Por María Laura Avignolo.El fundador de WikiLeaks está asilado en la embajada de Ecuador en Londres desde junio.
El periodista y hacker se niega a aceptar la extradición porque teme ser después entregado por el gobierno sueco a Estados Unidos. Allí podría ser procesado y condenado a muerte por ventilar los documentos secretos diplomáticos de Estados Unidos en WikiLeaks.
Fue la embajadora ecuatoriana en Londres, Ana Albán quien informó a la televisión en Quito el estado de salud de Assange. “El tiene un problema pulmonar crónico que empeora con el tiempo. El gobierno ecuatoriano está cubriendo los costos médicos de Assange y hemos arreglado visitas de un doctor para que vigile su salud”, dijo.
Ecuador ya había expresado su preocupación por la salud de Assange, que no pueden trasladar a Ecuador porque Gran Bretaña se niega a extenderle el salvoconducto para que se vaya y, si pone un pie fuera de la embajada para tomar aire, será inmediatamente detenido. La embajada está bajo vigilancia, con cámaras y policías para que él no huya.
También solicitaron al gobierno británico una garantía de pasaje para permitir que Assange pueda ir a un hospital en Londres, si lo necesita por razones médicas, y regresar a la embajada bajo el status de asilado. No ha quedado aún claro si el gobierno británico aceptará o no esa eventual emergencia o Assange será detenido si sale, incluso bajo enfermedad.
El gobierno ecuatoriano lo asiló en su embajada en Londres en agosto pasado y comparte el miedo de Assange de que pueda ser transferido desde Suecia a EE.UU. Pero los gobiernos europeos creen que Washington nunca pedirá su extradición ni lo acusó de ningún cargo públicamente.
La vida de Assange en la embajada está reducida a condiciones difíciles de sostener en el tiempo. Duerme en un colchón inflable, en un pequeño cuarto con un refrigerador, sin cocina y pide su almuerzo o cena afuera.
Una cinta para correr y una lámpara solar para conseguir vitamina D por la falta de luz son sus elementos de confort . En la embajada no hay terraza ni patios: solo ventanas con balcón francés que dan a la calle, donde lo espera la policía si intenta desplazarse.
La semana pasada Assange acusó a los políticos de derecha norteamericanos de presionar a las compañías de tarjetas de créditos para impedir que hagan donaciones a WikiLeaks.
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