Acusan a empresarios por desconocer una compra millonaria de gaseosas

Acusan a empresarios por desconocer una compra millonaria de gaseosas

La fiscalía de Cibercrimen ordenó 27 allanamientos en diversos puntos de la ciudad de Córdoba. Hay siete detenidos. Se investiga una defraudación por más de 50 millones de pesos.

Por: Juan Federico. 

Un reconocido boliche de la zona del Chateau Carreras. Otro recinto bailable de Nueva Córdoba. Y algunos quioscos. La fiscalía de Cibercrimen que dirige Franco Pilnik avanzó en las últimas horas con una serie de 27 allanamientos simultáneos en diferentes puntos de la Capital cordobesa en el marco de la investigación por una defraudación millonaria que sufrió una importante embotelladora de gaseosas.

De acuerdo a los datos que maneja la investigación hasta ahora, la maniobra sería burda, algo que no deja de llamar la atención. Con datos de tarjetas de crédito de terceros, que habrían sido robados, los empresarios (o alguien de sus negocios) encargó una compra millonaria de gaseosas. Alrededor de 50 millones de pesos en total.

La mercadería fue distribuida y bajada en cada negocio, según se había pactado en ese momento. Aquí hay un dato fílmico clave: las gaseosas fueron introducidas dentro de los locales.

Pero luego, el titular de la tarjeta de crédito con la que se había realizado la transacción, desconoció la compra.

En total, ya hay siete detenidos: seis vinculados, como sospechosos, de manera directa a la defraudación que se investiga y un séptimo al que se le encontró un arma de fuego sin declarar.

 

La ley de Defensa del Consumidor establece que el cliente puede rechazar cualquier compra dentro de los 30 días posteriores al último resumen. Por lo cual, el dinero no se le puede descontar. Ante esto, lo lógico es que el producto adquirido sea devuelto al vendedor. 

Pero hay casos, como los espectáculos, en los que el evento ya pasó en ese lapso, por lo que es imposible su devolución. En el caso de las gaseosas, también se sucede una situación gris, porque en muchas ocasiones los empresarios aducen ya no tener el stock encima.

A principios de este mes, el Festival Nacional de Doma y Folklore, celebrado en Jesús María, denunció que en la última edición había sufrido una estafa que se calcula en más de 40 millones de pesos.

El presidente reelecto de la comisión organizadora, Juan López, en diálogo con Cadena 3, afirmó que hubo un aumento considerable en la cantidad de personas que compraron entradas con tarjeta de crédito y luego desconocieron el consumo. "Es una realidad que vemos crecer año tras año", afirmó.

En la Justicia cordobesa se acumulan denuncias similares: Epec, Rentas, otras empresas de servicios y clubes de fútbol son algunos de los que han detectado un aumento llamativo de "compras desconocidas".

Para los investigadores, detrás de estos casos aparecen dos variables. 

Por un lado, clientes inescrupulosos que adquieren una entrada, presencian un espectáculo y luego desconocen la compra, dejando al organizador sin posibilidades de anular ese ticket.

Pero, sobre todo, se observa una importante industria dedicada a esta estafa. En grupos de redes sociales pululan quienes ofertan los datos de tarjetas de crédito de terceros. 

¿Cómo los obtienen? Desde hackers que roban bases de datos enteras hasta pequeños "pescadores" que crean páginas falsas donde las víctimas van dejando los datos de sus plásticos creyendo que están realizando alguna transacción original. También tienen "punteros" en diversos comercios que aprovechan cualquier distracción de los clientes para sacar fotos veloces de las tarjetas. 

Pero para evitar ser detectados, estos delincuentes no utilizan los datos robados, sino que los venden. Quienes lo compran, pueden utilizarlos para beneficio propio, o para ofrecerse como "gestores" sospechosos: así, ofrecen en Internet vender "entradas baratas", o pagar facturas de servicio al 50 por ciento del valor original. 

Cerca de 30 días después, cuando llegue el resumen, el real dueño de la tarjeta recién descubrirá que le están cargando gastos que nunca efectuó, por lo que desconocerá la compra.

En estos casos, el espectáculo ya pasó y la entrada ya fue utilizada. O la fecha de vencimiento del servicio ya expiró. 

Para el damnificado (el organizador del espectáculo o la empresa de servicios) encontrar al verdadero responsable es dificultoso. El que utilizó la entrada o el dueño del domicilio que pagó el servicio, puede aducir que contrató en buena fe a un "gestor" que le prometía un menor precio y que jamás supo de que estaba utilizando tarjetas falsas.

Este "gestor", además, no suele ser un contacto conocido, sino que se maneja sólo por redes utilizando falsas identidades.

Y como los datos de la tarjeta fueron comercializados por internet, tampoco es tan simple seguir la ruta de quién fue el primero que los robó.

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