Fue el 11 de octubre del año pasado a las tres y media de la tarde. El hecho, tuvo gran implicancia en la vida política de San Juan y una fuerte repercusión en todo el país. También marcó la finalización abrupta de la campaña proselitistas para las elecciones legislativas de aquel mes.
El mandatario era acompañado de un puñado de dirigentes y funcionarios y una combi con periodistas que habían viajado esa madrugada hasta Valle Fértil para cubrir la visita. Terminó el almuerzo, y a los postres el gobernador decidió regresar a la Capital. Nadie imaginaba lo que pasaría minutos después.
Al helicóptero que estaba estacionado en un descampado de la calle Tucumán al mando del piloto Aníbal Touris, subieron Gioja, Daniel Tomas y Margarita Ferrá de Bartol en los asientos traseros, y el secretario privado Héctor Pérez se sentó adelante, al lado de Touris, después de despedirse del intendente Francisco Elizondo, pero apenas la máquina empezó a elevarse, una nube de polvo invadió todo y un enorme chispazo se vio en el aire, en medio de una fuerte explosión que dejo sin luz a toda la Villa San Agustín.
Después el desastre, la tragedia, la desesperación y el desorden de quienes corrían a ayudar a los heridos esparcidos alrededor de la máquina que aún tenía el motor encendido.
Los heridos fueron llevados hasta el Hospital Alejandro Albarracín donde recibieron la primera atención.
Gioja y Pérez fueron entubados, Tomas inmovilizado y Touris, que era quien menos heridas tenia recibió atención y fue compensado.
Un par de horas después, llegaban a San Agustín otros dos helicópteros y en San Juan se alistaba todo para recibir a los accidentados. Mientras tanto, el país entero estaba en vilo porque no se sabia la gravedad de las heridas del gobernador, pero se temía lo peor por el fallecimiento de Margarita Ferrá de Bartol, que quedó debajo del helicóptero.
En el mismo momento, mientras Daniel Tomas empezaba a ser trasladado en una ambulancia hacia la Capital, Gioja y Pérez eran subidos al helicóptero de Walter Gallardo para iniciar el vuelo sanitario cuidados por el médico terapista Matías Espejo.
Un rato mas tarde llegaban a la Terminal de Ómnibus en medio de una multitud y un vasto operativo de seguridad. Los rostros eran de preocupación y de congoja. Había incertidumbre y temor.
Las primeras novedades se conocieron ya entrada la noche: Gioja había sido operado para sacarle el baso que había estallado. Estaba grave y su pronóstico era reservado. Mas tarde, en la madrugada debieron operarlo por segunda vez, y así empezó un tiempo de oraciones, rezos, manifestaciones de afecto, visitas importantes y partes médicos que a veces daban buenas noticias y a veces otras no tanto, durante 44 días, hasta que la familia del gobernador decidió trasladarlo a Buenos Aires.
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