El dirigente planteó el desafío de construir una mayoría política pero con una clara centralidad del peronismo. Y cuestionó a Milei: "Es el primer presidente de la historia argentina que descree abiertamente de la democracia".
Por Hernán Kloosterman.
Juan Manuel Abal Medina criticó con dureza las primeras medidas del gobierno de Javier Milei, pero no se quedó solo en eso. El exjefe de gabinete y exsenador nacional hizo una autocrítica de la gestión del Frente de Todos y planteó algunos lineamientos para el armado de un espacio opositor importante. En ese sentido, no dudó en remarcar la necesidad de construir un movimiento nacional “con el centro en el peronismo, pero con un lugar relevante del radicalismo”.
El dirigente del Movimiento Evita pasó por Mar del Plata para presentar el libro escrito por su padre “Conocer a Perón” y en un mano a mano con LA CAPITAL cuestionó al Gobierno actual pero se mostró esperanzado. “La brutalidad de las políticas de Milei obliga al peronismo a recuperar su esencia”, destacó.
Abal Medina consideró que en el próximo espacio opositor, “el centro tiene que ser el peronismo”. “En estos cuatro años, faltó peronismo. Hubo muchas cuestiones de derechos y de género, pero el pueblo argentino nos votó para vivir mejor y no cumplimos”, analizó.
De cara al surgimiento de los próximos líderes del espacio, consideró que Sergio Massa “está en condiciones perfectas para hacerlo”. “En un momento muy difícil, él la llevó bastante bien”, argumentó.
– ¿Cómo se reorganiza la oposición y qué rol tendrá el peronismo?
– Un rol central, porque tenemos por primera vez un gobierno que abiertamente desprecia las bandera centrales del peronismo. Si bien esto ocurrió varias veces en la historia, es la primera vez que alguien lo dice públicamente. Cree que la justicia social es algo muy malo, que los 100 años de democracia han sido muy negativos. Por lo tanto, obliga al peronismo a recuperar una esencia, un lugar que tiene que ver, como le gusta decir a mi viejo, con cómo construir una mayoría política, a partir de la mayoría social que el peronismo representa. Para eso tenemos que trabajar mucho.
– ¿Y cómo se construye esa mayoría política?
– Con consignas claras, siendo autocríticos y reconociendo que estos cuatro años de la gestión del peronismo han sido muy malos y no negándolos. Si no, la gente no nos va a entender. Es obvio que no nos van a creer si no nos hacemos cargo de que estuvimos mal, muy lejos de las expectativas, que no cumplimos con la promesa electoral. Y presentando para adelante un proyecto y un programa de gobierno que permita que el peronismo vuelva a ser una mayoría social. Un programa que hable de crecimiento, de igualdad, temas centrales en el peronismo.
– ¿Imagina un espacio amplio, con muchos sectores incluidos, luego de la experiencia fallida en lo político del Frente de Todos?
– Tiene que ser una mayoría más clara peronista. El centro tiene que ser el peronismo. En estos años, el Frente de Todos tuvo distintas versiones y una mirada más del progresismo, más cercana a esos espacios, que tienen que ser parte importante, pero el centro tiene que ser el peronismo. El peronismo es distribución del ingreso, igualdad social y que todos puedan vivir mejor cada día. Lo otro viene por añadidura, no hay que confundirse. En estos cuatro años, faltó peronismo. Hubo muchas cuestiones de derechos y género, pero el pueblo argentino nos votó para vivir mejor y no cumplimos.
– ¿Quiénes pueden ser los líderes de la nueva etapa?
– Todavía no. Venimos de una derrota, hay que reconocer que nos ganó alguien que hace cuatro años prácticamente nadie conocía, con lo cual tenemos que hacernos cargo. Pero para adelante, tenemos algunas cosas a favor. Con todo lo mal que le fue al gobierno, con Sergio Massa se logró un resultado electoral relevante, ganamos la primera vuelta. Muchos se olvidan, pero eso importa. Hay que pararse en ese lugar, siendo respetuoso del voto popular pero plantar muy fuerte nuestras banderas y las cuestiones que no estamos dispuestos a permitir que se cambien, fundamentalmente, los derechos de los trabajadores y del pueblo.
