El expresidente y la ministra de Seguridad compartieron, en extremos opuestos, la mesa principal con Karina Milei; las bromas entre Zago y Marra y las conversaciones de Majdalani con Cerimedo
Maia Jastreblansky
Mauricio Macri y Patricia Bullrich intercambiaron un saludo protocolar justo frente al escenario del primer piso del Goldencenter. Ella –dijeron los testigos– lo felicitó por haber obtenido la presidencia de Pro. Hacía tiempo que no se veían. El exmandatario se sentó al lado del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, su amigo. Y la ministra de Seguridad se ubicó varias sillas de por medio, en el otro extremo de la mesa cinco, la más importante del salón. Fue el primer reencuentro decisivo de la cena de la Fundación Libertad, que tuvo al presidente Javier Milei como principal orador.
Unos minutos después, a la mesa principal de los referetes de Pro se sumó Karina Milei, que llegó acompañada de la diputada libertaria Romina Diez (Santa Fe). Su hermano, el Presidente, entró al salón por un costado, sin pasar por las mesas, y subió directamente al escenario para dar un extenso discurso.
El operativo de seguridad se hizo sentir en varios tramos del evento. Al ingreso, efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) escanearon a los invitados con detector de metales. El jefe de Estado estuvo escoltado por los custodios oficiales y por los guardaespaldas privados que lo acompañan desde la campaña.
Frente al atril, Milei saludó al “presidente” Macri, a Lacalle Pou y a su ministra de Seguridad. “Doctora Bullrich, genia Patricia”, le dijo. A Federico Sturzenegger, que estaba cerca del escenario, lo llamó “coloso” apenas lo identificó. Entonces, el jefe de Estado empezó a disertar sobre economía, como hace siempre, porque es la única materia que le interesa. Nadie en la política tradicional sabe explicar por qué, pero hasta acá ese discurso a Milei solo le trajo éxito político.
“Lo que muchos en Pro no terminamos de explicar es como él, rompiendo todos los manuales y con dos escarbadientes, nos ganó a todos”, comentó un referente cercano a Macri.
No pasó desapercibido, eso sí, el histrionismo que el Presidente imprimió en su discurso, donde no se privó de despotricar contra los economistas y dirigentes que lo critican, lanzar chistes subidos de tono y hasta imitar voces. En un tramo Milei mencionó “el tuco y los fideos”. Algunos invitados comentaron que en ese momento,Carlos Melconian se paró de su asiento y se fue. Otros aseguraron que el economista se había retirado antes. Fue la comidilla del resto de la velada.
Justo antes de Milei había disertado Lacalle Pou con un mensaje en un sentido muy distinto al del libertario. “Tenemos que tener un Estado fuerte para que el individuo pueda gozar de la libertad”, dijo el mandatario uruguayo. “Hay que ser firme con las ideas y suave con las personas”, agregó, además de destacar los valores de la tolerancia y la libertad de expresión. Sus palabras no parecieron casuales.
La cena de la Fundación Libertad mezcló a la primera plana de La Libertad Avanza (LLA) con la de Pro, en un ámbito inédito. En el salón estaban la mayoría de los ministros del Gabinete: Luis Caputo, Sandra Pettovello, Mario Russo, Guillermo Francos, Diana Mondino y Luis Petri. No estuvo el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, aunque sí su segundo, José Rolandi.
En el cocktail inicial se lo vio al exministro de Economía Hernán Lacunza conversando con el diputado libertario José Luis Espert. Y a uno de los gurúes digitales de Milei, Fernando Cerimedo, charlando con Silvia Majdalani, otrora señora 8 de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante el macrismo.
El diputado Oscar Zago, expulsado como jefe del bloque de LLA en Diputados, disfrutó del evento sin el peso del cargo institucional. “No nos sentemos en la misma mesa”, bromeó cuando lo cruzó al legislador Ramiro Marra, otro de los marginados de la mesa de decisiones partidarias que comanda Karina Milei.
En el salón deambulaban dirigentes relevantes del radicalismo, como Enrique “Coti” Nosiglia y Ernesto Sanz. Cerca de ellos sentían que el martes habían fijado agenda con la educación, algo que hasta acá no había logrado ningún otro sector de la oposición frente al todopoderoso fenómeno libertario.
Parte de la conversación de la sala giró sobre ese tema. Había quienes creían que, con la marcha universitaria, apareció el primer límite simbólico para el Gobierno. Y quienes opinaban que Milei tiene su capital invertido en bajar la inflación y que por ahora es invencible en la opinión pública.
José Luis Espert, en la cena anual de Fundación Libertad 2024Fundación Libertad
En el cocktail inicial, que permitió los intercambios más fructíferos entre dirigentes, había un vip en donde Macri se detuvo unos minutos antes de pasar al salón. El expresidente dialogó allí con dos ministros del gabinete actual: Francos (Interior) y Petri (Defensa).
Recién llegado de Dubai, con algo de jet lag, Macri le dijo a sus interlocutores que no había podido ver ni la cadena nacional del lunes ni la marcha de las universidades. “Cada uno tiene su estilo –dijo sobre el mensaje presidencial para festejar superávit del primer trimestre–, él tiene el suyo y mal no le va”, comentó Macri, que terminada la cena de la Fundación Libertad se iba a embarcar en otro viaje que lo mantendrá lejos de Buenos Aires hasta el 6 de mayo.
José María Aznar, en la cena anual de Fundación Libertad 2024Fundación Libertad
Durante el evento, Francos siguió con el traje de ministro del Interior puesto. Se lo vio dialogando con Melconian, uno de los aludidos por la cadena nacional presidencial cuando Milei habló de “petardistas tribuneros”. El ministro también conversó con el gobernador de Santa Fe, el radical Maximiliano Pullaro, justo en los momentos cúlmines del debate de la ley Bases y el paquete fiscal.
Cuando Milei dio su discurso también lo saludó a Francos. Pero minimizó una vez más a la tarea política: dijo que él va a corregir la economía con el ajuste fscal y el saneamiento del Banco Central, aunque la casta esté en contra, con o sin leyes ómnibus.
Al finalizar, Milei bajó a saludar a los invitados más relevantes. Primero le estrechó la mano a Lacalle Pou y luego abrazó a Macri. “¡Presi!”, exclamó. A partir de allí lo abordaron dirigentes y empresarios para saludarlo mientras él rodeaba poco a poco la mesa principal. El abrazo más efusivo, Milei se lo dedicó a Bullrich.
El jefe de Estado se retiró por un lateral, sin detenerse a cenar. Casi al mismo tiempo, Macri abandonó la escena.
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