Las diferencias a la hora de tomar medidas frente la pandemia, sumado a varias encuestas que los ponen cabeza a cabeza a un año de las elecciones legislativas, son algunos de los motivos que terminaron poniendo distancia a la relación política entre el presidente de la Nación con el Jefe de Gobierno porteño
La actitud reiterada de tomar medidas diferenciadas a la hora del inicio de cada fase de aislamiento, lo que terminó generando una alta tasa de contagios por coronavirus y colocó a la Ciudad a las puertas de una crisis en su sistema de salud, las criticas internas que recibiera el presidente Alberto Fernández por parte del ala dura del kirchnerismo luego de considerar al jefe de Gobierno porteñó, Horacio Rodriguez Larreta, como su "amigo" y el desaire de este al negar tal posibilidad, sumado a las últimas encuestas que muestran a ambos dirigentes al tope de las encuestas a un año de las elecciones legislativas, son algunas de las razones que comenzaron a marcar el distanciamiento del gobierno nacional del Ejecutivo porteño.
Al inaugurar el miércoles último el Hospital Bicentenario de Ituzaingó, Fernández señaló que durante los últimos cuatro años en el país hubo una "metáfora del olvido", afirmó que la gestión de Cambiemos, encabezada por su antecesor, Mauricio Macri, le dejó al Gobierno "una deuda y un estado de cosas que cuesta mucho remontar" y en un giro inesperado, puso distancia con la gestión de Rodríguez Larreta, al afirmar que los adultos mayores que contraen coronavirus en la Ciudad deben atenderse en la Provincia de Buenos Aires porque en el distrito porteño "no tienen lugar" para hacerlo.
La postura del mandatario que comenzó a marcar una inflexión en la relación con el alcalde porteño, iba a ser abonada en las últimas horas por el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quién esgrimió que "con Larreta tenemos una coordinación lógica, como tenemos con otros gobernadores que tampoco son de nuestro espacio político" pero "amigo, amigo, no es, está claro".
Los resultados de tres encuestadoras -Management & Fit, Ricardo Rouvier & Asociados y D’Alessio IROL–Berensztein-, que marcan una estrecha paridad entre el presidente y el alcalde en la intención de los encuestados y que reflejan el hastío y la inquietud por la crisis económica que dejó el largo aislamiento, amén de la preocupación ante el incremento de hechos de inseguridad, serían algunos de los detonadores a la hora de poner distancia.
En los sondeos, si bien el Jefe de Estado figura como el dirigente con más imagen positiva seguido de Rodríguez Larreta, el alcalde de la Ciudad aparece con una imagen negativa muy baja, lo que indicaría que potencialmente todavía puede seducir a una gran cantidad de votantes.
Estos datos, que marcaron una señal de alerta en el Ejecutivo nacional, precipitaron los anuncios de la puesta en marcha de obras públicas en diferentes puntos del país, con la intención de oxigenar la económica y de generar la creación de nuevos puestos de trabajo de cara a la pospandemia, lo que, además, lleva un mensaje implícito, el de aplacar la angustia social frente a la crisis.
Otro dato que comenzó a enfriar la relación, fue la actitud hasta casi caprichosa de Rodríguez Larreta de continuar con la apertura de actividades pese a la reticencia del propio Fernández, del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y de muchos de los intendentes del conurbano, quienes entendían que la Ciudad estaba irradiando el virus al Área Metropolitana (AMBA) en medio del aumento de casos, lo que a estas alturas viene registrando picos alarmantes.
La actitud del Gobierno porteño de maquillar los datos que viene dejando la pandemia con argumentos poco creíbles, comienza a quedar al descubierto, y es que la cartera que comanda el ministro de salud porteño, Fernán Quirós, advirtió hoy que, en ese distrito, la ocupación de camas de terapia intensiva trepó en las últimas horas al 66,6 por ciento, en medio del recrudecimiento de infectados y cuando aún queda un largo camino por recorrer.
También la decisión del gobierno porteño de retirar la policía frente a las marchas anticuarentena donde iban a ser agredidos varios periodistas, y de reprimir luego, un acto en homenaje por el aniversario de la muerte de Santiago Maldonado -caso que en su momento aglutinó a gran parte de la oposición al gobierno de Mauricio Macri-, le pusieron un punto final a las buenas relaciones y marcaron el regreso a la politica de confrontación.
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