La tensión entre Larreta y Bullrich escaló por la filtración del video en el que la titular de Pro increpa a un funcionario porteño y el desafío de un sector de la UCR a Macri
Matías Moreno
Mientras el kirchnerismo redobla la presión contra el presidente Alberto Fernández para suspender las PASO del 2023, en Juntos por el Cambio se libra una pelea sin cuartel por las candidaturas y la estrategia para volver al poder en los comicios del año próximo.
La fragilidad del Frente de Todos, cuyos jefes quedaron envueltos en una interna feroz por la conducción del peronismo al mismo tiempo que se agrava la crisis económica por la disparada inflacionaria, estimula las diferencias en la principal coalición opositora. Desde que Mauricio Macri perdió las presidenciales de 2019, una derrota que dejó heridas que aún no suturaron en el espacio, Juntos por el Cambio carece de un liderazgo claro y lidia con el desgaste de una disputa sin tregua por el armado electoral y la identidad de la fuerza.
Si bien no hay una ruptura formal, el conglomerado opositor" class="com-link" data-reactroot="" style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px; border: 0px; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-weight: inherit; font-stretch: inherit; line-height: inherit; font-family: inherit; vertical-align: baseline; outline: none; text-decoration-line: none; color: rgb(2, 80, 201);">conglomerado opositor quedó fracturado internamente después de que escalara la pelea por la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad, bastión de Pro hace quince años, en la que hubo ataques agresivos de fuego amigo. También impactó el fuerte desafío que lanzó en el homenaje del sábado pasado a Raúl Alfonsín el flanco moderado y progresista de la UCR a Macri, quien recuperó el protagonismo en el universo opositor y mantiene el enigma sobre una eventual candidatura, mientras estimula entre sus socios el debate ideológico sobre el plan de gobierno.
La fragmentación es transversal e impacta tanto en Pro como en el radicalismo. La división cada vez más pronunciada entre el ala dura de derecha, con Macri, Patricia Bullrich, Alfredo Cornejo o Miguel Ángel Pichetto, y el sector moderado, en el que orbitan Larreta, Elisa Carrió, Gerardo Morales o Martín Lousteau e incluso Facundo Manes -pese a sus internas con los radicales y el Pro-, alteran su mecanismo de funcionamiento.
La falta de articulación en la cúpula del espacio se vio con nitidez en el debate" class="com-link" data-reactroot="" style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px; border: 0px; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-weight: inherit; font-stretch: inherit; line-height: inherit; font-family: inherit; vertical-align: baseline; outline: none; text-decoration-line: none; color: rgb(2, 80, 201);">el debate por el Presupuesto. Es que la mesa nacional no solo no se reúne hace más de dos meses, sino que ya ni siquiera logra consensuar un comunicado. Así, reconocen en el seno de la fuerza, será difícil unificar posturas en torno a un programa económico o un relato para reconquistar una mayoría social en la campaña del año próximo.
"La próxima te rompo la cara", le dijo Bullrich a Felipe Miguel
La lucha de poder en Juntos por el Cambio por las candidaturas de 2023 tuvo ribetes de telenovela durante las últimas horas. Ayer se filtraron las imágenes de una filmación en la que Bullrich increpa a Felipe Miguel, jefe de Gabinete de Larreta, durante la presentación del libro de Macri en La Rural. “No me crucés más por la tele porque la próxima te rompo la cara, conmigo no se jode, te lo aviso”, le advirtió la titular de Pro, mientras lo apuntaba con el dedo índice. El video, que se viralizó en pocos minutos, circulaba hace una semana entre dirigentes del partido fundado por Macri. La exministra le recriminó a Miguel haberla acusado en los medios de ser “funcional” al kirchnerismo por sus críticas al operativo de seguridad de Larreta en Recoleta.
Bullrich, que pasó del enojo inicial por la filtración a intentar capitalizar el affaire -ya hicieron remeras y estrenó el latiguillo “conmigo no se jode” en una charla con estudiantes-, no digiere al ministro coordinador de Larreta desde que era ministra de Seguridad. En esa época lo acusaba de trabarle gestiones. El larretismo buscó esmerilar a Bullrich por el traspié. “La violencia nunca es aceptable y, además, si es por opinar diferente, creo que se cruza un límite y en esto hay que ser cuidadosos. Esto cruza un límite, la violencia es inaceptable”, remarcó Miguel en declaraciones radiales. Lejos de mostrarse arrepentida, Bullrich redobló la apuesta y dijo que no le pediría disculpas.
