San Salvador de Jujuy es la capital de la provincia de Jujuy, conocida como la “Tacita de Plata” por su pequeño tamaño y por el modo especial de estar emplazada en la boca del valle de Jujuy, a pocos kilómetros del comienzo de la quebrada de Humahuaca...
Es centro de servicios primario y administrativo para una variedad muy grande de actividades agrícolas, ganaderas, mineras e industriales que se desarrollan en la provincia.
Ha sido siempre un centro cultural regional y, desde hace veinte años, su universidad ha producido un importante impulso científico, destacándose la reedición de obras clásicas vinculadas con la historia y geografía jujeñas.
El centro -enmarcado por los cauces de los dos ríos- se complementa con los barrios de San Pedrito, Gorriti, Castañeda, Cuyaya y Mariano Moreno bordeando el Xibi Xibi. En lo alto de la meseta del oeste está Ciudad de Nieva; en el ancho cauce del río Grande, los barrios San Martín y Belgrano y, del otro lado del río, Los Perales y La Viña.
San Salvador de Jujuy tuvo tres fundaciones; las dos primeras, destruidas por los indios, fueron la Ciudad de Nieva en 1561, quizá en el lugar donde hoy se encuentra el barrio del mismo nombre, y San Francisco de Alava en donde hoy está el cementerio de la ciudad, muy cerca de la confluencia de los dos ríos.
La fundación definitiva de San Salvador del Valle de Jujuy, en abril de 1593, se instaló en el centro, equidistante de las anteriores fundaciones.
El sitio tiene una ubicación estratégica, en el límite entre la quebrada de Humahuaca y la llanura que se denomina valle de Jujuy, y una notable posición defensiva.
Este emplazamiento “entre ríos” que corren a corta distancia motivó que su plano de fundación fuera un rectángulo alargado de diez manzanas por cuatro, cada una de las cuales medía 440 pies de lado (126 metros). Las calles, a su vez, tenían 35 pies (10 metros) de ancho.
La ciudad progresó escasamente en los primeros tiempos: la cantidad de 45 vecinos al fundarse la ciudad en 1593 se redujo a nueve en 1607.
El siglo XVII vio comenzar la construcción de la iglesia matriz, la de los franciscanos y la ermita de San Roque, núcleo del hospital posterior, a pesar de la peste de 1630 y de las guerras calchaquíes que comenzaron ese mismo año.
Durante el siglo XVIII la ciudad prosperó y en el censo de 1779 tenía 2.000 habitantes. Las guerras de la independencia y contra Bolivia marcaron un gran retroceso urbano. El éxodo de 1812 -epopeya conocida en la historia argentina como “Éxodo Jujeño”-, con la consiguiente ocupación por el ejército de Pío Tristán, las posteriores ocupaciones y desocupaciones, en especial los saqueos realistas de Pezuela y Olañeta, en 1814 y 1818, motivaron a muchos jujeños a emigrar, especialmente a Buenos Aires.
En 1869 la ciudad tenía 3.000 habitantes. En 1894 se construyó el puente Pérez, de estructura metálica, el primero que comunicó el centro con la banda del río Grande; en 1903 llegó el ferrocarril, en 1909 la luz eléctrica y en 1910 circuló el primer automóvil.
Entre 1935 y 1950, la ciudad se expandió más allá de los dos ríos y aparecieron los barrios. A partir de 1960, la ciudad comenzó a crecer en altura y décadas después su población llega a multiplicar 60 veces la cantidad del primer censo nacional de 1869. En 2010 se determinó una población de 265.000 personas en el departamento Dr. Manuel Belgrano, cuya cabecera es la ciudad de San Salvador de Jujuy.
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