Por Carlos Heller
A los éxitos conseguidos con el Bonar 2024 y la oferta de YPF, se suman los acuerdos estratégicos firmados en Rusia.
El pulso económico de la semana estuvo dominado por los resultados obtenidos por el gobierno nacional con la colocación del Bonar 2024, dado que los inversores ofertaron U$S 1.879 millones, un monto que es 3,76 veces superior al monto originalmente licitado, que fue de U$S 500 millones. Se aceptaron U$S 1.416 millones, con un rendimiento para el inversor que asciende al 8,942% anual. Los fondos obtenidos se destinarán exclusivamente a obras de infraestructura.
La colocación se realiza en un entorno en el cual la deuda soberana argentina está considerada “en default” por algunos actores financieros internacionales, y sufre las constantes restricciones que intenta poner el juez Thomas Griesa, quien implementa las solicitudes de los fondos demandantes. Evaluando esta situación, el ministro Axel Kicillof fue contundente: “se derribó el mito de que Argentina tenía cerrado el acceso a los mercados de crédito”, considerando muy exitosa la colocación.
Varios analistas desaprobaron el elevado costo de la emisión en dólares, aunque es similar a otras colocaciones realizadas por otros niveles de gobierno y empresas, críticas que Kicillof enfrentó con una interesante metáfora: “antes decían que no nos prestaban, ahora dicen que nos prestan caro, están cansados de correr el arco”.
Rápidamente, los buitres intentaron poner palos en la rueda en la emisión, ya que a pesar de que los abogados argentinos detallaron al juez Griesa que se trataba de una colocación de deuda doméstica, los buitres pidieron al magistrado que ordene al Deutsche Bank y al BBVA, así como al gobierno argentino, informar los datos de la emisión, una solicitud a la cual el juez accedió en parte, ya que instó a las partes a llegar a un acuerdo pero no forzó a los bancos a entregar información (Tiempo Argentino 23.04.15). No contentos con ello, los buitres emitieron informaciones públicas dirigidas a los compradores de los títulos, indicándoles que “podrían” estar cometiendo acciones ilegales, una argucia para desalentarlos, pero que evidentemente no surtió efecto. El presidente del BCRA, Alejandro Vanoli, fue claro al respecto, al aseverar que “no hay riesgo” de que Griesa pueda “interceptar los dólares” (Cronista, 24.04.15).
Confirmando la buena disposición de los inversores internacionales, YPF recibió ofertas por U$S 5.000 millones para sus obligaciones negociables, por las que intentaba originalmente recaudar unos U$S 500 millones. A partir de allí, decidió colocar U$S 1.500 millones a una tasa del 8,62% y a un plazo de 10 años, para dedicarlo a las inversiones que debe realizar. Cabe citar que la emisión de deuda actual se efectuó a una tasa inferior a la obtenida por la empresa hace un año (8,75%) por obligaciones de menor plazo.
Estas acciones financieras tienen un efecto directo en las Reservas Internacionales, las que han crecido esta semana hasta cerca de U$S 32.700 millones gracias a los ingresos del Bonar 2024, y se espera que la próxima semana se incrementen aún más por la colocación de YPF.
Respecto a la economía real, el estimador mensual de la actividad económica (anticipador del PIB) arrojó en febrero una variación interanual del 1,4%, con un crecimiento desestacionalizado respecto al mes anterior del 0,9%, una evolución más que importante. En este derrotero seguramente contribuyó el fuerte aumento del rubro construcción, que marcó para el mismo mes un aumento interanual del 7,9%. Si bien la industria evidenció una caída interanual del 2% en el primer trimestre de 2015, la evolución desestacionalizada, que marca mejor el pulso de la coyuntura, descendió sólo un 0,2% respecto al trimestre anterior, una caía acotada. Los datos de actividad son en general positivos, aunque -con la prudencia necesaria- aún cabe esperar algunos meses para poder indicar una salida del amesetamiento hacia un crecimiento más firme durante el resto del año.
VIAJE A LA FEDERACIÓN RUSA. Como corolario de la visita realizada a la Federación Rusa por la presidenta Cristina Fernández, este jueves las autoridades de nuestro país firmaron unos veinte acuerdos con dicha nación. Uno de los convenios de más pronto impacto se vincula al financiamiento, desarrollo y construcción de una represa y una central hidroeléctrica (Chihuido I) en la provincia de Neuquén, que incluye un compromiso para iniciar las obras en septiembre de 2015.
