que las condiciones del acuerdo incluyan no sólo una apertura del cepo, sino también un "tipo de cambio libre", lo que a su vez implicaría el fin del dólar blend.

El futuro programa con el FMI ya fue aprobado por DNU, con el cual el Javier Milei logró saltearse -por ahora- la aprobación en ambas cámaras del Congreso. Con ese paso saldado, el Gobierno afirma que las negociaciones están en su tramo final, por lo que tanto en el mercado como en el círculo rojo crece la expectativa sobre cuáles serán las condiciones que se establezcan en el acuerdo de nivel técnico (Staff Level Agreement), que luego tendrá que ser aprobado por el directorio del organismo. 

En este contexto, desde el campo ya salen a agitar su expectativa de que el nuevo acuerdo incluya lo que es básicamente un devaluación"Hay una expectativa natural de que haya un tipo de cambio libre" como parte del acuerdo con el FMI, advirtieron a El Destape altas fuentes del sector agroexportador local.

"Eso llevaría a que naturalmente haya un solo tipo de cambio, que no haya más un dólar blend exportado", agregaron las fuentes. El dólar blend fue establecido por Luis Caputo a días de la asunción del actual Gobierno como un incentivo a los exportadores, al permitirles liquidar solo un 80% al dólar oficial pero el 20% restante al dólar CCL.

La posibilidad de un "tipo de cambio libre" es "una expectativa natural desde la experiencia de los programas de esta naturaleza con terceros países" por parte del FMI, argumentan en el sector agroexportador.

Todo esto viene dado, en verdad, por una instancia previa, que es "la liberalización del cepo cambiario" que las cerealeras también, naturalmente, esperan que llegue junto con el acuerdo con el Fondo.

El dilema de Milei frente al campo por el acuerdo con el FMI

El problema para el Gobierno es que la salida del cepo es el objetivo básico declarado de la llegada de los "dólares frescos" en el marco del nuevo acuerdo. Pero, al contrario, Milei y Caputo han estado negando tajantemente, una y otra vez, que el FMI condicione la firma del nuevo programa a una devaluación del peso, algo que supondría reconocer la existencia del actual atraso cambiario.

 

 

De este modo, la expectativa del complejo agroexportador implica una importante presión política para la Casa Rosada, que espera, al contrario, que los fondos extra enviados por el FMI generen un colchón que permitan la salida del cepo sin una corrida cambiaria. La cual, a su vez, haría volar por los aires el pilar de la baja de la inflación.

Mientras que el Gobierno necesita un dólar planchado hasta las elecciones, y una salida del cepo recién a fin de año, las cerealeras están urgidas por una suba del precio de exportación. Esto se debe a que, desde julio, el Banco Central destina buena parte de las reservas acumuladas a intervenir en el mercado del dólar CCL.

Si esto le permitió a Milei mantener el precio del dólar a raya, también conservó vacías las arcas del BCRA, con reservas negativas en más de 4.300 millones de dólares, urgiendo al Gobierno en la firma del nuevo acuerdo para que lleguen los dólares extra.

Del lado de los agroexportadores, la situación implica que el precio de exportación se encuentra deprimido, algo potenciado por los bajos precios de las commodities de la soja a nivel mundialLa reducción de las retenciones en un 20%, que se instrumentó a inicios de febrero, aumentó la liquidación solo marginalmente.

Milei deberá resignarse a cumplir con la expectativa de las cerealeras en las próximas semanas, antes de la llegada de la cosecha gruesa a fines de abril, o arriesgarse a mantener un dólar planchado en el nivel de atraso actual. Es decir, gastando rápidamente el crédito extra que llegue del FMI y volviendo a depender de un campo que seguirá sin tener incentivos para liquidar.

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