Sólo buscará respaldo en los mandatarios dialoguistas. Los díscolos serán apartados de las negociaciones. Los diez de JxC y una reunión clave.
Por Pablo Lapuente
En el medio de un clima tenso entre el oficialismoy varias de las provincias, por el reclamo de fondos y los postergados debates en el Congreso, en la Casa Rosada decidieron recostarse políticamente sólo en los gobernadores de Juntos por el Cambio y prescindir, al menos por ahora, de los mandatarios que se mostraron más críticos en los últimas semanas.
Están en esta lista tanto Axel Kicillof (Buenos Aires) y Sergio Ziliotto (La Pampa), ambos pertenecientes a Unión por la Patria y en las antípodas del paquete de reformas que propone el presidente Javier Milei, como Martín Llaryora (Córdoba), que pese a esto sigue esperando un llamado del ministro de Interior, Guillermo Francos, para acercar posiciones después de los últimos cruces y hacer saber su pliego de condiciones para acompañar al Gobierno.
Confiados, funcionarios del gobierno nacional le reconocieron a Letra P que muchas de las reformas que tienen previstas en el corto y mediano plazo no requieren del apoyo de todas las provincias. Incluso, analizan que para aprobar la ley ómnibus XS y el mega DNU 70/2023 les alcanza con el respaldo de los diez gobernadores de JxC, quienes asistirán este jueves a una reunión en el Salón Eva Perón de Balcarce 50.
La Casa Rosada vs. las provincias díscolas
Si bien Kicillof, Ziliotto y Llaryora estuvieron en la Casa Rosada a principios de marzo, después de la convocatoria del jefe de Estado a firmar el Pacto de Mayo, el trío no volvió a ser convocado y tampoco está en la agenda del oficialismo hacerlo de cara al envío de un nuevo proyecto de ley Bases, que se estima será tratada en paralelo con un nuevo proyecto de Impuesto a las Ganancias a modo de moneda de cambio. Ambas iniciativas podrían ingresar al Congreso a fines de esta semana o principios de la próxima.
Nicolás Posse, junto a gobernadores y vicegobernadoras.
Todo indica que tampoco abrirán nuevos canales de diálogo con Ricardo Quintela (La Rioja), ausente en la última cumbre de gobernadores, ni con Gildo Insfrán (Formosa), otro que aquella vez pegó el faltazo. En su lugar asistieron Teresita Madera y a Eber Solís, sus respectivos vices, a posar con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse.
A modo de prólogo, el riojano abrió las sesiones de la Legislatura de su provincia con un duro cuestionamiento a Milei, a quien definió como el "representante de un modelo de deshumanización de la política", y el formoseño ya había dicho en campaña que la "democracia estaba en peligro" si el libertario llegaba al sillón de Rivadavia.
El caso Vidal y la estrategia libertaria
Claudio Vidal (Santa Cruz) es otro de los nombres que suena con cierto desdén en los pasillos de la sede de Gobierno, sobre todo después de que se mostrara furioso por la quita de fondos del incentivo docente y pusiera en duda su participación al pacto del 25 de mayo en Córdoba, donde se estima el presidente firmará un pacto con sus ejes centrales de gobierno con mandatarios provinciales, representantes legislativos, judiciales y de distintos sectores de la sociedad civil.
La postura intransigente de los funcionarios libertarios marida bien con la idea de Milei de apartar a algunos gobernadores en este primer año de gestión, y avanzar con decretos o leyes individuales que sustituyan -a modo de parches - la ley ómnibus y el DNU, mientras despliegan un armado político propio pensando en un eventual 2025 con mayor presencia legislativa.
"La única manera de reencausar la economía es con déficit cero. Ese es el principio rector del Presidente, y todos los ajustes y políticas que implementemos van a estar dispuestos en ese gran objetivo, más allá que sabemos que muchos no lo van a acompañar, no importa qué hagamos", sostuvo una fuente al tanto de la agenda oficialista, que refuerza las declaraciones recientes de otro funcionario que sostuvo que el ajuste y el desguace del Estado también lo hagan los gobernadores en sus provincias.
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