Agobiado y paralizado por las tensiones internas, el Gobierno ata su suerte a la aprobación de la ley Bases

Agobiado y paralizado por las tensiones internas, el Gobierno ata su suerte a la aprobación de la ley Bases

En la Casa Rosada responden ante cualquier interrogante que la salida del “mal momento” está ligada al éxito de ese proyecto. Sin su norma fundamental, Milei se ve incapacitado para avanzar, por ejemplo, con las privatizaciones. Cuáles son los grandes temas pendientes.

Por: Brenda Struminger.

Desde que asumió, cada vez que tuvo dificultades Javier Milei sorprendió a propios y ajenos con su capacidad para tomar las riendas de la agenda pública. Desde la caída de la ley Ómnibus, a la crisis de las universidades, al rechazo de su DNU en el Senado. Pero la crisis que empezó con la frustración del Pacto de Mayo y continuó con la traumática salida de Nicolás Posse -que aún genera coletazos-, se está prolongando con el escándalo en Capital Humano, que fue judicializado por la propia ministra, Sandra Pettovello. Y hoy, sin más conejos en la galera, todas las apuestas de los libertarios están enfocadas en la aprobación de la ley Bases.

En Balcarce 50 reconocen que el Gobierno está en un momento difícil, y que le está costando como nunca salir. Pero quieren creer que aún no se terminó la luna de miel y atribuyen todos sus males a la parálisis que genera la eternización de la discusión parlamentaria de la ley Bases.

El Presidente intentó retomar la iniciativa el 25 de mayo, cuando buscó desviar la atención de la frustración del “Pacto” y salió al escenario de la Plaza San Martín con un nuevo anuncio bajo la manga: la creación del “Consejo de Mayo”. La novedad, sin embargo, pasó desapercibida. Y, sobre todo, no llegó a los papeles. Nadie empezó a mover los hilos para empezar a organizar esa extraña y novedosa entidad. Dicen, justamente, porque necesitan que antes salga Bases. En cambio, los días posteriores, las miradas siguieron posadas en la fogosa crisis que se estaba desatando en el equipo nacional.

Ansioso, Milei había adelantado hace meses que el paso siguiente a Bases era el famoso proyecto “Hojarasca” que había armado Federico Sturzenegger para Patricia Bullrich cuando aún estaba en la carrera presidencial, y que el Presidente compró con entusiasmo. Pero, nuevamente, en la Casa Rosada dicen que hasta que la ley Bases no esté en marcha, no puede poner en práctica el plan para aprobarlo. Es el próximo paso para mostrarse proactivos, aseguran, aunque algunos funcionarios que leyeron el detalle dicen que la mayor parte de las leyes que se planea eliminar ya están obsoletas en la práctica y “no le cambiarán la vida a nadie”. “En general son cosas del estilo ‘prohibido escupir en el piso”, ejemplificaron.

A cuatro días de la sesión del jueves en el Senado, en el círculo del Presidente admiten que todavía no tienen los votos para aprobarla -la cuarta categoría de Ganancias es el eje más complicado- y ponen como fecha límite para conseguirlos el martes. La confianza está por el suelo, y por lo bajo reconocen que la decisión vociferada por Milei de dar por tierra la ley de movilidad jubilatoria alternativa que impulsa un sector de la oposición podría embarrar la cancha, una vez más. Temen un escenario de paridad total, y miran con preocupación a Victoria Villarruel, que podría tener que desempatar. A pesar de los insistentes enfrentamientos entre las cúpulas del Senado y la Casa Rosada, creen que “va a jugar bien”. “No tiene margen para otra cosa”, aseguraron.

Mientras crece la desesperación por la parálisis a la que se ven sometidos, la lista de temas pendientes se alarga. En Gobierno intentan bajar el nivel de conflictividad interna en Capital Humano, pero se enfrentan con que son cada vez más los casilleros que deben volver a ocupar bajo la severa conducción de Sandra Pettovello, que fue ratificada por Milei y acaba de perder a su mano derecha, Fernando Szereszevsky, en la ola de 20 renuncias que, encima, podría continuar.

En este contexto, Milei, delegador serial de las decisiones políticas, acortó su viaje a Europa y decidió involucrarse de manera más directa. Aunque por ahora su única intervención fue reaparecer en las reuniones de Gabinete.

