Los buenos deseos y la empatía que el intendente Facundo López mostró con los trabajadores el 1 de mayo duró poco, ya que trascendió que el municipio no abonará las horas extras de los guardavidas que adeuda desde el mes de febrero, como tampoco las de los trabajadores de Protección Ciudadana.
En este último caso, la responsabilidad es exclusivamente del titular del área, Germán del Rey. Los excesos de sus protegidos que llegaron a facturar mas de 50 mil pesos en horas extras hicieron que desde la administración central le cortaran el chorro y la avaricia de unos pocos terminó perjudicando al resto.
Del Rey se ha transformado en un verdadero dolor de testículos para los funcionarios municipales, al punto que por lo bajo afirman que es el intendente muleto. Tiene a su cargo las áreas de guardaparques, protección ciudadana, estacionamiento medido, seguridad en los hospitales Ferreyra e Irurzun y en las concesiones municipales, además del predio municipal de depósito y entrega de vehículos, sala de monitoreo y desde la caida en desgracia de Maximiliano Bottiglieri, también licencias de conducir.
Los trabajadores y funcionarios de segunda y tercera línea dicen que tiene más poder que el Secretario General del municipio, Mario Gygli y que ya midió fuerzas con Valentín Bustillo, con Luis Alsinet, con Marcelo Ansean y les dejó claro, según sus propias palabras, que su mano está aferrada a la del intendente Facundo López.
El abuso de poder de del Rey es la comidilla del ambiente político: periodistas, jefes policiales, concejales y funcionarios hablan de la "otra intendencia" que está en el Centro Cívico.
Para los trabajadores la situación es mucho más compleja. El denominado "grupo de tareas" de del Rey compuesto por empleados VIP, todos parientes y amigos que triplican sus salarios con horas extras y beneficios extra laborales, se encargan de amedrentar a sus compañeros para que cumplan órdenes y mantengan un conveniente secreto acerca de los movimientos y actividades de la Secretaría de Protección Ciudadana.
A diario aparecen testimonios de trabajadores que han sido trasladados arbitrariamente por no cumplir órdenes que afectan su honorabilidad. Las persecuciones, sumarios, sanciones o ninguneos son moneda corriente ante la complicidad de las máximas autoridades municipales que no se animan a enfrentarse con Germán del Rey, incluso se habla de la instalación de cámaras de seguridad para monitorear el movimiento de los trabajadores.
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