A pocas horas de conocerse las listas que competirán en las elecciones primarias de agosto, el Frente Renovador tuvo su primera crisis, produciéndose la deserción de Mario Oscar Abraham, que ocupaba el cuarto lugar en la lista de concejales del acuñismo.
Mario Abraham se ha reconocido más de una vez como admirador del gobierno nacional, pero siempre privilegió su relación con Luis Acuña, uno de los dirigentes más detestados por el kirchnerismo.
Con el protagonismo creciente de Juan Zabaleta como referente del Frente para la Victoria, más de una vez Abraham se mostró propenso a tener un vínculo más estrecho con el ahora candidato a intendente. Esos diálogos se intensifican en períodos electorales. Pasó en el 2013, volvió a pasar este año. Pero luego de algunos amagues termina sometiéndose a la jefatura de Luis Acuña.
Esos vaivenes, que algunos pueden llegar a leer como un desprecio a las ideologías y a las convicciones, son explicados por Abraham en términos muy prácticos: “tengo un acuerdo y una alianza con el intendente, coincidimos en un montón de cosas, en otras no, pero mi compromiso es trabajar por el pueblo y no quiero mezclar las cosas, yo tengo mi posición y la discuto para adentro, no para afuera”.
Pero parece que las cosas se mezclaron, y ese ir y venir, tratando de estar en todos lados, lo lleva a quedarse sin el pan y sin la torta.
Abraham, además de concejal, es también Secretario de Organización del Federación Gráfica Bonaerense, que conduce el histórico dirigente Raimundo Ongaro, un gremio que siempre se manifiesta en defensa del Proyecto Nacional y Popular, y ha expresado en más de una ocasión su apoyo a la gestión de Néstor y Cristina Kirchner.
Esa dualidad de ser kirchnerista en el sindicato y anti K en el municipio, hace suponer que Mario Abraham estuvo en una posición incómoda, sin embargo supo manejarse con cierta habilidad, aunque sin poder evitar ser visto como un oportunista.
Abraham llegó a concejal de Hurlingham en 2007, cuando ingresó por el Movimiento HACER por Buenos Aires, una lista colectora del Frente para la Victoria, que enfrentó a Luis Acuña. Apenas asumido, abandonó ese espacio y se sumó al oficialismo local, con un pragmatismo sorprendente.
Esa fidelidad acuñista le permitió ser reelecto en el 2011. Fue una elección fácil merced al arrastre del gran triunfo obtenido por Cristina Kirchner. En el 2012, cuando el kirchnerismo no podía disimular el cansancio y el rechazo que le provocaba Luis Acuña, Abraham mantuvo posiciones favorables al gobierno nacional: “admiro y admiré a Néstor Kirchner porque fue un dirigente que cambió la Argentina, pudimos recuperar las paritarias; se jugó por los derechos humanos, ha dado participación a los jóvenes, y permitió que se pueda creer de nuevo en los dirigentes políticos”.
Sin embargo, en el 2013 cuando Luis Acuña decidió profundizar las críticas a la presidenta de la Nación y al gobernador Daniel Scioli, formando parte de la oposición liderada por Sergio Massa, Abraham eligió irse con Acuña, no como otros compañeros de su bancada, que optaron por quedarse en el Frente para la Victoria y romper con el intendente, como hicieron Hilda López, Miguel Quintero, Ernesto Benítez, Mario Palleiro, Carmen Cittadino y varios funcionarios que renunciaron al municipio.
La pleitesía a Luis Acuña, parecía tener su premio cuando su nombre apareció como cuarto candidato a concejal para estas elecciones. Guardaba desde ese lugar la esperanza de obtener una nueva reelección de su banca. Pero algo pasó y quedó afuera de la lista del massismo. El 10 de diciembre culminará su mandato como concejal, después de 8 años.
Comentá la nota