Lifschitz marcó por segunda vez sus diferencias con el gobierno nacional. Ahora le señaló el punto débil: La agenda del desarrollo y el empleo. Los tironeos que se vienen en el Frente Progresista con los radicales con llegada a los despachos de la Rosada. La nueva intendenta Mónica Fein.
En los 50 días que Miguel Lifschitz lleva en el poder, ya hubo varios atisbos de la pelea que se vendrá dentro del Frente Progresista. Los tironeos constantes del intendente de Santa Fe y presidente de la UCR a nivel nacional, José Corral, indican claramente que la idea no sólo es fusionar al Frente Progresista con Cambiemos; sino que el proyecto pasa además por acelerar la alternancia dentro de la coalición santafesina liderada, desde su creación hace más de 20 años, por el socialismo.
A medida que pasan los días, los principales referentes del socialismo van marcando pautas concretas de desacople del proyecto nacional. Lo cual es bastante lógico, en el fondo siguen usando el nombre de socialistas. De la tibieza casi intolerable del ballotage a estos días en que se sienten políticamente amenazados, los referentes más encumbrados del PS van marcando pausadamente que su pensamiento y proyecto pasa por otro lado.
Así Lifschitz lanzó esta semana el primer dardo certero al señalar que aún no se ve claramente "cuál es el plan económico del gobierno". Y fue más allá al indicar que por ahora lo que sobresale son un conjunto de "medidas aisladas". Para terminar diciendo que todavía no aparecieron las decisiones concretas que tengan que ver con "el desarrollo productivo y la generación del empleo". Y lo dice un gobernador que en su campaña prometió la creación de 200 mil empleos en Santa Fe. También es importante el contexto en el que habló: El acto de entrega de la suma de seis millones de pesos para la aceitera Martínez que se incendió recientemente. Mientras tanto, su ministro de Trabajo Julio Genesini se reunía con los obreros y empresarios de la curtiembre Sadesa SA. radicada en el norte provincial. La misma firma que visitó Mauricio Macri en campaña y que hoy está al borde del cierre definitivo. Como la relación de los directivos con los obreros es muy familiar, éstos le dijeron un día la verdad: No había más posibilidades de seguir produciendo a pérdida y que les iban a pagar hasta el último peso de indemnización. Ahora el gobierno decidió intervenir para ver si puede revertir esa situación. Una postura totalmente distinta a la del gobierno nacional que se desayuna todos los días con un listado de desempleados nuevos sobre la mesa de los funcionarios.
Por su lado, el diputado provincial y ex ministro de Gobierno y Reforma del Estado de la gestión de Antonio Bonfatti; Rubén Galassi marcó claramente la cancha al señalar que el socialismo no es una fuerza de "centro derecha" con lo cual no imagina una convivencia posible dentro del frente Cambiemos. Hay que decir en este punto que muchos radicales pensaban lo mismo, pero perdieron contra el pragmatismo de muchos otros correligionarios.
Galassi además destacó un punto clave en las negociaciones por la reforma electoral nacional. Todo está bien con la boleta única, incluso con transformar al sistema en electrónico. Pero las diferencias surgirán con la unificación de los comicios. El diputado fue contundente al respecto al señalar que la Constitución de Santa Fe lo impide y que él es partidario de que "cada categoría se vote por separado para respectar totalmente la voluntad del elector que decide en cada ocasión". Obviamente, el temor es el efecto "arrastre". ¿Qué hubiera pasado en los últimos comicios si en Santa Fe se hubiera elegido en simultáneo entre Macri y Scioli y entre Lifschitz y Del Sel?
El socialismo se había concentrado en retener la provincia y el municipio de Rosario y lo consiguió a duras penas. Con el objetivo alcanzado decidió no "pelearse" con el electorado santafesino y sobre todo no arriesgarse a "perder" una batalla que no era propia: el resultado de las elecciones presidenciales.
Si apoyaba abiertamente a Daniel Scioli, la factura habría que haberla pagado parcialmente en la Casa Gris. Lo mismo que si el perdedor era Macri. Por eso era mejor bajar la cabeza después del descarnado enfrentamiento con el PRO en la provincia y dejar que el electorado decidiera. Así, los costos serían cero. Claro que la cuenta indica otra cosa: Había todo un electorado que esperaba un pronunciamiento por lo que se intuía se venía y que en algún momento se lo recordarán también al PS.
Ahora el escenario cambió y se ven nuevamente amenazados. Por el grupo Clarín que difundió el reportaje al prófugo Monchi Cantero y los informes sobre el barrio Las Flores; al cobrar los vueltos por haber puesto en ridículo al gobierno nacional en el increíble proceso de recaptura de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci; por Elisa Carrió que intentó describir como a una mafioso al ex gobernador Bonfatti y también además, por los radicales envalentonados con su predicamento en distintos despachos de la Casa Rosada.
Perfíl de mujer
Todos sabían que la intendenta Mónica Fein iba a relanzar su segundo mandato con una impronta diferente, pero nadie sospechaba que iba a dar un paso al costado en la presencia constante en los medios y sólo reservarse la comunicación pública para los temas centrales de la agenda. Hay un giro de 180 grados entre la jefa comunal que discutía todos los días por los medios con los concejales de la oposición, a ésta nueva intendenta que deja ese trabajo reservado para sus secretarios y principalmente para sus dos hombres fuerte de gabinete que son Pablo Javkin y Claudio Leone.
Fueron ellos los que debieron buscar las explicaciones para comunicar por qué la basura se amontonaba fuera de los contenedores desbordados en distintos puntos de la ciudad desde los primeros días del año. Fein reapareció para confirmar el primer caso de dengue autóctono y para destacar que el Centro de Especialidades Médicas de Rosario (Cemar) podría ser validado junto al Instituto Maiztegui para confirmar diagnósticos oficiales de Zika y Chikungunya, además de dengue.
Esta nueva actitud la preserva del examen constante de los ciudadanos y la coloca en escenarios vinculados a los grandes anuncios de políticas públicas. También en la discusión de los temas centrales de la ciudad en defensa de los cuáles confrontó en su momento con el gobierno nacional al señalar que Rosario "también necesita incrementar sus recursos" como se hizo por decreto con la ciudad de Buenos Aires.
Por otro lado, la intendenta ha dado un paso clave en la lucha por la presidencia del Concejo el pasado 10 de diciembre. No sólo como dijo la flamante titular del cuerpo Daniela León "es la primera vez que hay dos mujeres en los cargos más altos de la ciudad"; sino que además existe un entendimiento y una confianza que se habían minado con la gestión de Miguel Zamarini al frente del Palacio de los Leones que se extendió por una década.
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