“Patricia debe parar en función del conjunto. Ella es buena persona, pero no sabe parar”, lanzó Elisa Carrió en diálogo con Radio Mitre. La líder de la Coalición Cívica advirtió que en Juntos por el Cambio hay “corruptos” y no descartó una eventual postulación si no le garantizan una lista “honesta”.
En plena interna, Mario Negri insistió en que Juntos por el Cambio debe “ordenar sus prioridades” y discutir un plan de gobierno de cara a 2023. “En enero ya asomaban las peleas entre los principales dirigentes de Juntos por el Cambio y sentía que debíamos parar con esa dinámica. Lamentablemente no se ha podido”, deslizó. En paralelo, Morales y Cornejo -quien hizo gestiones para aplacar los ánimos- se cruzaban por el acto del sábado en Costa Salguero. “Cornejo tiene que tranquilizarse”, dijo el jujeño.
La Ciudad y la lucha de poder
La discusión por las vallas en las inmediaciones del departamento de Cristina Kirchner en Recoleta -el tema que monopolizó el último almuerzo en Happening- terminó de quebrar el vínculo entre la titular de Pro y el alcalde. Con Macri en el rol de mentor y árbitro -con su discurso en La Rural buscó ser ecuánime al marcar falencias de los dos-, Larreta y Bullrich apresuran la construcción de sus proyectos presidenciales: tensionan por los armados en los principales distritos y aceleran los alineamientos.
La pelea entre ambos podría impactar en el debate por el presupuesto porteño. El bullrichismo amenaza con rechazar el proyecto del Ejecutivo si Larreta no incluye una reducción de impuestos. La exministra controla tres legisladores y el oficialismo necesita esos votos para aprobarlo.
El escenario principal de la batalla por el liderazgo de Pro es la Ciudad. El apoyo de Bullrich a la candidatura de Jorge Macri, primo del expresidente, como sucesor de Larreta, agitó aún más la interna en Juntos por el Cambio. Larreta se enteró de que su ministro de Gobierno se sacaría la foto con su rival interna cuando caminaban juntos al estacionamiento de La Rural tras el lanzamiento de Para Qué. Esa imagen generó un tembladeral en el Gabinete porteño. Larreta desactivó los pedidos de renuncia y aplacó los reproches internos. “Es un error [de Jorge] y una falta de respeto”, advirtió uno de los escuderos del alcalde. Las quejas llegaron a los oídos de Macri.
Horas después, Bullrich volvió a enardecer a los laderos del alcalde. Antes de que arrancara la cumbre radical, dijo que no le parecía que Larreta le quisiera “entregar” la Ciudad a Lousteau. Álvaro González, espada legislativa de Larreta, salió a cruzarla: la acusó de ser una “populista” política y “una oportunista que no respeta el cargo que tiene en el Pro”. “¿A quién se comió? Nos tenemos que dejar de tirar entre nosotros”, bramó un dirigente que construye el plan presidencial de Larreta.
Ayer, la exministra le dio otra estocada al alcalde: sumó un nuevo candidato a gobernador bonaerense a su nutrida lista de aspirantes. Esta vez fue el turno del intendente de Lanús, Néstor Grindetti, quien pide “un segundo tiempo” de Macri.
En medio de la escalada del conflicto, el fundador de Pro volvió a jugar al misterio sobre su futuro durante su intervención en el Foro de Abeceb “El Otro Cambio Climático”, que se desarrolló en el Yacht Club de Puerto Madero, junto a los exmandatarios Mariano Rajoy (España), Álvaro Uribe (Colombia) y Sebastián Piñera (Chile). Relativizó el escándalo de Bullrich y Miguel, e insistió en la necesidad de consensuar reformas económicas. Cuando le preguntaron si será o no candidato en 2023, Macri se mostró ambiguo: “Para mí está muy claro con todo lo que he dicho hasta ahora”.
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