El Gobierno le había pedido ayuda satelital para explorar la zona de Santa Fe donde se habían ocultado.
"La DEA siempre está", respondió a manera de broma un alto funcionario para concluir lo que terminó siendo un hecho resonante de los últimos días.
La Administración para el Control de las Drogas, de los Estados Unidos, brindó asistencia al gobierno nacional en la frenética y accidentada búsqueda los hermanos Christian y Martín Lanatta y de Víctor Schillaci.
Altas fuentes oficiales vinculadas a la lucha contra el narco contaron a Clarín que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, solicitó la ayuda de la poderosa agencia antidrogas estadounidense, con la que se buscó cubrir algunos déficits de las fuerzas locales.
Prestaron, según supo Clarín, ayuda satelital por la cual, por ejemplo, los funcionarios locales pudieron detectar que los prófugos iban a encontrar enormes dificultades para ser rescatados por aviones vinculados al crimen organizado. Esta posibilidad no sólo la inhabilitaba la crecida de los ríos por las inundaciones sino también el nivel de vigilancia aérea también detectado por el narco.
Por otra parte, según supo también Clarín de las fuentes consultadas, los funcionarios argentinos habían pedido un dron de alta tecnología –un avión no tripulado- que ya estaba siendo enviado por la DEA a la Argentina. Finalmente no se utilizó porque los Lanatta y Schillaci fueron atrapados antes.
En los últimos días, distintos funcionarios de la nueva administración fueron reconociendo sus errores entre la fuga y la búsqueda. También fueron contando la devastación con la que se encontraron al llegar al poder. Mientras el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco habló el martes por Tn de la falta de drones, el secretario del Consejo de Seguridad Interior, Gerardo Milman, hablaba por América TV de la falta de equipos de comunicación de las distintas fuerzas para comunicarse entre sí.
La entrada en acción de la DEA para la fuga de los Lanatta y Schillaci no es menor sino más bien parte central de la nueva agenda internacional de Mauricio Macri, quien en su diálogo telefónico con Barack Obama abordó directamente esta cuestión. La de trabajar juntos en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. A tal nivel están esos planes que los mismos formarán parte de la conversación de Macri y el vicepresidente Joseph Biden, el jueves 21 cuando se vean en Davos, Suiza, en el marco del Foro Económico Mundial. Y si todo marcha como está, contaron fuentes diplomáticas, en febrero aterrizará en Buenos Aires William R Brownfield, subsecretario para Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, y quien a lo largo de su carrera fue embajador precisamente en Colombia.
El giro de 180 grados que ha dado Macri en esta cuestión, y por el que ya hay diálogo activo con la DEA y el FBI, cobra relevancia a la luz del deterioro pronunciado de esta cooperación bajo el gobierno de Cristina Kirchner. La ex presidente fue cortando en todas las áreas el vínculo con las fuerzas no sólo estadounidenses, sino también la capacitación de agentes locales con los europeos, que ahora Macri busca reactivar, por ejemplo, con España, puerta de entrada de la droga latinoamericana a Europa. La DEA igual quedó con actividad en provincias como Mendoza, por ejemplo. El punto más simbólico de ese deterioro tuvo lugar en febrero de 2011 cuando el ex canciller Héctor Timerman cortó personalmente y con un alicate el circuito de seguridad de una valija que venía en un avión del Pentágono, cuya carga fue incautada por la Aduana. En el avión militar estadounidense venían instructores para el Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF) de la Policía Federal. Para entonces toda la capacitación internacional de agentes policiales y militares comenzaba a suspenderse. Y de ello parecía no haber retorno.
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