Más de 200 personas en la jornada regional sobre abuso sexual infantil realizada en el salón comunitario de la Cooperativa de Electricidad de Trenque Lauquen.
La presentación estuvo a cargo del titular de la Departamental, comisario mayor Gustavo Esteban y de la asesora de menores Ana Marìa Hernández Gómez. También dijo algunas palabras liminares el presidente del Colegio de magistrados y funcionarios, el juez Jorge Juan Gini.
Los tres dieron paso al primer disertante, Pedro Alejandro Gutiérrez, integrante del Tribunal Oral Criminal y autor de los libros “El menor víctima del abuso sexual”, “Delitos sexuales en la infancia”, “Homicidio Piadoso” y “Homicidio y lesiones en lactantes”.
La disertación de Gutiérrez se extendió noventa minutos; hubo preguntas y aportes de los asistentes y luego, el espacio del refrigerio. La jornada culminó la disertaciones de las psícólogas Nora Filippa y Marcela Zavalìa de Trapiella quienes explicaron los lineamientos del trabajo que les compete en las situaciones apuntadas.
El compromiso
En sus breves palabras el juez Gini se había referido a Gutiérrez como alguien “que en sus libros no nos conduce a un laboratorio sino a la realidad y nos enseña a leer los problemas y eso seguramente es lo que vamos a compartir”.
Y eso fue lo que hizo Gutiérrez “… no digo lo que hay que hacer sino para que se piense; sin la palabra compromiso nada de lo que digamos o hagamos vale algo”.
Centró sus palabras en el trato que debe dispensarse al chico que ha sido objeto de un abuso, sea el grado que fuere “… porque no vamos a hablar del nene feliz sino del que es víctima.”
Fue desgranando todo el proceso que va desde la noticia del hecho y la denuncia hasta el juicio. Y la necesidad de que cada una de las secuencias se cumpla acabadamente para que el resultado sea un acto de justicia.
Apuntó a la necesidad de que el paso del chico abusado por los distintos estamentos de la causa sea “uno y único” a fin de evitar la revictimización. Como disparador de este punto se proyectó un video de factura española en el que se muestra a una niña a la que media docena de personas –desde la madre hasta el juez- le insisten “contame lo que te pasó” haciéndole revivir el calvario sufrido.
Saber escuchar
Algunos de los puntos de la medulosa disertación del doctor Gutiérrez:
- El chico debe ser sujeto de un solo interrogatorio a cargo de los profesionales de la psicología “que es el trabajo quirúrgico, doloroso pero necesario”.
- Todo aquél –incluidos los padres- a quien el menor abusado se confìa, debe escuchar sin preguntas retóricas o inferir respuestas; preguntar sólo lo indispensable. Y acudir de inmediato a denunciar para que se sigan los pasos correspondientes.
- El chico, una vez conocido el problema, debe ser envuelto en un clima de cariño y confianza; que sepa que estará protegido, sin rebobinamientos estériles del tema.
- A partir de la denuncia, todos los que deban actuar – como policías y médicos- deben llegar al grado de profesionalidad necesaria para no sumar más angustia en la víctima.
- “No pongo en duda la buena intención, pero hay que saber cómo se procede; el chico no debe ser interrogado por la Policía, ni aunque esté la madre adelante, lo tiene que hacer un profesional”.
n Se resaltó la conveniencia de que los exámenes médicos puedan ser efectuados por personas del mismo sexo de la víctima. Y que al momento de la revisación no estén presentes mas que el familiar de la víctima y a lo sumo una enfermera.
- La familia del chico debe ser orientada para que pueda actuar sin agregar más drama al ya existente. Puso como ejemplo de lo que no debe ser que los padres se culpen mutuamente por lo sucedido o que expliciten deseos de venganza por mano propia; todo dicho al alcance de los oídos del chico.
- Desaconsejó la práctica que entraña que el menor abusado firme la denuncia. Y recalcó que se trascriba el lenguaje del chico y no introducir palabras que no estén en su vocabulario (“Si el chico dice pitín o pitulìn, consignarlo y no escribir pene porque cualquier defensor se agarra de eso para decir que no el testimonio no es verdadero”).
- “El chico es una esponja y absorbe cada uno de los momentos que le toca vivir después de los hechos consumados. La injerencia de los mayores –llenos de buena voluntad- puede hacerles alterar el relato, entrar en contradicciones y todo eso juega a favor del abusador y de su defensa”.
- El compromiso es de todos para que se pueda llegar a la construcción de un protocolo en el que cada uno sepa lo que tiene que hacer. Y aplicar la imaginación para resolver situaciones que se escapan de los manuales.
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