El “Plan del Bicentenario” de Urtubey fue bien recibido por los jefes comunales. Los cálculos sobre el impacto de una deuda de 300 millones de dólares sucumbieron al ansia de efectivo. El poco eficaz Fondo de Reparación Histórica es el modelo de todos. (D.A.)
El ansia de efectivo despoja de racionalidad económica al Grand Bourg y a los jefes comunales, con cuya venia el gobernador Juan Manuel Urtubey logrará el apoyo para endeudarse por hasta 350 millones de dólares sin que nada se sepa aún sobre los plazos de tal endeudamiento ni los detalles del plan de obras que obnubila a los intendentes que, por ahora, sólo reivindican la posibilidad de que a los municipios les ingrese dinero a como dé lugar.
La mecánica de funcionamiento será el Fondo de Reparación Histórica que independientemente de que no haya logrado los objetivos declarados en el año 2012, cuando se formalizó el anuncio de su creación: ofrecerá a los capangas municipales la posibilidad de contar con beneficios directos e indirectos.
Si el anuncio cuenta con la venia explícita o silenciosa de los intendentes, ello obedece a que estos se frotan las manos calculando los impactos que en el próximo año puede empezar a tener el endeudamiento en sus propias gestiones. Es cierto que a puertas cerradas los jefes comunales insisten ante funcionarios del Grand Bourg que precisan dinero para gastos corrientes. Pero tampoco es menos cierto que desde el otro lado, les recuerdan que las obras no solo son ejecutadas por contratistas privados sino también por los propios municipios.
Anhelo de muchos
El modelo anhelado por los jefes comunales, es el que ya fue ejecutado con el Fondo de Reparación Histórica en los departamentos de Orán, San Martín y Rivadavia entre los años 2012 y 2015. Allí, además de las obras adjudicadas a empresas privadas, hubo 46 ya finalizadas e inauguradas cuya ejecución estuvo en manos de los propios municipios. En el departamento de Orán el detalle fue el siguiente: 4 en Urundel; 5 en Pichanal; 5 en Colonia Santa Rosa, 2 en Irigoyen y 4 en San Ramón de Orán. En el departamento San Martín las obras cuya licitación ganaron los municipios fueron 3 en Aguaray; 8 en Tartagal; 3 en Mosconi; 3 en Embarcación y 1 en Salvador Mazza. Finalmente en Rivadavia los números son los siguientes: 5 en Rivadavia Banda Sur; 1 en Rivadavia Banda Norte y 1 en Santa Victoria este.
Los montos involucrados supusieron una parte ínfima de los 187 millones de dólares con los que se endeudó la provincia para garantizar el Plan, pero buen dinero para los jefes comunales: un total de $92.815.361 distribuidos de la siguiente manera; $36.791.128 en 20 obras ejecutadas por los municipios de Orán que tuvo en la gestión del intendente de Pichanal, Julio Jalit al más beneficiado con casi 20 millones; $50.874.084 en el departamento de San Martín y cuya tajada mayor se la llevó Sergio “Oso” Leavy quien ejecutó 8 obras en Tartagal por un total de $20.844.634; y 18 millones ejecutados por Alfredo Llaya en el municipio de Embarcación que ocupó el tercer lugar en el rating.
En el otro extremo estuvo el departamento de Rivadavia y sus tres municipios que en conjunto sólo lograron quedarse con $5.300.000 de obras. De estos, sólo $400.000 quedaron para la exintendenta de Morillo, Marcela Carbajal, quien estaba excluida del riñón oficialista.
Volviendo a los tres municipios más beneficiados, conviene enfatizar que se tata de distritos electorales y políticamente claves. Lo último porque Leavy, Jalit y Llaya no sólo mostraron un claro alineamiento con el gobernador desde el año 2007, sino también porque fueron quienes le otorgaron dirección política al resto de los jefes comunales del norte provincial. Sin olvidar, además, lo crucial que sus municipios resultan electoralmente: si en 2013 esos tres departamentos sumaban un total de 235.750 electores que representaban el 25,92% del padrón provincial; Tartagal, Embarcación y Pichanal reunían 89.055 votantes que representaban el 38% de todo el norte. Allí, además, los triunfos del urtubeicismo en las legislativas de octubre del 2013 y en la general de mayo del 2015 fueron contundentes.
Los números muestran otro dato curioso. Los intendentes más beneficiados por el Fondo de Reparación Histórica fueron cruciales en el triunfo de Mario Cuenca, de Campo Santo que con un discurso de barricada contra el Grand Bourg ganó las elecciones del Foro de Intendentes el pasado 20 de mayo. El hecho nos desliza a una conclusión importante: la irritación contra el Grand Bourg no proviene de quienes recibieron muy poco o nada del poder central (hasta jefes comunales que ganaron las elecciones de mayo del 2015 de la mano de la candidatura de Juan Carlos Romero como Ignacio Jarsun, Alejandra Fernández o Yolanda Vega formaban parte de la lista oficial), sino de aquellos que pretenden no percibir menos de lo que percibían.
Reajuste político
El anuncio del Grand Bourg, finalmente, puede explicarse por ese traspié electoral ante los intendentes hace ocho días. Revés que puso en evidencia las tensiones subterráneas que hace meses vienen amenazando con provocar una colisión abierta entre esos actores que protagonizaron un matrimonio perfecto que redituaba beneficios prácticos para los conyugues: triunfos electorales contundentes de Urtubey en el interior y mayores recursos e impunidad en su manejo para los segundos.
El motivo de tal crisis lo habíamos explicitado en una nota previa a esas elecciones en la que se adelantaba el desenlace que finalmente tuvo: el beneficio del que eran objeto los estados municipales se estrecha inexorablemente mientras Urtubey, tratando de ir en búsqueda de la nación, parece desentenderse de la suerte de la provincia. El gobernador, ahora reaccionó y busca torcer el proceso con presencia efectiva: promesas de restitución de porcentajes de coparticipación y el anuncio de un endeudamiento internacional que los jefes comunales celebran sin complejos porque en el fondo razonan igual que el gobernador: no están para solucionar las dificultades de fondo y menos para eliminarlas. Están para desplazar esas dificultades hacia el futuro.
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