Hoy nuestra ciudad conmemora un nuevo aniversario y el recuerdo de aquellos aborígenes que regaron con su sangre estas tierras está siempre presente. Una historia rica e intensa
Los Kilmes fueron migrantes temporarios en Chile pero que se asentaron en Tucumán. La cultura de los Kilmes es definida como "la de montaña", sita en el noroeste del país, formando parte de los diaguitas calchaquíes junto a otras parcialidades que eran los pulares, luracataos, chicoanas, tolombones, yocaviles, tafís, hualfines, entre las más destacadas pero un denominador común de todos estos grupos era la lengua el cacá o cacán. Siempre se caracterizaron por resistir a los invasores y Juan Calchaquí fue uno de los más bravos guerreros de la resistencia indígena ante la dominación colonizadora.
Esta comunidad fue reconocida desde los tiempos iniciales de la conquista como consumados guerreros. En una crónica, el conquistador Diego de Torres, en 1612, los define como "la nación más belicosa de todo el valle", coincidiendo con la de otros contemporáneos que los describen como "los más temidos, numerosos y de más séquito".
Los Kilmes y los pueblos de la región como toda la cultura diaguita participan del culto a la Pachamama o Madre Tierra, práctica que también se realiza en Perú o Bolivia, se considera a esta imagen como dueña de la tierra y con tal motivo se le ruega por la fertilidad de los campos, el buen viaje del peregrino, el buen parto de las mujeres y la felicidad en todas las actividades de la comunidad.
En las creencias de estos grupos la Pachamama en muchas ocasiones está acompañada de Pachacamac (dios del cielo) también llamado Viracocha junto a sus hijos el sol y la luna, a quienes consideraban héroes civilizadores.
Un aspecto particular de estas culturas era que a pesar de tener un grado de saberes desarrollado, eran guerreros, faceta demostrada en la resistencia contra la llegada de los españoles y en especial los Kilmes eran considerados el grupo de diaguitas más belicoso. Existen aún hoy testimonios de una gran cantidad de recintos que han sido utilizados como fortalezas, por lo general acompañado de poblados. El instrumental bélico era muy variado y la guerra contra el español asumió las características de un fenómeno integral en el que participaba toda la comunidad, donde eran dominadores del arco y flecha, de las hachas de piedra y de las hondas. Otra de las tácticas que usaban era desviar los cursos de agua para quitarla a los enemigos o anegarles viviendas y sembrados para provocarles aludes de piedras.
Resistencia y destierro
A mediados del siglo XVII y después de numerosas sublevaciones, esta comunidad indígena fue dividida en grupos y deportada a la fuerza a distintos puntos del país, donde por lo general las características del clima y el paisaje eran opuestas a lo que era su hábitat cotidiano.
Hacia 1638 se inició un período de paz entre aborígenes y españoles pero hubo una "Tercera Guerra Calchaquí" con consecuencias irreversibles. Esta etapa comenzó en 1659, pero su líder no fue un hijo de la tierra como lo fueron Calchaquí y Chelemín, en este caso el cabecilla era el andaluz Pedro Bohorquez, que huyendo de la Justicia virreinal por numerosos delitos cometidos en el Alto Perú, llegó a Tucumán mintiendo a los calchaquíes a quienes les dijo que era descendiente inca y venía a liberarlos de la dominación española.
De esta manera logró gobernar durante dos años hasta que no pudo sostener más la mentira y se desembocó en el tercer conflicto.Por ese entonces el gobenador era Alonso Mercado y Villacorta que decidió cambiar las estrategias bélicas contra los aborígenes e invadirlos y atacarlos, logrando el sometimiento de muchas comunidades, luego fue trasladado a Buenos Aires y años más tarde regresó al noroeste.
Tras ser dominados los grupos eran enviados a otros destinos, los Kilmes fueron llevados a las costas del Río de la Plata en 1666 lo que se tranformó en la Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes, las familias fueron sometidas a trabajos forzados y sufrieron enfermedades.
Los aborígenes fueron desterrados tras un acuerdo que constó de la acción militar del gobernador de Tucumán, Alonso Mercado y Villacorta y el presidente de la Real Audiencia de Buenos Aires, José Martínez de Salazar, en tiempos en que Mercado y Villacorta era gobernador de Buenos Aires, con anterioridad a ser designado en Tucumán en 1664.
Sólo un pequeño grupo que partió desde Tucumán llegó a las inmediaciones de las costas del Río de la Plata donde realizaron trabajos forzosos y se incorporaron a la vida de los que residían en estas tierras deshabitadas y húmedas. Se presume que sólo unos cientos aborígenes llegaron a esta región y los destierros por parte de Mercado y Villacorta se repitieron años después. Los Kilmes se extinguieron hacia 1812.
El más belicoso, el cacique Juan Calchaquí
Juan Calchaquí fue un cacique Diaguita-Calchaquí es recordado por que junto a los Kilmes resistió la conquista española en el siglo XV por lo que fue considerado uno de los más valientes aborígenes de aquellos años. Cuando comenzó la conquista española, en 1561, formaron un gran ejército al mando de Juan Calchaquí logrando rechazar a los invasores hasta Santiago del Estero.
Pero en 1665 los conquistadores, que habían fundado varias ciudades a modo de cerco (la fundación de la ciudad de Jujuy cerró tal cerco por el Norte), lograron vencerlos. Para evitar rebeliones, los españoles dividieron y desarraigaron a los diaguitas. Por ejemplo, la mayor parte de los integrantes de la parcialidad de los kilmes, fueron obligados a caminar desde Tucumán hasta Buenos Aires, más precisamente hasta nuestro distrito.
De esta manera los diaguitas que resistieron a la invasión española fueron desarraigados o deportados al concluir la guerra diaguita, algunas parcialidades fueron tratadas con algo más de indulgencia al no haber participado en tal conflicto.
A 347 años, un distrito que crece a diario
La actualidad de nuestra ciudad marca desde lo estadístico el aumento demográfico que se ha producido en los últimos tiempos. Los datos del Censo 2010, arrojaron que el distrito de Quilmes se transformó en la quinta ciudad más poblada de la provincia de Buenos Aires con 580.829 habitantes.
Fue así que la información difundida el por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) sobre Quilmes dio un total de población de 580.829 habitantes. El total de hombres alcanzó 282.097 y el número de mujeres registrado fue 298.732. La cantidad de viviendas en el distrito ascendió a 187.387.
Así, Quilmes superaba hace tres años a sus distritos vecinos más cercanos, ya que Avellaneda contaba con 340.985 habitantes, Almirante Brown con 555.731, Lanús con 453.500, Florencio Varela suma 423.992 y Berazategui con tan sólo 320.224. Estos índices han crecido en estos tres años y marcan a Quilmes como la ciudad elegida por muchos para vivir, un terruño con identidad propia.
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