El Presidente y la Vicepresidenta serán los únicos oradores junto al ex mandatario de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva. Habrá bandas musicales durante la tarde y una movilización masiva del peronismo.
Este viernes el gobierno nacional retrocederá, en un viaje cultural, a los tiempos donde Cristina Kirchner gobernaba la Argentina. A partir de las 16 se pondrá en marcha un “festival”, como eligieron nombrar al evento en la Casa Rosada, para conmemorar el 38° aniversario del retorno a la democracia y los dos años de gestión de Alberto Fernández.
El acto tendrá un costado cultural y festivo, y otro netamente político. En un escenario montado dentro de los límites de la Casa Rosada pasarán artistas como los Súper Ratones, Bárbara Recanati, Massacre, Peteco Carabajal, Teresa Parodi, Víctor Heredia, Francisco El Hombre, Orkesta Popular San Bomba, Ráfaga y Dolores Solá.
Mientras esas bandas toquen en la Plaza de Mayo, adentro de la Casa Rosada, a las 17, Alberto Fernández, Cristina Kirchner, el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva y el ex mandatario de Uruguay José “Pepe” Mujica participarán de la entrega de los premios Azucena Villaflor en el Museo del Bicentenario. Le darán la distinción a seis personalidades por su compromiso con los derechos humanos, debido a que este viernes también se conmemora el Día de los Derechos Humanos.
Las personas que van a recibir el reconocimiento son Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo; “Taty” Almeida, referente de la organización Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Hipólito Solari Irigoyen, histórico abogado defensor de presos políticos y militante de derechos humanos; Dolores Sigampa de Demonty, integrante de la organización “Madres en Lucha contra la Violencia Institucional”; Pablo Torello, director de cine y docente de la UNLP, director de la película “Historias de Aparecidos”, y Lucila Larrandart, abogada, jueza y ex miembro de la CONADEP.
Será un evento similar a los eventos de la etapa kirchnerista que terminaban con un discurso central de Cristina Kirchner frente a la militancia. En esta oportunidad, no habrá un discurso solo, sino tres y empezarán a escucharse a las 19. Primero hablará Lula Da Silva; luego la Vicepresidenta y, finalmente, Alberto Fernández.
El orden de los discursos le dará centralidad al jefe de Estado, que cerrará la jornada y tendrá la posibilidad de imponer su sello luego de haber escuchado a su compañera de fórmula. En el albertismo hay cierto nivel de incertidumbre sobre el discurso de Cristina Kirchner. “Nunca se sabe con qué puede salir”, advirtió uno de los dirigentes que está cerca del Presidente.
La última expresión pública de la Vicepresidenta fue la carta que publicó el 27 de noviembre, en la que tomó distancia de la negociación con el FMI y aseguró que es Alberto Fernández el que “tiene la lapicera”, en referencia a quien tiene el poder de decisión en el gobierno nacional. En ese momento en la Casa Rosada la carta se tomó como una señal de apoyo que colaboró, involuntariamente, con el plan de obtener centralidad del Presidente.
Sin embargo, la desconfianza entre los diferentes sectores que integran el Frente de Todos nunca se termina. Existió apenas se formó la coalición, existe al día de hoy y existirá en los próximos años. Sin embargo, esa relación en la que siempre se miran de reojo, no impidió que le Gobierno haya podido avanzar logrando acuerdos internos.
El último que intentan exponer como un pacto cerrado es el que marca el rumbo de la negociación con el FMI. Tanto en el kirchnerismo como en el albertismo aseguran que hay una sola estrategia para cerrar el acuerdo con el Fondo en un plazo relativamente corto.
Más allá de las muestras de buena voluntad, el discurso de Cristina Kirchner es esperado dentro del Gobierno. La última vez que habló en público fue el 16 de octubre, en la ex Esma, durante el Encuentro Nacional de Jóvenes de La Cámpora. Allí le hizo un guiño al empresariado al decir: “Necesitamos una alianza virtuosa entre el capital y el trabajo”.
Después provino un largo tiempo de silencio. Que se extendió hasta el día del cierre de campaña en Merlo, donde fue ella la que recibió un guiño, en esta oportunidad de Alberto Fernández, quien marcó un camino de unidad. No le devolvió la gentileza. Aquella tarde tuvo un trato frío con el Presidente. Tres días después, por recomendación médica, se ausentaría en el búnker donde el Gobierno celebró la derrota.
Ese evento fue el último que tuvieron el Presidente y la Vicepresidenta en forma pública. Por eso hoy se producirá el reencuentro frente a la militancia. Esta tarde van a movilizar los movimientos sociales, La Cámpora y algunas agrupaciones municipales. La CGT se adhirió al acto a través de un comunicado, pero no moverá a sus afiliados por las calles porteñas.
En el círculo de confianza del Presidente dicen que la iniciativa del acto fue de Fernández y que esperan que aproveche esta nueva instancia para seguir marcando que el centro de conducción del Gobierno está en sus manos. En parte es lo que hizo este miércoles cuando se refirió a su vínculo con la Vicepresidenta durante una entrevista: “Con Cristina Kirchner en muchas cosas no pensamos igual pero el que decide finalmente soy yo”.
La invitación de Lula al acto del viernes tensó la relación entre la Casa Rosada y el gobierno de Brasil
El tercer discurso, que será el primero en el orden cronológico, estará en poder de Lula da Silva. La invitación del ex presidente brasileño tensó la relación entre la Casa Rosada y el actual mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, que decidió que la cumbre de presidentes del Mercosur, que iba a realizarse de forma presencial, finalmente, sea virtual. Fue un gesto frente a su disgusto.
Se prevé que Lula da Silva será candidato a presidente de Brasil, pero además es el principal rival político de Bolsonaro en el país vecino. En el gobierno brasileño no cayó bien la presencia del ex mandatario, que siempre tuvo lazos muy cercanos con Néstor y Cristina Kirchner, y que fue visitado en la cárcel por Alberto Fernández, en julio del 2019, cuando era candidato a presidente.
Este viernes para el Gobierno también significa el final de una primera etapa de gestión que estuvo muy marcada por la pandemia. Dejar atrás la gestión sanitaria y las elecciones, e iniciar un proceso donde el punto de inflexión es lograr el acuerdo con el FMI.
El oficialismo imagina un 2022 con una mejor situación económica. La reactivación de la economía es una de las claves para que el peronismo pueda levantar el Gobierno. En tanto, la hoja de ruta política dependerá de cómo fluya la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Un relación cambiante sin resultados previsibles.
Comentá la nota