Se refrendó, además, un memorando de entendimiento para la construcción de la sexta central nuclear en Argentina, con diseño ruso y una capacidad total de hasta 1.200 megavatios. Al respecto, las empresas Nucleoeléctrica Argentina S.A. y Rusatom Overseas firmaron un acuerdo preliminar para la contratación y construcción de la central, que tendrá uranio enriquecido y agua liviana. La nueva central demandará más de 6.000 puestos de trabajo local. Las potencialidades del vínculo también quedaron en evidencia al señalarse que se “analizará la asociación en el desarrollo conjunto para el diseño y la construcción de futuras centrales con esta tecnología en terceros países, con especial consideración en Latinoamérica y África”.
También se firmó un memorando para profundizar la cooperación bilateral, fundamentalmente en áreas de investigación y desarrollo de combustibles nucleares, y se buscará avanzar en la profundización del comercio bilateral y en la sustitución de importaciones de terceros países.
Los resultados de la visita son auspiciosos por sus efectos concretos y porque abarcan planos diversos, que exceden la cuestión eminentemente económica. Ello incluye temas de cultura, energía, turismo, defensa y posicionamientos comunes en materia de temas clave de la política internacional, que se vieron especialmente afianzados en la reunión entre los mandatarios Cristina Fernández y Vladimir Putin. Sobre esta reunión, la Presidenta argentina agradeció el "apoyo histórico" de la Federación Rusa a la Argentina en la cuestión Malvinas, resaltó "la necesidad de respetar a rajatabla la multilateralidad encarnada en las Naciones Unidas y sus resoluciones" y destacó el apoyo ruso en el trabajo del Grupo 77 + China en la ONU para la redacción del convenio internacional en el marco de la reestructuración de las deudas soberanas. Cristina también expresó que ambas naciones van a seguir trabajando en forma mancomunada en el seno del G20.
En definitiva, forma parte de una “asociación estratégica integral” que se concretó a través de la firma de un convenio específico, y que, junto con el firmado con China, expresa una línea coherente de integración no subordinada a los grandes centros de poder global.
IMAGEN EN ALZA. En un artículo en el BA Herald, su editor en jefe, Sebastián Lacunza, comenta que bien avanzado su octavo año de mandato, el grado de aprobación de la presidenta Cristina Fernández ha vuelto a superar el 40%. Éste es un nivel de aceptación por encima de sus colegas en Chile, Perú, México y Venezuela, y supera ampliamente al que tanto Raúl Alfonsín como Carlos Menem obtuvieron al final de sus mandatos. Lacunza cita a “un fuerte crítico del gobierno”, el sociólogo Eduardo Fidanza, titular de Poliarquía, quien ha estado preocupado durante los últimos meses por la “persistente popularidad” de Cristina.
El editor en jefe observa que, si bien luego de 2002 el país evidenció una fuerte recuperación en términos de crecimiento y reducción de la pobreza y la desigualdad, a partir de 2011 los números macroeconómicos han sido menos favorables y en algunos casos por debajo del promedio sudamericano. Incluso las “tormenta de verano”, incluida la todavía no resuelta muerte del fiscal Nisman, “parecen haber dejado a la Presidenta en una posición más sólida”, relata Lacunza.
No obstante, reflexiona el periodista, cuando se buscan las razones de la aprobación presidencial, el gasto social otorga una robusta explicación. La AUH, el Plan Progresar y la “cobertura casi universal de los mayores de 65 años” representan un asunto imposible de ignorar.
Con similares datos, en un diario especializado en economía (El Cronista 20.04.15) se titula: “la Argentina anestesiada, a favor del gobierno nacional”, evidenciando preocupación porque la ciudadanía no ha incorporado el “fin de ciclo” que intentan vender muchos analistas. No sólo es la importancia del gasto social y el impacto positivo de éste en la economía, sino también la situación de la coyuntura económica, como la reducción de la inflación (medida tanto por cifras oficiales como por las de las consultoras), el sendero tranquilo del dólar, tanto del oficial como del contado con liqui, los elevados precios de los activos financieros en el mercado argentino, y la -anteriormente comentada- exitosa colocación del Bonar 2024.
A estas condiciones se les suma la participación activa de miembros del gobierno en los principales foros internacionales, todas cuestiones que aportan a la popularidad del gobierno nacional y de la Presidenta Cristina Fernández.
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