Pequeños de tres divisiones de primer grado de la Escuela Nº160 Nuestra Señora de la Misericordia promovieron ayer la importancia del símbolo que lleva los colores nacionales celeste y blanco.
Al menos un centenar de pequeños integrantes de tres divisiones de primer grado de la Escuela Nº160 Nuestra Señora de la Misericordia coparon la peatonal Junín acompañados de Roxana, Mariel y Mónica, las docentes que con entusiasmo guiaban a los pequeños, quienes se concentraron en la plaza Juan de Vera.
“Todos los años venimos porque se pretende que todos lleven una escarapela y si no vienen los chicos de primero lo hacen los de tercero”, dijo a época Roxana, quien con una cálida sonrisa incentivaba a los chicos para que cuenten el motivo que los congregó a entregar el símbolo patrio a la comunidad.
Se trata de las divisiones A, C y E de primer grado de la institución religiosa, que se hizo presente en el paseo capitalino para promover el uso de los colores de la patria.
La actividad se desarrolló ayer por parte de los alumnos del turno mañana, y también de la tarde, quienes pese al frío cumplieron gustosos con la jornada educativa.
Por estos días las escuelas primarias y jardines correntinos poseen una singular belleza. Con el esfuerzo de docentes y alumnos se adornan los establecimientos con guirnaldas e ilustraciones hechas con mucho esmero por parte de los chicos, a propósito de las celebraciones en mayo, mes que condensa los recordatorios de la independencia argentina.
En el caso de la escarapela es un emblema que producto de una actitud espontánea, en mayo de 1810, comenzaron a utilizarse con los colores celeste y blanco cuyo uso fue reconocido el 18 de febrero de 1811, por pedido del Triunvirato, pero se conmemora desde 1960 el 18 de mayo.
Cabe recordar que Feliciano Antonia Chiclana, Manuel de Sarratea, Juan José Paso y Bernardino Rivadavia (como secretario) enviaron al jefe del Estado Mayor Conjunto el texto en el que se resuelve y reconoce el uso de la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal “la de dos colores blanco y azul celeste”, quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían.
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