Fue campeón de kick boxing y guardaespaldas de Guillermo Moreno. Irá de candidato contra el massismo en Escobar.
–Mirá Dani, me está acompañando la gente, estoy con una listita vecinal y me gustaría pintarla de naranja.
–Bueno, dale, arrancá.
Ese fue el primer diálogo que mantuvieron hace tres meses en la casa de Daniel Scioli, el anfitrión y el ex campeón mundial de kick boxing y flamante candidato a intendente de Escobar, Jorge “Acero” Cali. Desde entonces las reuniones en La Ñata y en La Plata. “Empezamos a trabajar juntos. Le paso informes y él me marca cosas para ver”, le explica por teléfono a Clarín el ex deportista nacido en Ciudadela y que vive desde hace 7 años en un barrio privado de Escobar.
Después de un año de negociaciones, Cali abrazó la fe sciolista, lejos de las declaraciones que prodigaba durante el Mundial, cuando no le importaba si el gobernador sería “Scioli, Insaurralde, Massa o Cacho Castaña”.
Su mesa chica la componen, entre otros, Ernesto Zuccala –ex hombre de Francisco De Narváez– y el ex arquero de San Lorenzo, Oscar Passet. El diputado Jorge Landau, presidente del PJ de Escobar y apoderado del partido a nivel nacional, recibió la semana pasada su ficha de afiliación. “Hay que consultarle. Pero mi mejor consejero es el pueblo, el de la clase humilde y el de la clase alta”, insiste Cali.
Retirado hace casi dos años, fuera del ring golpea al intendente interino de Escobar, Walter Blanco, y a su predecesor, Sandro Guzmán, de licencia tras haber sido electo diputado por el massismo. Cali denuncia la falta de seguridad y el estado del hospital. No importa si son responsabilidades del Estado provincial o si Scioli compartió su boleta con Guzmán en 2011. “Cada intendente asume un compromiso. La cabeza está podrida. Quienes tomaron compromisos para administrar no lo hicieron. Hay calles que figuran asfaltadas 5 veces y son de tierra. ¿Adónde está la plata?”, pregunta “Acero”.
Mucho menos duro se muestra con el líder del PRO, Mauricio Macri. “Hay que asimilar todo lo bueno y quiero volcar en Escobar el reciclaje que propone Macri. No soy de River o de Boca. Soy un peronista abierto, estamos en 2014. Con Macri tengo la mejor, no lo conozco”, afirma.
Su contacto antes habitual con funcionarios de la Casa Rosada se fue apagando al mismo tiempo que el poder de sus amigos Julio De Vido y Guillermo Moreno. “Han dejado de andar los teléfonos. No sé quién está en la mesa chica. Antes me llamaban y yo iba”, dice con cierta nostalgia. Rechaza –aunque algunas fotos sugieran lo contrario– que fuera guardaespaldas del ex secretario de Comercio. “Que me usen para pegarle a mis amigos es un orgullo”, infla el pecho.
Entre sus propuestas se cuentan un plan hidráulico contra las inundaciones y nuevas cloacas y agua potable. Pero lo que más le preocupa es la corrupción. Algunos escándalos lo rozaron últimamente. Jugador de póker, le tocó cruzarse con el valijero de Lázaro Báez, Leonardo Fariña, en Punta del Este, y estuvo interesado en comprar la empresa de limpieza del padre de Federico Elaskar, ex titular de la financiera SGI, conocida como “La Rosadita”. Y su nombre encabezó la lista de famosos con autos radicados en Vaca Muerta en busca de beneficios impositivos.
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