Los problemas podrían agravarse con otro golpe. La cifra de la inflación, principal arma del Gobierno ante cada cuestionamiento, registraría un rebote en la próxima medición. Será por motivos estacionales -el cobro del aguinaldo-, pero en términos políticos podría representar un revés, y en Hacienda se preparan para salir a explicar con esmero que el rumbo económico sigue encaminado.

A nivel interno, están en análisis más cambios. Debe definirse el futuro de funcionarios de peso específico que se quedaron durante las dos semanas que ya pasaron desde la eyección del ex ministro coordinador, pero que no continuarían. El secretario de Relaciones con el Parlamento, Omar de Marchi, que aún está en funciones y no recibió órdenes de lo contrario, ya tiene reemplazante, aunque por ahora el nombre se reserva. “No funcionó”, justificaron en un importante despacho sobre el funcionario que había traído el mismo Milei.

Con respecto polémico el ex brigadier de la Fuerza Armada, Jorge Antelo, que actuaba como Secretario de Asuntos Estratégicos y respondía políticamente a Posse, no se atreven a eyectarlo, pero planean destinarlo a otra, misteriosa locación del organigrama nacional. Por último, el futuro del propio Posse quedó en vilo, entre dudas sobre si se quedaba en un cargo distinto o salía definitivamente. Esto iba a definirse cuando Milei regresara de su viaje a EE.UU., pero seis días después aun no ocurrió ni una cosa ni la otra.

Está pendiente también la postergada reunión entre Javier Milei y el asesor en desregulación Federico Sturzenegger de la que depende el formato y el alcance que tendrá el “ministerio de Modernización” que anunció el primer mandatario la semana pasada. Nadie sabe o quiere responder bien por qué se demora tanto ese encuentro. “Es una larga historia”, deslizó un ladero del Presidente al final de la semana, y confesó que es probable que no asuma en los próximos días. “Puede demorar meses la creación de un área tan compleja”, arriesgó, incluso. En los pasillos de la Casa Rosada dicen que está pidiendo más atribuciones de las que Milei estaba dispuesto a darle.

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, con el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo

Por lo pronto, nadie pone las manos en el fuego por el poder que se le entregará, pero a esta altura está prácticamente definido que no será un ministerio, como había dicho el propio Milei, sino una secretaria con rango ministerial. Según dicen, para agilizar los procesos. También niegan que vaya a absorber áreas de la supercartera de Economía que conduce Luis Caputo. “Entre ellos dos está todo bien, se ven todo el tiempo, ya miraron para adelante”, aseguraron sobre las rispideces que arrastraban desde el macrismo.

Además, está en veremos la distribución de la nueva Agencia Federal de Inteligencia (AFI) tras la salida de Silvestre Sívori, hombre de Posse. Si bien ya fue designado oficialmente el amigo de Santiago Caputo, Sergio Neifert, todavía no está armada la nueva composición. En principio, dicen que el empoderado asesor en las sombras de Milei tiene planeado incorporar una división dedicada a la ciberseguridad a las de terrorismo internacional y nacional.

Más allá de la demora de Bases, en el seno del propio Gobierno hay cierto descreimiento en la capacidad para gestionar. “Nos caracterizamos por hacer muchos anuncios que después no se trasladan a la realidad”, reconoció con pesar un alfil propio con un cargo muy importante. No obstante, piden “darle tiempo” a Francos, que decidió acelerar el proceso de decisiones y eliminó el doble chequeo previo a la firma que había impuesto Posse.

Con todo, la posibilidad de pedir ayuda a los aliados de PRO sigue fuera de discusión en la Casa Rosada, pero hay cada vez más voces internas que piensan que es la única salida. “La negativa para que entren es algo que se escucha, pero que no se palpa”, deslizó un altísimo funcionario nacional que, consideró la directiva prohibitiva de Karina Milei y Santiago Caputo como un error y cree, a esta altura, que la lealtad y la amistad no deberían ser las únicas variables a tener en cuenta para incorporar cuadros, sino la experiencia. En el partido de Mauricio Macri aún no pierden la paciencia. “Hay que mirar el video, no la foto”, aseguró un dirigente amarillo de la primera línea.

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