El fenómeno del “agua verde” persiste en la ribera y puede prolongarse porque las condiciones son “óptimas” para su desarrollo.
No cesa la preocupación frente a la presencia de algas en la costa del Río de la Plata. Volvieron a referirse al fenómeno las autoridades de medio ambiente de la Nación, quienes alertaron que puede tratarse de un “problema serio” y que, al vincularse con el cambio climático, no llamaría la atención que creciera en magnitud en los próximos años. Y también expertos de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), desde donde se advirtió que “la situación con las cianobacterias puede durar mucho tiempo”.
La situación actual es la siguiente: el agua de los diques de Puerto Madero mantiene el color verdeazulino propio de la cianobacterias; lo mismo sucede en las riberas de otros municipios bonaerenses y en las que corresponden a la Región, Berisso y Ensenada.
El viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenido de la Nación, Sergio Federovisky, explicó recientemente que se trata de un fenómeno que se produce “por la combinación entre el cambio climático, que supone un empeoramiento de las condiciones por un aumento sistemático de la temperatura de las aguas y de los nutrientes que provienen de la contaminación de origen orgánico”.
Al mismo tiempo, añadió que también contribuye a la floración de estas algas la actividad humana. “Esto es, en parte, el resultado de los efluentes cloacales, de los vuelcos de plaguicidas y de pesticidas provenientes del campo”. Federovisky reconoció que “se trata de un fenómeno serio” y que “es muy probable que crezca en los próximos años por proceso del cambio climático”.
También se refirió al fenómeno Ricardo Echenique, investigador de la CIC, cuya línea de trabajo es “Cyanobacteria roxígena en cuerpos de agua continental de la provincia de Buenos Aires”. Consultado hasta cuándo pueden estar presentes las cianobacterias, resaltó: “Pueden durar mucho tiempo porque las condiciones óptimas para el desarrollo están dadas por ser el período primavera-verano, con una mayor temperatura del agua y un tiempo solar mucho más amplio, lo que favorece significativamente junto a la materia orgánica, la presencia de estas algas”.
Y aclaró: “Una vez que desaparezcan como evidentes en el agua, puede ser que estén en menor densidad y sueltas en la columna de agua e incluso queden retenidas por mucho tiempo en lugares reparados, como por ejemplo los sectores periféricos a las orillas o dentro de las mismas arenas que quedan húmedas durante mucho tiempo, entre 15 días y un mes. Es decir, el riesgo permanece durante un tiempo más, aún después que se vaya de lo que es evidente”.
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