– ¿Lo ve a Sergio Massa con intención de liderar un espacio?
– Eso lo definirá él pero creo que está en condiciones perfectas para hacerlo. En un momento muy difícil, él la llevó bastante bien y estuvimos muy cerca de ganar en primera vuelta.
– ¿Axel Kicillof asoma como otro de los puntales?
– Sí, obviamente tiene la dificultad enorme de gestionar con un presidente como este y las dificultades que le va a poner. Pero estoy convencido de que lo va a hacer de muy buena manera y va a ser parte de este proceso.
– El gobierno actual tomó medidas prácticamente inéditas. ¿Esperaba algo así?
– Es el primer presidente de la historia argentina que descree abiertamente de la democracia. Hay muchos que lo creían pero nadie se había atrevido a decirlo.
– ¿Cuánta tolerancia cree que puede tener el electorado?
– Nadie lo va a hacer cargo de la situación económica a él. Recordemos que la catástrofe del macrismo y los errores de nuestro gobierno lo llevaron a ganar. Por ahora, mucha gente de la que lo votó no se quiere hacer cargo. Hay que ser consciente de eso, esperar que pase el tiempo y desde nuestro lugar marcar fuertemente las cuestiones que uno no negocia. ¿Por qué tan rápido un paro general? Porque por qué tan rápido un DNU que le quiere sacar todos los derechos a los trabajadores. Tenemos que pararnos en lo sectorial, la CGT está jugando un rol muy importante, los movimientos sociales como la UTEP también, con el tema de los comedores. Este gobierno va a tener que empezar a hacerse cargo porque ya gobierna.
– ¿Milei va a poder llevar a cabo lo que se propone?
– Lo está llevando a cabo de la manera más drástica. Lo que está haciendo Milei es un ajuste brutal básicamente parando en gasto, con una devaluación brutal. Son modelos que en el mundo no han funcionado.
– ¿Teme que haya algún desborde social si la situación se profundiza?
– Sí, espero que no. Espero que haya sensatez, que esa visita que tuvo con el Papa le haya servido para pensar una cuestión un poco más amplia como el tema de la gente que no tiene qué comer. Nuestra tarea es recordar permanentemente que hay argentinos que la están pasando muy mal y no se pueden hacer experimentos.
– ¿Cree que en los últimos cuatro años faltó tomar medidas que por ahí no eran simpáticas pero sí necesarias?
– Sí. Nuestro último gobierno quedó preso desde el principio de una interna absolutamente improductiva. Una discusión que más allá de Cristina y Alberto, se trasladó a cada ministerio y a cada área. Fue una cosa muy irresponsable y la gente castigándonos tuvo razón. Porque el peronismo no puede estar discutiendo para adentro cuando tiene que gobernar para afuera y tomar medidas. Nuestra promesa electoral fue “Vótennos para volver a comer asado y no se cumplió”. Y hay que hacerse cargo de eso.
– De cara a un armado futuro, ¿se puede volver a repetir una situación de ese tipo?
– No, por suerte todos aprendimos del costo que tuvo y, de alguna manera, la campaña de Sergio Massa lo demostró. Todos nos dimos cuenta de que estábamos tirando mucho de la cuerda y había que dejar de discutir para adentro e ir para adelante. Si bien no se logró, estuvimos cerca.
– ¿Se debe reunir a muchos sectores?
– Muchas actores, con más centralidad del peronismo, con la CGT como un actor importante. Pero también un espacio que desde el peronismo pueda convocar a algo más amplio. La oportunidad que nos da Milei por la brutalidad de sus políticas nos permite reconstruir alguna idea de unidad con sectores del radicalismo. Imagino a muchos sectores del radicalismo que estarán más cerca de nosotros en un futuro. Hay que construir un movimiento nacional, con el centro en el peronismo pero con un lugar relevante del radicalismo. Puede ser una idea interesante para construir una mayoría social y traducirla en política.
– La unidad nacional fue uno de los ejes de campaña pero no prendió. ¿Quizás no era el momento histórico?
– No, porque todavía el radicalismo estaba muy en contra de lo nuestro. Pero esa idea de recuperar la mayoría, de recuperar los grandes partidos nacionales es importante. Y sectores del PRO también; hay muchos que tienen poco que ver con la prédica de Milei.
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